Por donde ha pasado este profesional latino, ha logrado grandes resultados y obtenido los más altos reconocimientos. Después de su licenciatura en Puerto Rico, en la que recibió el máximo honor, Summa Cum Laude, Héctor Santiago inició su vida universitaria como físico y matemático pues su interés se enfocaba en la ingeniería nuclear. Pero el destino lo tenía programado para dirigir su pasión al área de las ciencias humanas, pues no pudo continuar la ingeniería nuclear por cambios en los requisitos académicos, y a su vez, una visita de control con su optómetra, quien corregía su miopía, (el uso de la tecnología, la consulta que realizó y el análisis ocular y una invitación a estudiar Optometría), lo motivaron a revisar las opciones en las ciencias humanas. Por tanto, decidió presentarse en la Universidad de Texas en Houston para estudiar Ciencias Biomédicas donde inicialmente obtuvo la maestría y posteriormente el doctorado en ciencias. Más tarde completa su Doctorado en Optometría en el New England College of Optometry. Desde entonces Héctor ha recorrido una carrera de aciertos.
Franja Visual (F.V.): Su vida universitaria inicia con física, matemáticas y luego ciencias biomédicas. ¿Cómo relaciona esto con la Optometría?
Héctor Santiago (H.S.): En ese camino que recorremos en la vida poco a poco uno va conociendo aquello que lo motiva. En mi caso fui entendiendo que me apasionaba ayudar a las personas. Y este interés me llevó a tomar decisiones. Cuando la posibilidad de ser ingeniero nuclear se cerró, fue muy fácil para mi tomar la decisión de hacer la maestría en Ciencias Biomédicas, lo cual me apasionó precisamente por esa posibilidad de trabajar para adelantar el conocimiento y mejorar la vida de los seres humanos. Luego recibí la invitación de uno de mis profesores para continuar investigando con él y hacer el doctorado. Poco a poco me acercaba a la Optometría. La investigación se centró en la memoria de reconocimiento de los micos y su comparación con la memoria de los humanos y las aves (palomas). Estudiamos con profundidad la influencia de la anatomía, fisiología y física de la visión, inmediatamente relacioné todo con mi estado visual, la conversación con mi optómetra y la posibilidad de tener un contacto más cercano con el ser humano. Así que se abrió esa ventana dentro de mis objetivos.
F.V.: Impresionante, aún más por los reconocimientos académicos que logró. Relacionamos solo unos pocos: Beca de mérito, Universidad de Texas, Ciencias Biomédicas. Incluido en “Who’s Who” entre estudiantes de universidades americanas. Premio a la Baja Visión, de New England College of Optometry, Miembro de Beta Sigma Kappa lnternational Optometric Honor Society. ¿Profesor Santiago tiene un coeficiente intelectual superior?
H.S.: El elemento más importante en el desarrollo del ser humano es la pasión y persistencia para alcanzar unas metas. Mi vida profesional se cimentó en las bases de la licenciatura que establecieron muy bien un grupo de jóvenes profesores universitarios. Fueron personas con alto sentido de la responsabilidad por la educación, para ellos era un placer motivarnos a pensar,
analizar y debatir culturalmente todo tipo de temas. Establecieron muy bien el concepto del pensamiento crítico, mediante el cual nos enseñaron a analizar la emoción, el pensamiento y el comportamiento con el objetivo de entender la diversidad del ser humano y poder servir entendiendo que cada persona es diferente. Ese fue el secreto.
F.V.: Todo esto suena muy fácil, pero ¿Cómo lograba estudiar, investigar, realizar actividades culturales y sobrevivir económicamente?
H.S.: Para lograr grandes resultados, hay que hacer grandes esfuerzos. Tuve diferentes trabajos al tiempo que estudiaba y luego la universidad me pagaba. Cuando terminaba mi tesis doctoral durante el verano dormía tan solo 3 a 4 horas, pero la pasión estimula la adrenalina y me permitió lograrlo. Por eso cuando mis estudiantes se quejan por exceso de estudio, les recuerdo la importancia de la persistencia y esfuerzo. Para ser buen profesional hay que ser un aficionado, porque se entrega a su tema con gusto, amor y pasión. Y la clave de la felicidad profesional es disfrutar al tiempo que sirves con diferencia. Esos elementos me han permitido recrearme sirviendo como educador, investigador y optómetra. FV.: ¿Qué pasó después con su vida profesional? H.S.: Yo me pregunté lo mismo después de esa intensidad académica ¿qué voy a hacer con el resto de mi vida? Tenía muy tentadoras ofertas en EE.UU. pero entonces recordé que, en Puerto Rico, habían abierto una Escuela de Optometría en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Tenía dos opciones, ganar muy bien en EE.UU. o intentar trabajar en una incipiente escuela en San Juan. La decisión no fue difícil, comprendiendo que como educador de una institución nueva tenía la palanca de apoyo para sembrar la pasión por el servicio, la profesión y cambiar la vida de los pacientes.
FV.: ¿Cómo inicia su vida en la Escuela de Optometría de la Universidad Interamericana de Puerto Rico?
H.S.: El decano, Dr. Arthur Afanador, me invitó a ser profesor y decano auxiliar de asuntos estudiantiles. Empecé enseñando óptica geométrica y óptica física. Y en el área de asuntos estudiantiles encontré muchos estudiantes con dificultades, así que inicié un plan para lograr que esos estudiantes tuvieran éxito en su labor académica y clínica. La función del profesor no es exitosa si el estudiante no aprende. A lo largo del tiempo, fui profesor en otras áreas, Decano de Asuntos Académicos y finalmente Decano de la Escuela de Optometría.
F.V.: ¿Qué pasó en la decanatura?
H.S.: Quizás el logro más importante, además de mantener la acreditación de la Escuela de Optometría fue la planificación de una nueva sede y convertir a la Escuela un punto de encuentro internacional. En 2006 fui electo Presidente de la Asociación de Escuelas y Colegios de Optometría de Estados Unidos. En noviembre de 2007 entregamos un moderno edificio de 6.100 metros cuadrados, cuyo diseño y planeación fue el resultado de la visita junto al arquitecto a 2 importantes universidades americanas, con aulas inteligentes y consultorios pensados en una eficiente atención. Además, se inició la construcción de edificios de apartamentos para los estudiantes. Y en el 2008 entregué mi cargo con alto porcentaje de estudiantes extranjeros, en la actualidad son más del 80 % y creamos 5 clínicas satélites dentro de hospitales del país en las que prestamos un excelente servicio en donde los estudiantes juegan un papel fundamental.
F.V.: ¿Por qué se retiraba?
H.S.: En 2008 recibí la propuesta de crear una escuela de Optometría en una universidad en Arizona que ya tenía Medicina, Odontología y Terapia Ocupacional, ¡académicamente un reto enriquecedor! Acepté, aunque significaba dejar mi amado Puerto Rico. Y me dediqué a realizar el diseño curricular, seleccionar docentes y diseñar el Instituto del Ojo con servicios de Optometría, definir los equipos, armar laboratorios, etc. El proceso duró dos años y logré entregar la escuela en perfecto funcionamiento, pero decidí, junto con mi esposa, regresar a Puerto Rico. Fue una experiencia muy enriquecedora.
F.V.: ¿Regresa a PR y a que se dedica esta vez?
H.S.: Esta vez mi interés principal era la enseñanza, la investigación y el desarrollo de la profesión en América Latina.
Colaboré desde 2010 junto al Decano, Dr. Andrés Pagán, para instaurar un sistema digital de exámenes optométricos, participar de los procesos de la acreditación de la Escuela, y apoyar la investigación de los docentes. A nivel internacional he estado colaborando con la Asociación Latinoamericana de Optometría y Óptica (ALDOO) como director del Comité de Educación en donde propulsamos el máximo desarrollo de la educación optométrica en nuestro continente. Junto a los estudiantes y otros docentes, hemos realizado misiones clínicas humanitarias internacionales que han beneficiado sobre 20,000 pacientes de alta necesidad.
F.V.: Cuéntenos acerca de su familia y su vida personal
H.S.: Me casé en 1972 a los 24 años con una profesora, que ha sido mi colaboradora por estos años. Nuestro hijo que tiene 38 años se dedica a desarrollar programas personalizados de entrenamiento físico. Mi tiempo libre lo dedico a la lectura, y al aprecio del arte como la pintura, poesía y música. Además, soy miembro activo de la Asociación Internacional de Clubes de Leones y de los Clubes Exchange que me han permitido la oportunidad de servir a los demás.
F.V.: Un mensaje de cierre para los especialistas de la visión latinos.
H.S.: El optómetra latinoamericano debe perseguir la excelencia sin olvidar nunca su responsabilidad social y humana con los pacientes. Debe sentir de manera constante como el fruto de su esfuerzo alimenta las endorfinas espirituales que finalmente definen su felicidad como profesional y miembro de la Humanidad.
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