En el ámbito de los laboratorios ópticos, la experiencia no se traduce simplemente en años de vida. Al contrario, asociar automáticamente la edad con la experiencia laboral puede conducirnos al caos en muchas situaciones.

Aunque existen casos en que la combinación perfecta de años de vida y experiencia se presenta en armonía, al evolucionar con la tecnología, aquellos que llevamos algunos años en los laboratorios ópticos nos sentimos atacados, resistiéndonos al cambio y no damos nuestro brazo a torcer, con comentarios como “en mis tiempos esto se hacía de esta manera y no lo vamos a cambiar” o “las máquinas actuales no son tan buenas como las antiguas”, etc. etc. Es fundamental crear una nueva cultura que integre diversos elementos, combinando la experiencia de aquellos que tienen un conocimiento arraigado en la industria con la tecnología actual y sumando a nuestros jóvenes, ese personal nuevo que llega con todas las ganas de aprender y de aportar ideas frescas.

Tengo la fortuna de capacitar muchos jóvenes en diferentes áreas de los laboratorios y me sorprende la rapidez con que aprenden y superan, en ocasiones, mis propios conocimientos. Algo que me ayuda mucho a seguir evolucionando. Aunque, muchas veces pensamos que la juventud no quiere trabajar y solo desea hacer dinero con TikTok y las redes sociales, no podemos generalizar. En la industria de los laboratorios ópticos, la falta de capacitación y, más importante, la falta de motivación, son obstáculos para estos jóvenes.

Operar las máquinas modernas no se trata solo de presionar botones; debemos inculcar a todo el personal, tanto a los empleados más antiguos como a los recién llegados, la importancia de comprender lo básico, por ejemplo, conocer que los lentes son esenciales para la salud visual de los usuarios finales. Es fundamental cambiar el chip mental de simplemente producir a comprender la magia y apasionarse por los procesos, observar la geometría de los lentes, aprender sobre las enfermedades visuales y comprender las zonas de no visión de los progresivos, así como entender de alturas distancias, ángulos y todo este mundo mecánico oftálmico que nos es único.

Cuando todos entendamos que hay algo más allá de un salario después de cumplir un horario, despertaremos a la curiosidad, y se percibirá que trabajar en un laboratorio óptico es una oportunidad de crecimiento profesional y personal enorme, con mucho potencial significativo para desarrollar en el futuro.

No importa la edad ni la experiencia que tengamos, todo suma en el resultado final de un proceso….

Julio Jinesta. Ing. Industrial
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