Lo he mencionado en repetidas ocasiones: la ciencia no descansa. Continuamente nos proporciona evidencia valiosa que reafirma que la ortoqueratología es una técnica absolutamente confiable en términos de seguridad y eficacia. Por supuesto, todavía hoy, sugerirles a los padres de familia que uno de los tratamientos más efectivos para ralentizar la miopía en sus hijos consiste en usar lentes de contacto con los cuales va a dormir, genera bastantes dudas y cuestionamientos, tanto entre familiares como en algunos profesionales de la salud visual. Es evidente que todavía hay resistencia hacia la idea de que los pacientes duerman con lentes, especialmente cuando se trata de niños.
Sin embargo, las revisiones sistemáticas y los metaanálisis han demostrado consistentemente que la ortoqueratología puede disminuir la progresión de la miopía en 0.25 mm en 2 años en comparación con lentes de visión sencilla o lentes de contacto convencionales (Li SM et al 2016). Por otro lado, la incidencia de eventos adversos en los pacientes de ortoqueratología es baja, oscilando desde un leve puntilleo corneal hasta algunos casos de queratitis microbiana.
Recientemente, dos publicaciones nos dan mayor claridad acerca de la seguridad y eficacia con esta técnica. Los dos estudios publicados en Contact Lens & Anterior Eye, por Santodomingo-Rubido J, en junio del 2024, analizaron datos de tres estudios clínicos prospectivos realizados en Hong Kong y España, con sujetos entre 6 y 12 años. Los participantes se dividieron de forma aleatoria entre quienes fueron adaptados con lentes de Orto K y quienes usaron lentes de armazón de visión sencilla. Se llevó a cabo seguimiento de los pacientes durante dos años con revisiones regulares.
En cuanto a la eficacia, se encontró una reducción significativa en la longitud axial, con una disminución de 0.24 mm en dos años. Durante el primer año se observó la mayor eficacia de hasta en un 62.5 %. Aunque hubo variabilidad en los resultados, la población asiática mostró mejores resultados. En cuanto a la seguridad, aproximadamente entre un 10 % y un 20 % de los participantes experimentaron eventos adversos menores en el transcurso de un año, como hallazgos de grado 2 en lámpara de hendidura, que no afectaron la visión ni provocaron pérdida de líneas visuales.
Los invito a consultar estos reportes y obtener información más detallada de estos dos importantes aspectos de la ortoqueratología. Además de estos recursos, donde se continúa investigando la efectividad y seguridad de esta técnica, también es válido reconocer que muchos de los que hacemos control de miopía con ortoqueratología, por lo menos en mi caso, no he tenido, afortunadamente, ningún evento adverso significativo con mis pacientes. Creo, en principio, que hay dos aspectos clave para evitar esto: una correcta adaptación de los lentes y un seguimiento muy cercano y constante con los pacientes, especialmente si son menores.
José Luis Monroy, OD. Editor Área de Control Miopía