Javier Oviedo OD. Director
@javieroviedo

Con tan solo presionar un botón en los equipos digitales que ahora hacen parte de la mayoría de los consultorios, accedemos a una gran cantidad de información. Cuando surge una sospecha, ordenamos exámenes complementarios que proporcionan datos más específicos. También, gracias a programas especializados, obtenemos mucha información valiosa para el gerenciamiento de los establecimientos y mejorar su comportamiento económico. En todas las áreas de nuestra actividad laboral, hoy tenemos abundante información. Esto incluye a nuestros usuarios que pueden proporcionarnos información precisa sobre sus antecedentes médicos, oculares y de los productos que han usado para mejorar su visión.

Estamos experimentando un momento esperado y poderoso para quienes nos dedicamos, en cualquier área, al cuidado de la visión. Vivimos la era de la tecnología y la información con profundidad y el caso de la salud visual ha evolucionado de manera impresionante en equipos de diagnóstico, maquinaria para el proceso de lentes oftálmicos y de contacto, programas para la administración de ópticas y comunicación con el paciente, entre otros tantos. A diario, la tecnología nos brinda una gran cantidad de datos, que son al mismo tiempo una bendición y un desafío. La bendición radica en el acceso a una mayor información, pero el desafío está en tener un pensamiento analítico para saber aprovecharla al máximo. Sin un pensamiento analítico, se vuelve complicado contar con ese acelerador clínico, comercial y social que amplifica nuestra efectividad en la población y en nuestros establecimientos.

A pesar de que muchos de nosotros contamos con más tecnología, es posible que no estemos aprovechando al máximo la información que esta proporciona. En algunos casos, se hacen grandes inversiones en tecnología, pero los datos que arroja pueden superar nuestro interés, hábito o conocimiento y, quizá, corremos el riesgo de seguir haciendo lo mismo de siempre.

Si bien es fácil hablar de tener un enfoque analítico, en la práctica, puede resultar más complejo de lo que parece. Muchos de nosotros aprendimos a ejercer nuestra profesión en una época en la que la tecnología no era tan omnipresente, y debíamos obtener la información de forma manual.

Nos convertimos en expertos en lograr diagnósticos con datos limitados. En lo que respecta a la administración de los establecimientos, también nos hemos habituado a lidiar con información limitada y lograr resultados en estas circunstancias. Y la verdad es que la tecnología ha revolucionado nuestro mundo, pero representa un desafío para las compañías adaptarse a este nuevo entorno, y para nosotros los de la comunidad salud visual lo ha sido más. Por eso el reto es tan interesante, la oportunidad es inmensa y el resultado puede ser muy positivo.

Quizás no estábamos preparados para esta avalancha de tecnología y más información, sin embargo, es una realidad, el ser humano es capaz de desarrollar tecnología muy avanzada porque ha demostrado ser de gran ayuda para la vida humana. Así que mientras nos vamos adaptando a este entorno de cambios tecnológicos que parece que no tienen fin, debemos tener muy presente que la capacidad de aprovecharla está en nosotros, sin descuidar la máquina más poderosa que es nuestra mente y cuerpo.

Quiero cerrar con algunas reflexiones. No podemos olvidar que trabajamos con personas, y aunque la tecnología es importante, nuestra calidad como seres humanos es aún más relevante. A pesar de los avances tecnológicos, son nuestros principios fundamentales los que mantienen un equilibrio entre la información y nuestros criterios profesionales. Es posible que estemos siendo cada vez más dependientes de la tecnología y caigamos en el conformismo o la comodidad. ¡Estimular un pensamiento analítico es clave para el éxito!

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