Muy a menudo escuchamos la siguiente frase en eventos académicos, en conferencias, en clases y entre amigos colegas: “El sistema visual aporta el 80 % de la información que ingresa al cerebro”. Ciertamente, suena impresionante; sin embargo, asalta la inquietud respecto a si realmente le damos la justa dimensión cuando estamos en la consulta, sobre todo, cuando nos visitan niños y niñas que están en la etapa de su vida en la que necesitan aprender.

Pues bien, efectivamente, desde ese espacio tan nuestro, podemos entender sus necesidades y además relacionarlas con una exhaustiva anamnesis, con los síntomas y con los hallazgos derivados de una evaluación muy juiciosa de su sistema visual que, como lo he mencionado en las anteriores editoriales, debe incluir necesariamente la valoración visomotora y en particular, la binocularidad.

Así pues, la lectura es un proceso en el cual la visión desempeña un papel crucial al ser el vehículo de ingreso de información al cerebro. Posteriormente, se llevan a cabo procesos de interpretación de la información que son importantes para el aprendizaje de la lectura. Es así como buscar y seguir algunas pistas en la consulta que faciliten la detección de evidencias sobre el estado de salud visual del niño, puede ser determinante para comprender si hay alguna dificultad en el proceso de lectura que sea resultado de un desempeño inadecuado del sistema visual.

Las pistas para buscar y seguir en la consulta:

  1. Anamnesis relacionada con la etapa preescolar: es valioso indagar sobre el desarrollo integral del niño, incluyendo el proceso gestacional, edad en la que gateó, edad en la que comenzó a caminar, si se tropieza o si se observa algún ojo desviado. Esto se debe a que, como mencionó Blanton Collier, un exentrenador de fútbol, “los ojos guían al cuerpo”, pues en la medida en que los bebés comienzan a realizar sus primeras exploraciones del mundo a través de sus ojos, van constituyendo las bases del aprendizaje de la lectura.
  2. Anamnesis relacionada con la etapa escolar: se debe indagar en relación con la comodidad en la lectura, los síntomas asociados con tareas en visión cercana, pérdida de concentración, dificultad para recordar lo leído, necesidad de retroceder para comprender mejor el texto, sensación de lectura lenta o la presencia de diplopia al leer. Estas preguntas ayudan a generar una mayor consciencia en los padres e incluso en los niños de que leer no es solamente decodificar, sino que implica además memorizar, comprender y aplicar lo leído en el contexto de su vida. Para cumplir con este objetivo, se pueden emplear herramientas sencillas como la aplicación del cuestionario validado CISS (convergence insufficiency symptom survey), que indaga sobre estos puntos que han mostrado tener relación con una de las disfunciones binoculares más prevalentes: la insuficiencia de convergencia.1
  3. Determinación del estado refractivo: desde 1955 Eames2 encontró una relación entre defectos refractivos hipermetrópicos moderados y altos no corregidos y el desempeño de la lectura. Este defecto refractivo, además de ser un factor de riesgo para endodesviación y ambliopía,3 genera dificultad de enfoque en visión cercana, sobre todo cuando se incrementa la demanda de trabajo. Por lo tanto, se sugiere la prescripción de corrección óptica.
  4. Evaluación de los movimientos sacádicos: las sacadas, consideradas movimientos oculares que permiten hacer el rastreo de los símbolos escritos también han sido objeto de investigaciones y se ha concluido que en gran parte tienen injerencia en la lectura.4
  5. Evaluación del alineamiento ocular para explorar la binocularidad: durante la actividad lectora, el sistema binocular cumple un papel protagónico, por cuanto involucra diferentes componentes que aportan a la capacidad de rastreo de la información escrita. Cuando la binocularidad funciona de manera adecuada, se decodifican e interpretan más cómodamente las ideas del texto con el apoyo de otros sistemas y áreas cerebrales superiores. Por el contrario, cuando la binocularidad está afectada, se generan demoras en la decodificación, baja en la comprensión lectora o incluso mayores dificultades para llevar a cabo un aprendizaje adecuado en las etapas escolares. Varios autores han concluido que la responsabilidad de un mal funcionamiento de la lectura puede atribuirse a alteraciones de la visión binocular, que incluso pueden desencadenar desintegración entre las sacadas y la vergencia.4 En conclusión, es necesario hacer una evaluación completa que esté orientada al contexto del paciente y a sus necesidades, al análisis del defecto refractivo en relación con la vida del niño y a sus demandas de lectura. Y, por último, la evaluación y análisis del estado motor del niño. Algunas recomendaciones para recordar se encuentran en editoriales anteriores: “Valoración del alineamiento ocular”, “La importancia y los tips para aplicar, fácil y rápido” y “Cover test en tres pasos”. Con esta exploración dedicada es posible identificar disfunciones binoculares como: estrabismos en los que la velocidad de lectura es más lenta, alteraciones vergenciales como la insuficiencia de convergencia ampliamente estudiada en relación con la dificultad de lectura y a partir de allí plantear un plan de trabajo en equipo con padres de familia, profesores y en algunos casos otros profesionales para aportar positivamente en el aprendizaje y la experiencia de vida escolar de los pequeños.
Sandra Medrano, OD. Editora del Área Entrenamiento Visual

REFERENCIAS

1. Borsting E, Rouse MW, Mitchel L, Scheiman M, Cotter S, Cooper J, Taylor M, London R, The convergence insufficiency treatment trial group. Validity and Reliability of the Revised Convergence Insufficiency Symptom Survey in Children Aged 9 to 18 Years. Optometry and vision science 2003; 80, 12: 832–838

2. Medrano, S. Influencia del sistema visual en el aprendizaje del proceso de lectura. Ciencia y Tecnología para la salud visual y ocular 2011; 9, 2:90-103.

3. Cotter, S. (2011). Risk Factors Associated with Childhood Strabismus: The Multi-Ethnic Pediatric Eye Disease and Baltimore Pediatric Eye Disease Studies 2011 118(11): 2251–2261. 4. Yang Q, Kapoula Z (2004) Saccade-vergence dynamics and interaction in children and in adults. Exp Brain Res 156:212–223


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