Por siglos el humano ha fantaseado con historias de personajes metahumanos dotados con superpoderes y pensamientos más allá de lo humano, seres míticos que surgen de necesidades sociales que van desde el mero entretenimiento, hasta la espiritualidad o la necesidad de comprender el cosmos. Lo atractivo de la ficción no ha sido lo fantástico ni lo inverosímil, sino la posibilidad de llevarla a la realidad.

Las meta-cosas ya no son solo una fantasía. Años atrás, para recordar, escribíamos al reverso de una fotografía la fecha y lugar en que fue capturada, ahora las fotografías digitales contienen un fichero de metadatos con información acerca del dispositivo y condiciones de captura, la fecha, la hora, la ubicación geográfica, el autor, la resolución, el tamaño, el formato, filtros empleados, modificaciones y otros detalles, es decir, ‘datos más allá de los datos’.

También tenemos metabuscadores, a un clic de distancia, que buscan información sobre los motores de búsqueda, por ejemplo, los buscadores de artículos científicos o buscadores de hoteles y tarifas.

En el mundo de la óptica se están desarrollando metamateriales que pronto marcarán el fin de la era electrónica para dar paso a la era fotónica. Los circuitos electrónicos serán remplazados en el mediano plazo por una especie de fibras ópticas tan gruesas como un cabello humano, construidas con metales permeables a la luz.

Por décadas el dogma central de la óptica ha sido la ley de Snell, que describe el comportamiento de la luz al pasar de un medio a otro de diferente densidad, relacionando el índice de refracción y los ángulos de entrada y salida de la luz. El índice de refracción -n-, resulta de dividir la velocidad de la luz en el vacío por la velocidad de la luz en el medio en cuestión, lo que se relaciona con la permitividad eléctrica (parámetro físico de los materiales que describe qué tanto es afectado por un campo eléctrico) y la permeabilidad magnética, resultando siempre un valor positivo.

Sin embargo, las cosas están por dar un abrupto giro. Coincidentemente, en los años 60´s, mientras Stan Lee llevaba a la pantalla estadounidense sus hipotéticos y exitosos personajes metahumanos, el físico ruso Viktor Veselago describía la electrodinámica de la luz en materiales también hipotéticos, prediciendo que esta se podría comportar de maneras insospechadas al hacerla pasar a través de materiales imaginarios con índices de refracción negativos que no se encontraban habitualmente en la naturaleza.

Después de 50 años de las teorías de refracción negativa de Veselago y luego de que a inicios de este siglo John Pendry diseñara un material compuesto por delgados alambres yuxtapuestos mínimamente separados, la luz puede ser conducida a voluntad y sin evanescencia, hoy los metamateriales han pasado del campo de la ficción a la realidad, abriéndose un infinito abanico de posibles aplicaciones, entre las que se encuentra la creación de superlentes, un tema que interesa sobremanera al optómetra actual.

Esperando que haya iniciado usted de la mejor manera este emblemático año 2020, le doy la más cordial bienvenida a la primera edición de la sección de refracción de este volumen y a la vez le invito amablemente a leer a continuación la primera parte de un artículo que trata acerca de refracción negativa y metamateriales.

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