Con las proyecciones previstas para el futuro de los niños con miopía, el entorno de los profesionales de la salud visual y la investigación están siempre a la vanguardia en la búsqueda de estrategias que permitan aumentar los niveles de prevención del aumento de la miopía, poder controlar el incremento de la miopía a medida que el niño vaya creciendo, establecer hábitos saludables que contribuyan a preservar la salud ocular, la salud visual, y la disminución de riesgos inherentes. (1,2)
La evidencia científica ha mostrado que, entre las estrategias hasta ahora implementadas en el manejo de la miopía en niños, se encuentra la ortoqueratología (OK). Este método ha revelado resultados significativos a través de la modificación de la curvatura corneal en el período nocturno. De esta manera, el paciente no usa ningún tipo de corrección óptica durante el día, y la visión se mantendrá estable dependiendo de la naturaleza biomecánica de la córnea intervenida. También se ha sugerido que esta técnica tiene un efecto importante en la prevención de la elongación de la longitud axial. Por tales motivos, la OK es prometedora para su uso en el abordaje de la miopía en los niños y adolescentes (1,3)
Ahora bien, hablando de esta población específica, es importante tener en cuenta que, de manera alterna, además de la miopía, los niños y adolescentes pueden cursar con conjuntivitis alérgica. Esta patología se afirma que tiene una prevalencia del 20% en estas personas. Por esta razón se indica en la actualidad una asociación, o por lo menos tendencia a la comorbilidad entre la miopía y la conjuntivitis alérgica (CA). Este hecho podría afectar significativamente el criterio de selección de un infante para la aplicación de la OK. Esto es debido a que la CA tiene implícitas alteraciones en la superficie ocular, que eventualmente aumentaría el riesgo de complicaciones por esta afección, sin tener en cuenta las ya existentes que son la queratitis y las infecciones principalmente. (1,4)
A pesar de esta premisa, se requiere evidencia científica que revele el verdadero impacto de la CA sobre el éxito de la OK. Con esta iniciativa, Niu y colaboradores (2024) realizan una investigación con el objetivo de observar si el efecto de los lentes de contacto para OK en el control de la miopía, después de tres años de uso, difiere en niños con CA, en comparación con niños sin CA, identificando en lo posible, factores influyentes.(1)
El estudio se realizó a través de un diseño observacional retrospectivo, revisando los registros de historias clínicas de niños y adolescentes tratados con OK) en una institución oftalmológica. Los criterios de inclusión fueron niños de entre 8 y 15 años con un equivalente esférico (ES) entre -0.75 Dpt y -6.00 Dpt, astigmatismo ≥ 1.50 Dpt en ambos ojos, agudeza visual mejor corregida (BCVA, por su sigla en inglés) de 0.00 logMAR o mejor, y uso riguroso de los lentes para OK durante al menos tres años. Entre los criterios de exclusión estuvieron otras enfermedades oculares diferentes a la conjuntivitis alérgica, incumplimiento en el uso de los lentes para OK, datos incompletos y enfermedades sistémicas que afectaran la función visual. (1)
Profundizando en el criterio de diagnóstico de CA, se incluyeron antecedentes de rinitis alérgica, historial documentado de CA y la presencia de uno o más de los siguientes síntomas o signos en el pasado o en el presente: prurito ocular, frotamiento de los ojos, lagrimeo, enrojecimiento e hinchazón de los párpados, congestión y edema conjuntival, y reacción papilar en la conjuntiva tarsal. Es necesario destacar este cuadro semiológico de forma bilateral para ser incluido en el estudio. (1)
Los resultados revelaron que el 15.2% de los niños y adolescentes que estuvieron bajo tratamiento de OK fueron diagnosticados con CA. No se encontraron diferencias significativas en las características iniciales entre los grupos con CA y sin CA (nCA). Un resultado muy importante es que la elongación axial fue mayor en el grupo con CA (0.96 ± 0.45 mm) en comparación con el grupo nCA (0.69 ± 0.45 mm). Este dato fue estadísticamente significativo sugiriendo que la CA puede reducir la efectividad de la OK en el control de la miopía. (1)
Analizando los eventos adversos, el 42.6 % de los pacientes con CA presentaron tinción corneal, siendo mayor que aquellos nCA con un 28.6%. Afortunadamente los casos fueron leves y se resolvieron con la suspensión temporal de los lentes de contacto. También se destaca que el cumplimiento con el uso de los lentes fue menor en el grupo CA, con una mayor tasa de discontinuación. Adicionalmente, estos pacientes omitieron más noches de uso debido a eventos adversos, lo que podría haber contribuido a la mayor elongación axial observada en este grupo.(1)
Los autores del estudio concluyen que la CA puede afectar la eficacia del tratamiento de la miopía mediante OK. Por lo tanto, el utilizar estos lentes de contacto en pacientes con CA, requiere garantizar una comunicación adecuada y educación efectiva a los pacientes sobre la importancia del seguimiento oportuno, y establecer mecanismos de manejo de la CA en términos de control de la inflamación de la superficie ocular. El abordaje farmacológico debe incluirse como política de OK en CA para reducir la duración de la suspensión del uso de los lentes, asegurando la efectividad de tratamiento, sobre todo en el crecimiento de la longitud axial. (1)
Referencias
- Niu X, Zhang H, Zhang M, Wu S, Xia G, Xu M. Long-term effect of orthokeratology on controlling myopia progression in children with allergic conjunctivitis. Contact Lens and Anterior Eye. el 1 de febrero de 2024;
- Holden BA, Fricke TR, Wilson DA, Jong M, Naidoo KS, Sankaridurg P, et al. Global Prevalence of Myopia and High Myopia and Temporal Trends from 2000 through 2050. Ophthalmology. el 1 de mayo de 2016;123(5):1036–42.
- Bullimore MA, Johnson LA. Overnight orthokeratology. Vol. 43, Contact Lens and Anterior Eye. Elsevier B.V.; 2020. p. 322–32.
4. Takamura E, Uchio E, Ebihara N, Ohno S, Ohashi Y, Okamoto S, et al. Japanese guidelines for allergic conjunctival diseases 2017. Vol. 66, Allergology International. Japanese Society of Allergology; 2017. p. 220–9.
