El glaucoma, conocido por ser una enfermedad silenciosa, puede pasar inadvertido hasta etapas avanzadas si no se realizan controles preventivos oportunos. La historia de Peter ejemplifica claramente cómo la negligencia médica y las barreras del sistema de salud colombiano, especialmente relacionadas con EPS extintas, pueden retrasar diagnósticos fundamentales y llevar a consecuencias irreversibles.

Inicialmente, Peter experimentó dificultades significativas para acceder a atención médica temprana debido a problemas administrativos con una EPS ya desaparecida. En sus propias palabras, esta situación “fue bastante difícil” y significó un retraso crucial en la detección del glaucoma que padecía.

Los primeros síntomas del glaucoma fueron confundidos con migraña, una situación frecuente pero peligrosa. Durante tres meses, Peter sufrió intensos dolores de cabeza y pérdida gradual de la visión periférica, síntomas que un médico general descartó erróneamente como “simple migraña”. Esta confusión retrasó aún más el diagnóstico y agravó su condición.

La reflexión de la optómetra Juli López enfatiza la importancia crítica de los controles regulares y toma de presión intraocular desde edades tempranas, incluso en ausencia de síntomas aparentes. Este punto se refuerza en el caso de la hija de Peter, cuyo glaucoma fue detectado oportunamente gracias a una revisión preventiva, revelando presiones intraoculares significativamente elevadas (37-38 mmHg frente al rango normal de 16-20 mmHg).

Más allá del daño físico, Peter enfrentó profundos impactos emocionales y psicológicos derivados de su pérdida de visión. Él describe esta experiencia como “aprender a volver a nacer”, subrayando el drástico cambio de vida que implica la ceguera. Además, resalta la importancia del acompañamiento psicológico, ya que la depresión y el aislamiento social suelen acompañar estos diagnósticos.

La familia se convierte en un pilar fundamental para quienes atraviesan esta condición. Peter destaca el apoyo crucial de su esposa, con quien compartió los primeros seis meses de vida de su primera hija aún con visión, una experiencia que valora profundamente tras perder la vista. El diagnóstico temprano en su otra hija, aunque facilitado por la conciencia adquirida, aún requirió acudir a servicios de urgencias para agilizar la atención especializada, evidenciando que persisten desafíos en el acceso oportuno a la salud ocular.

La rehabilitación visual es esencial para adaptarse a esta nueva realidad. La experiencia positiva de Peter con el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC) desde 2011 muestra cómo estos programas ayudan significativamente en la reintegración social y laboral. Sin embargo, también se resalta la dificultad de acceso a estos servicios para quienes viven en regiones alejadas o enfrentan limitaciones económicas.

Esta historia evidencia claramente que, aunque existen avances, aún quedan barreras importantes por superar para garantizar una detección temprana del glaucoma y un acceso equitativo y oportuno a la atención médica especializada.


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