Se han descrito ampliamente los beneficios de los , pero se ha planteado la posibilidad de que estos eleven la presión intraocular (PIO). Una hipótesis pantea que debido a su masa y tamaño, los lentes esclerales pueden comprimir las venas epiesclerales y reducir la facilidad de drenaje acuoso en individuos susceptibles. Otra posibilidad es que las zonas de soporte del lente puedan aplanar la superficie ocular o indentarla y desplazar el líquido intraocular de modo que la PIO se eleve. A este respecto, el área y la profundidad de la indentación en las áreas de soporte del lente parece estar determinada probablemente por el grado de hermeticidad de la adaptación. En la medida en que una esclerótica menos rígida sea más fácil de aplanar y/o indentar en las zonas de soporte del lente escleral, una esclerótica delgada también se considera un factor de riesgo. La validación de una o más de estas hipótesis sugeriría un mayor factor de riesgo a considerar al adaptar lentes esclerales en pacientes con glaucoma o con sospecha de glaucoma, especialmente aquellos con ángulos iridocorneales estrechos (ICA por su sigla en inglés) o con escleras menos rígidas.


Se han informado resultados clínicos contradictorios. La variación de la PIO, después del uso a corto plazo (25 min) de un lente escleral de vidrio, se informó ya en 1951. Este estudio se realizó en 33 sujetos y la presión se evaluó con el tonómetro Schiötz, poco después de la extracción del lente. Una gran mayoría (25/33) de los sujetos mostró un aumento variable de la PIO (+2 mm HG hasta + 30 mmHg), mientras que otros se mantuvieron estables (2/33) o tuvieron una disminución en comparación con la PIO basal (5/33). El autor asoció el aumento de la PIO con la compresión de las venas acuosas por un lente escleral con “hápticas estrechas” (no definidas) e informó una rápida regresión de la presión cuando se quitó el lente.

Con el uso de lentes esclerales modernos permeables al gas, en otro estudio, se encontró que la PIO medida desde la esclerótica con neumotonometría no era, en promedio, significativamente diferente de la línea de base, aunque se registró una elevación de la PIO para una pequeña minoría de sujetos. Otro estudio encontró una PIO reducida, medida con un tonómetro de soplo de aire, después de 3 a 8 h de uso de lentes esclerales. Sin embargo, dependiendo de la facilidad de drenaje del humor acuoso, la PIO elevada podría aumentar el flujo de salida del humor acuoso durante el uso del lente y explicar la PIO más baja registrada al retirar el lente. El uso del balón de Honan, el masaje ocular antes de la cirugía de cataratas y las evaluaciones tonográficas ilustran cómo se puede reducir la PIO elevada con el tiempo acelerando el flujo de salida del humor acuoso desde el ojo.

Según esta hipótesis, la facilidad del flujo de salida del humor acuoso y el nivel de cualquier elevación de la PIO durante el uso de lentes esclerales ayudaría a determinar la PIO posterior al uso y, por lo tanto, explicaría la medición de la PIO más baja para sujetos con una capacidad de flujo de salida normal que no está restringida por el lente. Por otro lado, esto implica que la facilidad de flujo de salida puede ser menos eficiente en sujetos que no han reducido la PIO después del uso de lentes esclerales. Finalmente, se registraron elevaciones en la PIO para dos de cinco sujetos mientras usaban lentes esclerales de 16,5 mm de diámetro, una variación que persistió de 4 a 8 h más tarde.

Más recientemente, un estudio realizado en 9 pacientes, que llevaban un lente escleral de 15,8 mm en un ojo durante 8 h, confirmó un aumento de la PIO similar de 5,81 ± 1,62 mm Hg medido en la córnea central con el tonómetro iCare justo después de la extracción del cristalino. Sin embargo, este valor no tiene en cuenta el grosor central corneal. Aparte del flujo de salida acuoso restringido, cualquier aumento de la PIO se debe, al menos en parte, al grado en que el líquido intraocular se desplaza por el “aplanamiento tangencial” de la esclerótica de acuerdo con su profundidad y área de indentación. Se ha sugerido que tal aumento de la PIO podría ser más grave si se usaran lentes esclerales más pequeños, sobre la base de que la distribución de las zonas de apoyo se reduce para lentes de diámetro más pequeño con porciones esclerales reducidas.

Según esta hipótesis y según la nueva definición del diámetro corneo-límbico (14 mm frente a 11,8) sugerida recientemente por Bergmanson, un lente más grande tendría una distribución más amplia de contacto en la superficie ocular e induciría menos indentación en ella, de manera similar a una raqueta que soporta un gran peso sobre la nieve. Esto se hace eco de otro estudio realizado con anteojos, que mostró que el área de compresión y el nivel de presión aplicada y no la rigidez escleral por sí misma, son los factores a considerar para explicar el efecto inducido por el cristalino escleral sobre la PIO.

Por lo tanto, es posible que una mayor compresión conjuntival y una mayor presión aplicada puedan estar asociadas con lentes más ajustados y un mayor riesgo de elevación de la PIO. Un lente escleral, diseñado con hápticas esféricas, colocada en una esclerótica astigmática puede causar una mayor indentación total a lo largo del meridiano más plano. Entonces puede ser preferible adaptar las curvas periféricas tóricas cuando la toricidad conjuntival se vuelve clínicamente significativa. Sin embargo, el lente tórico en la periferia puede causar otros problemas, como una mayor presión subatmosférica inducida debajo del lente, ya que la circulación lagrimal posterior al lente puede verse restringida por una alineación más cercana del lente con la esclerótica.


Otro elemento para considerar es que la estabilización y el asentamiento del lente escleral se han medido evaluando la pérdida de líquido o por el grado de compresión conjuntival. En este estudio, los tejidos conjuntivales y epiesclerales permanecieron comprimidos durante algunas horas después del uso de lentes esclerales. Esto puede influir en la medición de la PIO realizada poco después de la extracción del lente. También se puede esperar que las fuerzas del párpado relacionadas con el parpadeo y el ojo abierto ejerzan una influencia significativa sobre las fuerzas de compresión del lente. Por ejemplo, Alonso-Caneiro y coautores informaron una mayor compresión conjuntival en el cuadrante superior con el uso de lentes esclerales.


Teniendo en cuenta todos estos factores y el hecho de que todavía se debaten resultados contradictorios, se hizo un estudio que tenía como objetivo examinar la influencia del uso de lentes esclerales en la PIO, mediante la evaluación de la PIO durante el uso de lentes de diferentes diámetros mientras variaban los parámetros del segmento anterior (ángulo iridocorneal, volumen de la cámara anterior, curvaturas centrales corneales frontal y posterior).
Fue un estudio prospectivo, aleatorizado realizado en sujetos caucásicos (16F; 5M), de 24,7 + 4,1 años. Se estableció un patrón de variación diurna (PIOg), luego, se tomó PIO transpalpebral (PIOt) antes y durante el uso del Lente escleral (LE). Se comparó un ojo, al azar con un LE de 15,8 de diámetro (L1), con el otro ojo, con un LE de 18 mm del mismo diseño, grosor y material (L2). Se tomó una tomografía de segmento anterior antes y después de la extracción del lente.
Entre los resultados se encontró:


La PIOg basal (L1: 15,2 + 3,1 mm HG; L2: 15,1 +/− 2,8 mm) no reveló variaciones diurnas significativas. Con el L1, la PIOt aumentó de 10,1 + 1,9 mm HG a 14,4 + 5,5 mm HG después de 4,5 + 0,3 horas, mientras que, con el L2, aumentó de 9,2 + 2,1 mm HG a 14,4 + 4,8 mm Hg. Esta diferencia es estadísticamente significativa en función del tiempo, pero no de los lentes.
Los parámetros del segmento anterior no variaron excepto para el volumen de la cámara anterior (L1: −1,53 + 7,61 mm3; L2: −3,47 + 6,4 mm3) y el grosor corneal (+ 2,1% con L1 y L2).

En conclusión, los resultados de este estudio sugieren que el uso de lentes esclerales puede estar asociado con un aumento de la presión ocular de hasta 5 mm Hg, después de 4 h de uso, medido con un dispositivo de detección (tonómetro Diaton) en una población de córnea regular. El diámetro del cristalino escleral no parece influir en este resultado. Se necesita más trabajo clínico para confirmar si se debe advertir a los médicos que tomen precauciones y sigan más de cerca a los pacientes cuando utilicen lentes esclerales en poblaciones con riesgo de glaucoma.

Adaptado de: Contact lens and Anterior eye. Volumen 42, Número 1, Pág 104-110, febrero 01, 2019
https://www.contactlensjournal.com/article/S1367-0484(18)30782-3/fulltext

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