Al hablar del manejo de superficie ocular, generalmente lo primero que viene a la mente es la intervención ante enfermedades como conjuntivitis, ojo seco, queratitis, por mencionar las más habituales; sin embargo, ¿hemos considerado un eventual caso que nos enfrente al manejo de un trauma ocular?
Vale la pena resaltar que se deben distinguir los diferentes niveles de atención y hoy me enfocaré en el actuar dentro del ejercicio profesional de la optometría y específicamente en el trauma por causas mecánicas (golpes, cuerpos extraños, objetos punzantes, entre otros) que posiblemente se constituyan en un motivo de consulta en sus espacios laborales.
En ese orden de ideas les recomiendo para iniciar, consultar a través de los buscadores web el esquema proporcionado por el Birmingham Eye Trauma Terminology (BETT), realizado en consenso por un panel de especialistas y que se convierte en una guía para clasificar el tipo de evento traumático ocular que estamos enfrentando. Entendiendo que hay dos grandes grupos, trauma abierto y trauma cerrado, podemos ir analizando la situación a través de algunos ejemplos cotidianos dados en la siguiente tabla:
Básicamente, la función desde el cuidado primario es establecer una impresión diagnóstica de la situación, asociando el origen del trauma y la situación clínica presentada en el momento de evaluar al paciente, tener en cuenta las recomendaciones dadas en la tabla anterior, pero, sobre todo, mantener la calma y el profesionalismo al manejar a esta persona que, por la misma naturaleza del evento, se encontrará alterada y angustiada.
