Un equipo de científicos de la Universidad de California, Berkeley, y la Universidad de Washington ha logrado una hazaña sin precedentes en el campo de la neurociencia visual: inducir en seres humanos la percepción de un color completamente nuevo. Utilizando una técnica denominada Oz, los investigadores estimularon de forma precisa y aislada los conos M de la retina, generando la percepción de un color que no existe en el espectro natural humano. A esta nueva experiencia cromática la han llamado “olo”.
Estimulación selectiva a nivel celular
La retina humana cuenta con tres tipos de conos sensibles a diferentes longitudes de onda: L (rojo), M (verde) y S (azul). Bajo condiciones normales, la percepción del color surge de la interacción combinada de estos fotoreceptores. Sin embargo, la tecnología Oz permite una precisión nunca antes alcanzada: dirige pulsos de luz específicamente a un solo tipo de cono, activándolo de manera exclusiva.
Esto se logra mediante un sistema de escaneo láser combinado con óptica adaptativa, capaz de compensar las aberraciones ópticas del ojo y enfocar con exactitud a nivel celular. De este modo, es posible estimular individualmente cada cono con microdosis de luz, sin afectar los receptores circundantes.
¿Qué es “olo”?
El color “olo” surge de la estimulación pura de los conos M. Al evitar cualquier activación simultánea de los conos L y S, el cerebro interpreta esta señal aislada como una experiencia visual inédita, ajena al repertorio cromático natural. Los participantes describieron este color como una mezcla de azul y verde con una saturación intensa, difícil de equiparar con algún tono existente.
El término “olo” proviene del código binario “010”, que representa exclusivamente la activación del canal M. Esta nomenclatura sugiere un posible sistema estandarizado para explorar nuevos colores a través de combinaciones selectivas de fotoreceptores.
Aplicaciones clínicas y tecnológicas
Más allá del impacto conceptual que supone ampliar el rango perceptual humano, la tecnología Oz abre caminos prometedores en diversos ámbitos:
1. Diagnóstico y tratamiento personalizado de patologías visuales
El conocimiento detallado de la respuesta individual de cada cono permitiría:
- Detectar precozmente disfunciones en patologías como la retinosis pigmentaria o la degeneración macular.
- Evaluar la función de fotorreceptores de manera no invasiva, incluso en etapas tempranas.
- Diseñar terapias visuales focalizadas, optimizando la estimulación de conos viables en enfermedades degenerativas.
2. Desarrollo de neuroprótesis visuales
Al comprender cómo responde el cerebro a señales generadas por la activación aislada de fotorreceptores, se podrían crear interfaces visuales más eficaces para personas con pérdida severa de visión, utilizando patrones de luz dirigidos para reconstruir la percepción visual desde el nivel celular.
3. Industria del color y tecnologías inmersivas
La posibilidad de acceder a una gama cromática más allá del espectro tradicional tiene implicaciones en realidad aumentada, diseño de pantallas y entornos inmersivos. La estimulación dirigida podría integrarse en tecnologías de visualización avanzada para ofrecer experiencias visuales personalizadas.
4. Investigación neurocientífica avanzada
La estimulación selectiva permite estudiar de forma controlada la forma en que el sistema nervioso interpreta y construye la percepción visual. Esto puede generar nuevos modelos sobre cómo el cerebro representa la realidad sensorial y cómo adapta su funcionamiento frente a estímulos no convencionales.
5. Nuevas posibilidades para el diagnóstico y comprensión del daltonismo
La estimulación aislada de conos individuales que permite la tecnología Oz ofrece un recurso sin precedentes para investigar las bases funcionales del daltonismo. A diferencia de las pruebas clínicas tradicionales —que evalúan la respuesta del sistema visual a estímulos complejos—, esta técnica puede activar de forma independiente los conos L, M o S, permitiendo observar directamente cómo responde el sistema visual a la estimulación pura de cada fotoreceptor.
Este enfoque ofrece dos beneficios clave:
- Diagnóstico preciso del tipo y grado de deficiencia: Al evaluar individualmente la sensibilidad funcional de cada tipo de cono, es posible distinguir entre protanomalía, deuteranomalía o tritanomalía con una resolución mucho más fina que los métodos actuales.
- Posibilidad de desarrollar entrenamientos visuales personalizados: En un futuro, la activación selectiva podría utilizarse para diseñar protocolos terapéuticos que estimulen los conos menos activos en pacientes con discromatopsias leves, promoviendo cierta neuroplasticidad funcional.
Además, en investigación básica, Oz permite entender cómo el cerebro integra (o deja de integrar) las señales provenientes de conos ausentes o disfuncionales, aportando datos valiosos para el desarrollo de lentes compensatorios o terapias génicas más efectivas.
Un hito en la neurociencia visual
La tecnología Oz marca un antes y un después en la comprensión de la visión humana. No solo desafía los límites de lo que se considera perceptible, sino que abre un abanico de posibilidades para la ciencia, la medicina y la tecnología.
Como señalan los autores del estudio, “al explorar los límites de la percepción, expandimos también los horizontes del tratamiento, la rehabilitación y la innovación en salud visual”.
Referencia
Sabesan, R. et al. Targeted stimulation of human M-cones evokes a new percept of color. Science Advances, 2025. https://doi.org/10.1126/sciadv.adu1052
La imagen destacada es una ilustración conceptual creada por IA que representa la estimulación selectiva de conos en la retina mediante tecnología láser de alta precisión. No corresponde a una imagen anatómica real.