El estado del embarazo implica que la mujer esté preparada para una gran cantidad de cambios dentro de su organismo. Estos cambios se dan a nivel hormonal, metabólico, vascular, hemodinámico e inmunológico. Todos los procesos involucrados afectan a todos los sistemas orgánicos del cuerpo de la gestante. En el caso de la salud ocular, se ha descrito que el ojo puede tener cambios tanto fisiológicos como patológicos en términos de sensibilidad corneal, cambios en el , la presión intraocular y la agudeza visual. Por otro lado, se han mencionado alteraciones serias como el queratocono, ojo seco, y empeoramiento de preexistencias como glaucoma, retinopatía diabética, o neuropatía oftálmica. Adicional a esto, también se conoce que existen manifestaciones oculares provenientes de alteraciones sistémicas relacionadas con el embarazo como la preeclampsia, la eclampsia, el síndrome de Sheehan, la hipertensión intracraneal idiopática, o la coagulación intravascular diseminada.(1)
Se piensa que las modificaciones en el sistema visual y ocular durante el embarazo, se deben a la liberación de placentarias, a las glándulas endocrinas de la madre, y a las glándulas adrenales del feto en formación. Anton et al 2021, realizó una revisión documental de la literatura científica, con el propósito de determinar los cambios oculares más relevantes producidos en la etapa de gestación. La recolección de información publicada en los últimos 20 años, revela los siguientes hallazgos seleccionados: 1. A nivel del segmento anterior, en la piel del párpado, el aumento de la melanogénesis y melanocitosis, genera una hiperpigmentación denominada cloasma. Entre tanto, la enfermedad de ojo seco es otra patología frecuente, y tal vez es causada por los efectos que tiene la prolactina, el factor de crecimiento transformador, y el factor de crecimiento epidérmico(TGF-β1), sobre las células acinares. En cuanto al compromiso corneal, se ha observado aumento de su espesor por la retención de agua propia del embarazo. Ahora bien, en cuanto a las modificaciones que sufre la curvatura corneal, se ha identificado un papel importante en este sentido, por parte de los estrógenos y la progesterona, aunque también se ha dicho que la relaxina liberada en el embarazo, degrada directamente al colágeno y a las metaloproteinasas de matriz, debilitando en forma general a la estructura biomecánica de la córnea. Tal vez por esta debilidad inducida en el embarazo, se ha visto una frecuencia importante de queratocono, donde el cortisol, se suma a los factores causales. Abarcando ahora otra estructura como el cristalino, se ha reportado un incremento de problemas acomodativos como la insuficiencia o fluctuaciones, que se verían directamente reflejadas en elestado refractivo y en la sintomatología asociada. (1)

Lo anterior, ha llevado a la ciencia al intento de comprender los cambios refractivos que sufre el ojo de la gestante durante su proceso. Nkiru et al 2018, en un estudio longitudinal, buscó establecer los cambios en agudeza visual y defecto refractivo en mujeres gestantes en determinados períodos del embarazo. En este estudio, el promedio de edad de las futuras madres fue de 30.81 años. En cuanto a la visión, se observó una disminución de la agudeza visual de lejos con predominancia en el primer trimestre, más que en el segundo. Entre tanto, la visión cercana no tuvo cambios significativos durante todo el período de embarazo. En contraste, al establecer los cambios en el estado refractivo, éstos se hicieron un poco más visibles en el tercer trimestre. Por lo tanto, se observó que la miopía simple fue el cambio refractivo por excelencia experimentado por las participantes. Es importante destacar, que, en el período postparto, los cambios que se habían presentado, se resolvieron a las seis semanas. Este estudio mostró la influencia refractiva hacia la miopización transitoria de las pacientes. (2)
Diress et al 2021, desarrolló otro proyecto de investigación, de corte transversal con el fin de determinar la prevalencia de errores refractivos y factores asociados en el embarazo. En una muestra de 407 mujeres de edad también joven con promedio de 27 años. La prevalencia de error refractivo de las participantes fue del 35.66%; y, al discriminar el defecto de refracción, el 22.9% tenían miopía, el 11.22% hipermetropía, y el resto curiosamente tenía antimetropía. Un dato importante, es que se encontró una relación directamente proporcional entre la edad gestacional, edad materna, número de partos, el uso de computadores y tiempo destinado para ver televisión, con la presencia de error refractivo. Al observar tanta variabilidad en el estado refractivo, el autor sugiere que el tamizaje visual debe formar parte de los cuidados maternos prenatales y postnatales en el sistema de salud. (3)
Debido a que la miopía es el error refractivo más prevalente, se ha establecido como etiología el cambio de curvatura corneal que aumenta significativamente, sobre todo en el segundo y tercer trimestre. Esta curvatura se estima que regrese al valor inicial con el nacimiento del bebé, o con el período final de la lactancia. Por lo anterior, se recomienda esperar unas semanas posteriores al parto para determinar la necesidad de prescripción y/o cambio de corrección óptica. Otro factor de análisis es la disminución de la visión en el primer trimestre, a la que se atribuido como causal el aumento del espesor corneal relacionado con la avalancha de cambios hormonales en este período inicial. Ahora bien, también se han creado hipótesis acerca del papel del cristalino en el estado refractivo, ya que las hormonas también inducen aumento de la permeabilidad de agua hacia el cristalino, reduciendo el índice de refracción. Aún se debe aclarar la relación específica de este factor con el estado refractivo inducido por el embarazo. (1)
Los profesionales de la salud visual deben hacer constante seguimiento de la mujer en gestación, por los cambios que sufre el sistema visual y ocular, las demandas visuales, y la necesidad de establecer criterios de corrección y manejo de patologías, relacionados directamente con su condición de futuras madres.

REFERENCIAS

  1. Anton N, Doroftei B, Ilie OD, Ciuntu RE, Bogdănici CM, Nechita-Dumitriu I. A narrative review of the complex relationship between pregnancy and eye changes. Diagnostics. 2021;11(8):1–16.
  2. Chowdhury S, Chakraborty P pratim. Universal health coverage ‑ There is more to it than meets the eye. J Fam Med Prim Care [Internet]. 2017;6(2):169–70. Available from: http://www.jfmpc.com/article.asp?issn=2249-4863;year=2017;volume=6;issue=1;spage=169;epage=170;aulast=Faizi
  3. Diress M, Yeshaw Y, Bantihun M, Dagnew B, Ambelu A, Seid MA, et al. Refractive error and its associated factors among pregnant women attending antenatal care unit at the University of Gondar Comprehensive Specialized Hospital, Northwest Ethiopia. PLoS One [Internet]. 2021;16(2 February):1–13. Available from: http://dx.doi.org/10.1371/journal.pone.0246174
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