En la nota editorial anterior se mencionó cómo en consulta podemos identificar las limitaciones y restricciones que viven las personas con discapacidad visual, así como las barreras que deben superar junto con sus cuidadores y familias. Se destacó la importancia de una orientación profesional adecuada como oportunidad para el bienestar de las personas con discapacidad visual.

En esta ocasión, se abordarán otros aspectos clave para lograr un diagnóstico completo, y a su vez, una remisión oportuna para una rehabilitación visual integral.

Como primer aspecto clave, es necesario partir del diagnóstico emitido por oftalmología, ya que esto ayudará a entender el compromiso tanto en la agudeza visual como en los cambios del campo visual de la persona.

Otro aspecto se basa en los referentes de la OMS para definir la discapacidad, clasificándola de acuerdo con el compromiso de la agudeza visual y el campo visual. La definición de discapacidad visual moderada establece que “una persona con baja visión es aquella que tiene una alteración de la función visual aún después de tratamiento y/o corrección refractiva estándar (anteojos o lentes de contacto), y tiene una agudeza visual de menos de (20/60) a percepción de luz, o un campo visual de menos de 10 grados desde el punto de fijación, pero que usa, o es potencialmente capaz de usar la visión remanente para la planificación y/o ejecución de una tarea”.

Adicional a esto, es importante el cómo cuantificar la agudeza visual de lejos y cerca sin corrección y con corrección, para esto es necesario contar con opciones que permitan la toma de la medida. De acuerdo con el compromiso visual podemos utilizar optotipos diseñados para 4 metros, 3 metros o 1 metro, así como optotipos de cerca que, en caso de no respuesta del paciente, se pueden acercar para obtener un dato con la compensación requerida de la distancia.

Definir la mejor corrección óptica será la base también para analizar otras alternativas ópticas y no ópticas requeridas para ejecutar diferentes tareas tanto de lejos como de cerca.

El índice de visión residual útil del campo visual proporcionará la información en porcentaje que se deberá convertir en grados para conocer el campo visual con el que cuenta el paciente.

Otros aspectos, como valoración con cartilla de Amsler en casos que lo requieran, la valoración de la visión al color y la sensibilidad al contraste ayudarán tanto en el análisis como en la toma de decisiones. El abordaje en consulta descrito anteriormente menciona los aspectos clave para identificar el compromiso mono y/o binocular, proporcionando la información suficiente para realizar una remisión oportuna y asertiva a un equipo interdisciplinario que establezca un plan de trabajo en la búsqueda de una rehabilitación visual integral, contribuyendo así a la calidad de vida tanto de las personas como de sus familias.

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