Los niños pequeños tienen mayor riesgo de quemaduras químicas oculares en comparación con los adultos. En niños de 1 a 2 años de edad, los limpiadores domésticos suelen ser los culpables de estas lesiones.
Los síntomas típicos después de una lesión química son dolor de inicio súbito, epífora y blefaroespasmo. Las sustancias básicas penetran el ojo más rápidamente en comparación a los ácidos. La lesión química también puede penetrar en la cámara anterior y dañar la malla trabecular, el cuerpo ciliar y el cristalino. Este proceso es muy rápido y puede causar daños irreversibles en cinco a 15 minutos.
Las manifestaciones clínicas después de una lesión química varían y pueden cambiar con el tiempo, las lesiones perioculares agudas incluyen edema periorbitario y eritema, pérdida de epitelio de la piel, pérdida de pestañas y cejas. También pueden aparecer defectos epiteliales conjuntivales y corneales, quemosis, inflamación conjuntival, isquemia limbal, turbidez corneal, ulceración estéril, edema y perforación.
La presión intraocular alta puede producirse por el daño e inflamación de la malla trabecular. El daño extenso del limbo puede conducir a la deficiencia de células madre limbales, causando pérdida de la curación normal del epitelio de la córnea, la neovascularización y la conjuntivización de la córnea. La inflamación conjuntival puede conducir a lagoftalmos, formación de simbléfaron, entropión cicatricial, ectropión y triquiasis.
Estrategias de tratamiento
La lesión química ocular en última instancia puede dar lugar a la opacidad corneal. El astigmatismo irregular de la cicatriz corneal se puede abordar visualmente con lentes de contacto gas permeables o un trasplante de córnea. Las desventajas de la queratoplastia, especialmente en pacientes pediátricos incluyen los riesgos de examen bajo anestesia, mayor incidencia de rechazo de injertos y falla del injerto, astigmatismo relacionado con suturas y un alto costo.
Crédito: linza.guru
Info tomada de: clspectrum.com
