Departamento Editorial de Grupo Franja

Se ha observado que el privilegio inmune está directamente relacionado con diferencias en la respuesta inmunológica de un órgano en comparación con lo que ocurre de manera general en el cuerpo. Esto implica que los sitios con privilegio inmunológico son aquellos donde un injerto trasplantado muestra una alta tasa de supervivencia en contraste con órganos que tienden a experimentar un rechazo más frecuente. Se sugiere que la córnea es un tejido con privilegio inmunológico, al igual que se podría considerar que la cámara anterior es un sitio inmunoprivilegiado. Es importante destacar que las afirmaciones sobre el privilegio inmunológico de la córnea se basan principalmente de modelos experimentales, y aún queda mucho por descubrir en relación con esta respuesta inmunológica específica. En este contexto, se abordará lo que la investigación ha informado sobre los mecanismos moleculares que contribuyen al privilegio inmunológico de la córnea.1

La avascularidad de la córnea es un componente crucial para su función óptima y salud ocular, permitiendo la transparencia visual y previniendo respuestas inmunológicas que podrían comprometer su estructura y función.

En primer lugar, se destaca el privilegio linfangiogénico y hemangiogénico de la córnea, que se caracteriza por su avascularidad. El mecanismo implicado en la ausencia de vasos sanguíneos involucra tanto mecanismos anatómicos como celulares. El limbo tiene barreras naturales que no permiten el ingreso de los capilares perilimbares a la córnea, aunque los detalles precisos de esta restricción no se comprenden completamente. Además, la membrana de Bowman también sirve como una de estas barreras naturales. Los colágenos I y V presentes en el estroma corneal desempeñan un papel regulador y probablemente inhiben el crecimiento de los vasos en este tejido. Es importante señalar que los vasos sanguíneos normales contienen células musculares lisas o pericitos que recubren el endotelio.2

En el caso del limbo, es notable la ausencia de células musculares lisas en los vasos, a diferencia del arco limbar donde los vasos si contienen pericitos. La importancia de este aspecto radica en la conexión entre las células endoteliales y los pericitos mediante diversos factores moleculares especializados, incluyendo los filamentos de actina. Este fenómeno constituye un elemento crucial de barrera a este nivel.2

Los factores previamente mencionados actúan como agentes angiostáticos que previenen la entrada directa de vasos sanguíneos y linfáticos a la córnea. Estos factores se encuentran en córnea y humor acuoso. Diversos componentes de la córnea expresan estos factores de manera significativa. Por ejemplo, el epitelio corneal secreta la trombospondina-1 (TSP-1), FLT-1 soluble (sFLT-1), receptor del factor de crecimiento endotelial vascular -3 (VEGFR-3), factor derivado del epitelio pigmentario (PEDF) y ligando inductor de apoptosis relacionado con el factor de necrosis tumoral (TRAIL). Además, la membrana basal epitelial expresa endostatina. Estos mecanismos contribuyen de manera efectiva a establecer una barrera que limita la angiogénesis y preserva la avascularidad corneal2

Además, el endotelio corneal también juega un papel en la regulación de la angiogénesis al expresar la TSP-1. El humor acuoso, por su parte, contiene diversos factores, entre ellos el TGF-β2, la hormona estimulante de melanocitos alfa (α-MSH) y el péptido intestinal vasoactivo (VIP). Es relevante destacar que el limbo corneal tiene melanocitos que expresan tirosinasa. 

En el mecanismo de regulación, la TSP-1 actúa como un inhibidor de angiogénesis al unirse con el TGF-β e interactuar con las células endoteliales vasculares para inducir la apoptosis en casos de intentos de regeneración vascular. En cuanto al sFLT-1, se ha informado que los bajos niveles de expresión de esta molécula pueden conducir a la inducción del crecimiento de vasos desde el limbo debido al consecuente aumento de VEGF-A. Por esta razón, se cree que El VEGFR-3 actúa como un receptor señuelo para el factor de crecimiento angiogénico VEGF-C. 

Adicionalmente, el PEDF desempeña un papel en la inhibición de la angiogénesis corneal inducida por el factor de crecimiento básico de fibroblastos. Por otro lado, el TRAIL cumpliría una función crucial en la inhibición tanto de la linfangiogénesis como la angiogénesis.2

Continuando con la interacción molecular, se destaca que la tirosinasa desempeñaría un papel regulatorio crucial en el crecimiento. Modelos experimentales indican que la deficiencia de esta glicoproteína dependiente de cobre estimularía el crecimiento linfático en el limbo corneal. 

Resaltando otros aspectos importantes, el receptor VIP-1 se encuentra presente en las células endoteliales de los vasos sanguíneos pericorneales y los canales linfáticos. La expresión de VIP ha demostrado suprimir la proliferación de células endoteliales linfáticas (LEC) en estudios in vitro. Además, se ha observado que el receptor α-MSH (MSHR)-1 se expresa en LEC y la expresión de α-MSH inhibe la proliferación de estas células. El TGF-β actúa como regulador negativo para los vasos linfáticos y su inhibición ha demostrado acelerar la linfangiogénesis en estudios que involucran modelos murinos.2

Como se mencionó anteriormente, las teorías acerca del privilegio inmune corneal, derivadas de su característica avascular, han sido objeto de diversas investigaciones basadas en modelos experimentales. Aunque aún quedan muchos aspectos moleculares por definir en lo que respecta a la compleja interacción de estas moléculas con el control o regulación de la actividad vascular. Sin embargo, lo evidente es que a este nivel se ha demostrado que no solo los factores angiostáticos dependen de factores de regulación molecular, sino también de su interacción con las barreras celulares características de la córnea, demostradas a través de las uniones celulares y su relación con los vasos perilimbares.2

Lo anterior también cobra importancia cuando diferentes patologías o medicamentos provocan la alteración de la propiedad de barrera corneal. Esta disrupción conlleva a desequilibrios moleculares inducidos por procesos inflamatorios, lo que promueve el ingreso de vasos a la córnea, comprometiendo el llamado privilegio inmune desde la perspectiva del control del crecimiento vascular. Como se ha mencionado, el hecho de que en la córnea carezca de vasos es un proceso complejo que requiere más evidencia y atención por parte de los profesionales. Este enfoque más detallado definirá en el futuro los procesos de manejo de enfermedades corneales.2

REFERENCIAS

1.        Niederkorn JY. Corneal transplantation and immune privilege. Vol. 32, International Reviews of Immunology. 2013. p. 57–67. 

2.        Maharana PK, Manda S, Kaweri L, Sahay P, Lata S, Asif MI, et al. Immunopathogenesis of corneal graft rejection. Vol. 71, Indian Journal of Ophthalmology. Wolters Kluwer Medknow Publications; 2023. p. 1733–8. 

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