La luz azul es una luz visible con una longitud de onda corta que va desde aproximadamente 380 a 500 nm. Es altamente penetrante debido a su alta energía. La luz azul es emitida por diodos emisores de luz (LED) comunes y dispositivos electrónicos comunes. La exposición prolongada a la luz azul nociva de alta energía puede afectar el ojo y el ritmo circadiano. Los estudios in vitro e in vivo indican que la luz azul puede inducir daño oxidativo y apoptosis en las células del epitelio pigmentario de la retina (RPE), lo que conduce a la degeneración macular relacionada con la edad (AMD) (Kaarniranta et al., 2018; Blasiak, 2020; Luo et al., 2021). También se ha demostrado que la luz azul induce fatiga ocular (Ide et al., 2015; Singh et al., 2021) y altera el ritmo circadiano en humanos (Chellappa et al., 2011). Debido a su efecto potencialmente nocivo, ha llamado la atención de la comunidad científica para investigar más sobre su efecto en la visión y la fisiología de los adultos y los posibles medios para filtrar la luz azul.
La tecnología más común utilizada en la filtración de luz azul es el lente para anteojos que bloquea la luz azul (BLA). En teoría, las lentes BLA brindan protección a la retina contra el daño fotoquímico. Su capacidad de protección macular ha sido corroborada en varios estudios en animales y células (Alzahrani et al., 2020; Blasiak, 2020; Luo et al., 2021; Sanchez-Ramos et al., 2021). Sin embargo, esta teoría solo ha sido respaldada débilmente en la literatura en humanos (Lawrenson et al., 2017). Para ilustrar, un gran estudio de cohorte (Achiron et al., 2021) con 11397 ojos muestra que los lentes intraoculares (LIO) que filtran la luz azul no tienen una ventaja aparente en la incidencia y la progresión de la DMRE. Sin embargo, ha habido algunos estudios clínicos previos que demuestran que las lentes para anteojos BLA pueden reducir los síntomas de fatiga visual en personas que usan dispositivos digitales (Ide et al., 2015; Lin et al., 2017). Los lentes BA también pueden mejorar la calidad del sueño si el usuario los usa por la noche (Lawrenson et al., 2017; Esaki et al., 2020).
Sin embargo, ha habido una creciente ansiedad con respecto a la posible influencia de la tecnología de filtración de luz azul en la percepción visual. Leung et al. (2017) midieron la sensibilidad al contraste después de que los observadores usaran un nuevo par de lentes para anteojos BLA y encontraron una percepción visual similar a la de aquellos que usaban lentes transparentes. Sus resultados revelan que el uso de lentes BLA durante un período corto de tiempo no cambia la sensibilidad al contraste del observador. Es posible que el efecto de los lentes BLA no se manifieste inmediatamente ya que el sistema visual humano puede necesitar más tiempo para adaptarse a los cambios. Por ejemplo, Gao et al. (2018) encontraron una mejora en la función visual después de 18 semanas de adaptación refractiva. Además, Chen et al. (2007) registraron la normalización de la agudeza visual tras 6 meses de adaptación óptica en ambliopía. Por lo tanto, una cuestión importante que sigue sin abordarse es si los lentes para gafas BLA afectan la percepción visual a largo plazo. En particular, ¿estos lentes para gafas BLA reducen o mejoran la sensibilidad al contraste escotópico o fotópico, con o sin deslumbramiento? Para responder a esta pregunta, se examinó el efecto a largo plazo de los lentes para anteojos BLA en la sensibilidad al contraste (SC) de los adultos bajo múltiples entornos de luz y se comparó con el efecto a largo plazo de usar lentes para anteojos transparentes normales.
Métodos
En total, 144 adultos sanos de 24,70 años (±4,32 años) fueron reclutados para este ensayo controlado aleatorio. Los participantes se dividieron al azar en tres grupos y usaron tres lentes para anteojos diferentes (BLA 15%: lentes para anteojos que bloquean el azul 15%; BLA 30%: lentes para anteojos que bloquean el azul 30%; RC: lentes transparentes regulares que sirven como control). Se midió la sensibilidad al contraste utilizando la prueba de sensibilidad al contraste CSV-1000, en cuatro condiciones de luz (escotópica y fotópica, ambas con/sin deslumbramiento) utilizando pruebas clínicas estándar al inicio, 1 mes, 3 meses y 6 meses de uso. El área bajo la función de sensibilidad de contraste de registro (AULCSF, por su sigla en inglés)) también se calculó como un índice de su sensibilidad al contraste general en las frecuencias espaciales.
Resultados
No hubo diferencias significativas en los AULCSF entre los tres tipos de lentes para anteojos bajo ninguna condición de luz (todos P > 0,81). No se encontraron diferencias estadísticas en el AULSCF entre los cuatro puntos temporales (todos P > 0,39), sin interacción entre los efectos del grupo y el tiempo (todos P > 0,42).
Conclusión
El uso de lentes de bloqueo de luz azul no tuvo un efecto clínicamente significativo en la percepción al contraste a largo plazo en los adultos en condiciones escotópicas o fotópicas, o con deslumbramiento.
Aunque la prueba de sensibilidad al contraste CSV-1000 ha sido una herramienta estándar para medir la sensibilidad al contraste en la clínica, desafortunadamente no es tan sensible para detectar cambios mínimos. Sin embargo, los autores creen que este no es un problema importante del diseño del estudio, ya que creen que un cambio demasiado pequeño que CSV-100 no detecta puede considerarse clínicamente insignificante. No obstante, futuros estudios deberían probar el efecto de los anteojos con una herramienta que mida la sensibilidad al contraste, más sensible.
Artículo original: Lian†Y, Haixiao WL, Wu HG, AX Jin, Jin*W. Front. Neurosci., 15 July 2022 Sec. Perception Science
https://doi.org/10.3389/fnins.2022.898489