Las múltiples formas de obtener información, en distintos sitios, acerca de diversos tópicos, especialmente cuando se trata de temas médicos, es algo, diría yo, muy delicado. ¿Por qué? Porque precisamente hoy tenemos a nuestra disposición una cantidad inmensa de herramientas en donde conseguir esta información y debemos asegurarnos de que las fuentes sean confiables y muy bien respaldadas. Esto aplica tanto para profesionales como para particulares que constantemente buscan respuestas a sus dudas en internet y en otras plataformas, las cuales, en su mayoría, no están basadas en evidencia médica y por lo tanto pueden generar información confusa, no confiable o, inclusive, falsa lo que lleva a que las personas que acceden a ella estén mal informadas y, por lo tanto, podrían tomar decisiones erróneas.
Sabemos, y se ha insistido mucho, en la importancia de analizar cuidadosamente la fuente de la información. Hoy en nuestro campo, específicamente con respecto a la miopía, siendo este un tema prioritario, debemos ser cuidadosos con quién provee la información y la forma cómo la ha obtenido. Dentro de la literatura científica, que es también muy amplia, es esencial que los artículos, publicaciones o comunicaciones estén basados en evidencia médica para que nuestras decisiones ante un diagnóstico de miopía sean las adecuadas al momento de formular una intervención a un paciente. La evidencia clínica puede presentarse de diferentes formas. Mi recomendación práctica es tener en cuenta una herramienta muy útil: la famosa pirámide de la evidencia, que nos indica la jerarquía de la literatura científica y muestra en la cúspide cuales son los artículos científicos con fuerte evidencia clínica, los cuales nos guiarán a tomar las mejores decisiones para nuestros pacientes.
Ahora sumemos a todo esto la Inteligencia Artificial (IA). Aquí tomaré en cuenta un estudio conducido por Wang y colaboradores que se titula: “Comparison of the Performance of ChatGPT, Claude, and Bard in Support of Myopia Prevention and Control”, el cual provee información valiosa sobre estas herramientas en relación con la miopía. En este estudio, se evaluó la efectividad de tres asistentes virtuales (chatbots): ChatGPT, Claude y Bard. Sin profundizar en el análisis de esta información, los resultados publicados mostraron una diferencia significativa entre las respuestas del recuento de palabras de los tres asistentes virtuales, siendo ChatGPT el que proporcionó el mayor recuento de palabras, seguido de Bard y, posteriormente, Claude. El estudio menciona que la información, en términos generales, fue positiva; sin embargo, también detectaron deficiencias, como el hecho de proporcionar algunas respuestas inventadas.
Se suma así, una herramienta más al caudal de fuentes disponibles, pero todavía es necesario tener cuidado con las respuestas que se obtienen a través de estos asistentes virtuales, ya que estos métodos de información requieren seguir perfeccionándose.
Autor: José Luis Monroy, OD. Editor Área de Control de Miopía