Hoy en día, personas de todas las edades pasan muchas horas utilizando ordenadores, teléfonos móviles o tabletas con tecnología de retroiluminación LED. Además, la iluminación con lámparas LED domina el espacio laboral y doméstico debido a la alta eficiencia lumínica y económica. Así, las personas están expuestos diariamente a una gran cantidad de radiación azul procedente del sol o del entorno en el que viven y realizan sus actividades cotidianas.
Aunque en general se tiende a culpar a la luz azul de algunas alteraciones oculares, esta tiene un papel esencial en varias funciones humanas entre ellas: mejora la agudeza visual y la sensibilidad al contraste en condiciones de luz intermedia así como en la visión escotópica, mejora la percepción de los colores y ayuda en la emetropización del ojo, al tiempo que mejora el estado de ánimo, la memoria y mantiene el equilibrio hormonal mediante la regulación del ciclo sueño-vigilia. Ahora bien, la luz azul violácea de baja longitud de onda en el espectro de 390-470 nm es una luz de alta energía y se le atribuyen daños en la retina. Muchos estudios han analizado cómo la radiación azul afecta a la salud ocular, la agudeza visual y el ritmo circadiano, especialmente en relación con la colocación de filtros que reducen el paso de la luz azul a la lente intraocular u ocular. En general, la luz azul turquesa mejora la sensibilidad al contraste y la visión en condiciones de iluminación intermedia, afecta al ciclo sueño-vigilia a través de la secreción de melatonina y puede provocar diversas reacciones oxidativas en la retina que dan lugar a la acumulación de foto depósitos. Pero, hoy en día es bien sabido que el espectro de la radiación de luz azul violeta crea una amplia gama de problemas de salud en todas las categorías de la población, desde los niños hasta los adultos.
Por eso, es importante encontrar la manera de aprovechar los beneficios y evitar los riesgos futuros de la exposición a la radiación azul violeta. Para esto, se pueden utilizar lentes oftálmicos que incorporan filtros que bloquean o absorben la luz azul violeta nociva, además de la luz ultravioleta (UV). También, las gafas con bloqueador azul pueden ser útiles para las personas que están expuestas a la iluminación LED, teléfonos inteligentes, tabletas y pantallas de ordenador) durante las horas nocturnas para que no se altere la fisiología circadiana.
Otros estudios han concluido que usar lentes intraoculares que filtran la luz azul reduce en cierta medida la sensación de visión borrosa y también mejora la agudeza visual en pacientes con ojo seco.
Estos lentes no permiten que la radiación UV y azul de hasta determinados nanómetros penetre en el ojo y, a largo plazo, produzca daños en los tejidos funcionales del ojo. Está demostrado que los lentes oftálmicos que bloquean la luz azul son útiles cuando se mira la pantalla de teléfonos inteligentes, tabletas o monitores de ordenador, especialmente al anochecer. Estos lentes reducen la exposición del ojo a la luz azul que pueden afectar negativamente al ritmo circadiano y producir trastornos del sueño.
Adaptado de:
Pateras E. Journal of Materials Science Research and Reviews, Blue Light Blocking Ophthalmic Lenses and Their Benefits–A Review. 5(3): 13-20, 2020.
tema actual siempre
tenia entendido que afectaban la percepción al color. quisiera saber porque mecanismo la mejoran?
Apreciada Dra Gloria, gracias por su pregunta. La luz azul es una parte natural y un componente necesario de la luz visible (longitud de onda aprox. entre los 380 nm y los 500 nm), por lo tanto es importante para la correcta percepción de los colores, así como para tener una buena agudeza visual y percepción de los contrastes. Ahora bien, cuando se utilizan anteojos con filtros el objetivo es filtrar aprox. el 20% de la luz azul-violeta (nociva), una parte muy selectiva de la luz que no altera la visión del color, de no hacerlo así, si se estaría afectando la visión del color.