Al hablar con las personas en condición de discapacidad visual sobre la inclusión social, la mayoría responde que no advierte apoyo de la sociedad y no tiene las mismas oportunidades que los demás. Pero además se enfrentan a múltiples peligros, cuando salen de sus hogares encuentran calles intransitables, lugares difíciles de ubicarse y un caos enorme.

Adela Velásquez Carrillo a los 23 años sufrió un accidente automovilístico que le provocó daño total en su visión, teniéndose que enfrentar a un nuevo mundo. Actualmente trabaja en un instituto educativo en el área de recepción y en las tardes realiza masajes terapéuticos; su vida está en constante movimiento. Al principio, dependía todo el tiempo de alguien cuando necesitaba salir, pero tuvo una buena rehabilitación donde le ensañaron a usar el bastón, ubicarse en las calles, tener las orientaciones y cómo usar el transporte público.

Los equipos de movilidad más comunes son los bastones y los perros guía. Adela hace uso de ambos, hace 6 años tiene a Mara, una labrador negra, que luego de varios meses de entrenamiento se ha convertido en su más fiel compañera, infortunadamente Adela solo sale con Mara cuando se encuentra en el lugar donde vive, Facatativá un municipio cerca de Bogotá, cuando tiene que venir a la capital, no se atreve a llevarla por el estrés del viaje y el transporte público. En esa situación es cuando usa el bastón para guiarse, con el inconveniente que muchas veces este dispositivo no puede identificar objetos que se encuentran a altura (objetos suspendidos por encima de la cintura sin apoyo en el suelo), generando un peligro.

Después de atender varios pacientes con discapacidad visual, Héctor González, O.D., Director Científico de Prótesis Manizales, se dio cuenta que este problema era muy común, las personas con esta condición no pueden percibir los objetos con altura y pueden hacerse daño. Por eso investigó y creó unos anteojos para que los invidentes pudieran percibir las cosas a altura y así evitar accidentes. Son unos anteojos que están integrados con alta tecnología, que avisan cuando hay un elemento frente, tienen auriculares que dan una alerta con un pito cuando hay un obstáculo. Este aparato detecta todo por medio de unas frecuencias. Tiene un alcance es de 60 centímetros, medida suficiente para que las personas en condición de discapacidad reaccionen, además, posee un panel de control donde se puede calibrar la intensidad del sonido. Trabaja con una batería de 12 V. Lo importante de este proyecto es que genera seguridad a las personas invidentes.

Adela Velásquez es paciente del doctor Héctor Gonzáles, ella comenta que su experiencia con los anteojos ha sido buena, se ha sentido cómoda, con ellos logra detectar los objetos altos que están alrededor en un radio de 180º, los usa siempre que tiene que ir a Bogotá. Para Adela lo más importante es que son sencillos de usar y ayudan a las personas en condición de discapacidad visual.

 

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