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De acuerdo con los resultados de un estudio publicado en la edición de noviembre de Optometry and Vision Science, los especialistas en ojo seco del Johns Hopkins Medicine encontraron que el ojo seco crónico, puede disminuir la velocidad de lectura hasta en un 10 % y puede dificultar la lectura que dura más de un promedio de 30 minutos, así como perturbar significativamente las tareas diarias que requieren concentración visual durante largos períodos de tiempo.

Según el investigador principal Esen Akpek, M.D., profesora de oftalmología de Bendann en el Johns Hopkins Wilmer Eye Institute, el ojo seco afecta a millones de adultos en los Estados Unidos, principalmente a los de 50 años o más y causa molestias oculares y problemas visuales. “Muchos de mis pacientes tienen una visión perfecta en las pruebas oculares estándar, pero se quejan de que no pueden conducir en la noche o en áreas desconocidas, leer en letra pequeña o hacer trabajo en computador”, dice ella. Akpek sospechó que las pruebas oculares tradicionales de 75 palabras para determinar la velocidad de lectura y la precisión no han podido descubrir los problemas que ocasiona el ojo seco debido a que la degradación de la agudeza visual solo se puede medir después períodos largos de tiempo.

“Sospechamos que las personas con ojo seco en su mayoría no podían mantener un buen rendimiento de lectura porque sus lágrimas no pueden volver a lubricar la superficie de sus ojos lo suficientemente rápido”, dice Akpek.

Para probar esto, Akpek y su equipo reclutaron 186 participantes del Ocular Surface Disease and Dry Eye Clinic at the Wilmer Eye Institute. Todos los participantes tenían 50 años o más, y no habían usado medicamentos recetados o sin receta en las 24 horas anteriores a la prueba. El grupo tenía una edad media de 63,2, 116 participantes tenían ojo seco clínicamente significativo, 39 informaron síntomas de ojo seco, pero no tenían hallazgos clínicos y 31 participantes sin ojo seco actuaron como controles. De los participantes, 131 con ojo seco y 23 participantes de control eran mujeres.

Todos los participantes respondieron el cuestionario del Índice de enfermedades de la superficie ocular: una encuesta de 12 preguntas sobre los síntomas del paciente, como molestia ocular, sobre la calidad de la visión y la contribución ambiental como el viento o el humo a las quejas oculares.

Sezen Karakus, MD, profesor asistente de oftalmología en el Johns Hopkins Wilmer Eye Institute y miembro del equipo de investigación, luego administró un nuevo estudio de lectura creado por el colega de Akpek, Pradeep Ramulu, MD, Ph.D., profesor asociado de oftalmología en el Johns Hopkins University School of Medicine y jefe de la división de glaucoma en el Wilmer Eye Institute. Con 7,200 palabras, la nueva prueba de lectura es mucho más larga y los participantes tardan unos 30 minutos en completarla.

Los resultados mostraron que los 116 participantes con ojo seco clínicamente significativo leyeron menos palabras por minuto que los controles o aquellos con síntomas de ojo seco solamente. La tasa de lectura fue de 32 palabras por minuto menos en pacientes con ojo seco clínicamente significativo, con un promedio de 240 palabras por minuto en comparación con los controles y pacientes con síntomas de ojo seco, pero sin hallazgos clínicos, que leyeron a la misma velocidad de 272 palabras por minuto.

Akpek afirma que el equipo también encontró que la función visual sostenida, como leer, conducir o realizar una cirugía, es difícil para todos los ojos porque cambia la velocidad de parpadeo, que difunde y distribuye homogéneamente las lágrimas sobre la córnea. Sin embargo, el cambio en el tiempo afecta más severamente a las personas con ojo seco.

Al comienzo y al final de los experimentos, Karakus recolectó pequeños frascos de lágrimas de cada participante para futuros estudios que espera que ofrezcan pistas sobre los mecanismos exactos que causan esta dificultad visual y posibles tratamientos.

Akpek dice que el diagnóstico y el tratamiento del ojo seco a menudo son complicados, en parte porque muchas afecciones lo pueden causar, incluidas la obstrucción de glándulas de meibomio y la inflamación sistémica en una enfermedad reumatológica.

“Los tratamientos más efectivos son aquellos adaptados a las causas subyacentes del ojo seco, la gravedad de la deficiencia de lágrimas y las actividades de un paciente”, dice ella. Las personas que experimentan síntomas frecuentes del ojo seco, como ardor, visión fluctuante y resequedad, pueden probar las gotas para los ojos, pero harán mejor si se someten a pruebas y diagnósticos profesionales.

Los tratamientos actuales pueden incluir gotas lubricantes, cambios en el estilo de vida y el medio ambiente, y la inserción quirúrgica de tapones u otros procedimientos para aumentar la producción de lágrimas.

Infortunadamente, el ojo seco a veces no se atiende bien, dice Akpek. Muchas personas no relacionan sus síntomas de molestia ocular, como el ardor o las fluctuaciones de la visión, con el ojo seco. Y otros se automedican.

Sin embargo, es fácil hacerse la prueba para el ojo seco, dice Akpek. Con un cuestionario simple como el que se usa en este estudio, o unas gotas en el ojo durante un examen de rutina, cualquier especialista debe ser capaz de reconocer el ojo seco y encargarse de que reciban el tratamiento.

En el futuro, Akpek espera encontrar algunas pistas sobre las causas específicas de esta enfermedad en las lágrimas recolectadas de los participantes del estudio. También le gustaría repetir experimentos similares en personas más jóvenes para probar cómo el ojo seco podría interferir con el aprendizaje y la productividad laboral.

 

Fuente: Optometry and Vision Science (2018)

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