La mayoría de las gafas de sol pueden bloquear eficazmente los rayos UV que inciden directamente sobre el lente. La norma Z80.3 del Instituto Nacional Estadounidense de Normalización (ANSI, por su sigla en inglés)) se basa en la medición de la transmisión de los rayos UV y clasifica las gafas de sol en una de dos categorías: Los lentes de clase 1 absorben al menos el 90 % de los rayos UVA y el 99 % de los UVB; y los lentes de clase 2 bloquean al menos el 70 % de los rayos UVA y el 95 % de los UVB.

Incluso cuando se cumple estrictamente la norma Z80.3, el valor de transmitancia de las gafas de sol puede ser engañoso, ya que, en el mejor de los casos, es una medida parcial de la capacidad de las gafas para proteger el ojo de la exposición a los rayos UV. En particular, el valor de transmisión no tiene en cuenta la radiación procedente del contorno de los lentes, cuya cantidad viene determinada por la forma de la montura y su ajuste a la cara. A menos que las gafas sean envolventes y queden muy cerca al rostro, una cantidad significativa de UV puede llegar al ojo a través de las vías situadas alrededor de los lentes.

Las mediciones en maniquíes han revelado que sólo el 14 % de la radiación UV ambiental llega al ojo cuando las gafas de sol se llevan cerca de la frente, pero hasta el 45 % llega al ojo cuando la distancia entre las gafas y la frente es de tan sólo 6 mm.

Una montura que envuelva los ojos, o protectores a los lados, puede reducir eficazmente la exposición lateral, pero la mayoría de las gafas de sol no ofrecen protección frente a la radiación incidente desde los laterales. En determinadas condiciones, las gafas de sol sin protección lateral pueden exponer a los usuarios a dosis peligrosas de UV. Por ejemplo, los esquiadores, corren un alto riesgo de exposición a los rayos UV debido al alto nivel de reflectancia UV de la nieve. Sin embargo, los esquiadores que llevan gafas de sol normales no son conscientes del problema de la exposición lateral y pueden pasar mucho tiempo en las pistas, suponiendo que sus ojos están adecuadamente protegidos con unas gafas de sol normales. Si la luz solar es lo suficientemente intensa, estos esquiadores pueden sufrir una dolorosa fotoqueratitis, literalmente el equivalente ocular de una quemadura solar.

Las gafas de sol que permiten que la luz entre por los lados pueden aumentar el nivel de exposición a los rayos UV, debido a que la oscuridad de los lentes puede reducir el reflejo natural del ojo de entrecerrar los ojos y aumentar el tamaño de la pupila, incrementando la entrada de UV en el ojo.

Mejorar la protección ocular

Para prevenir los daños oculares causados por los rayos UV es necesario traducir los conocimientos existentes sobre los peligros de los rayos UV y la protección ocular en intervenciones eficaces con múltiples componentes. Estas deben aplicarse entre todas las partes implicadas: el público, los profesionales de la salud y la industria. La estrategia fundamental consiste en educar al público por parte de los profesionales de la visión.

Ciertas poblaciones son especialmente vulnerables a los rayos

UV: Los adultos que pasan mucho tiempo o trabajan al aire libre son uno de ellos. Los niños corren un riesgo elevado por dos razones: suelen pasar más tiempo al aire libre que los adultos, y sus cristalinos transmiten mucha más radiación de longitud de onda corta que los lentes cristalinos de los ojos mayores. Los niños pequeños deben empezar a llevar gafas de sol con un diseño de montura adecuado tan pronto como sea posible cuando estén en exteriores.

Los pacientes afáquicos, que carecen de cristalino que absorba los rayos UV, también pueden correr un riesgo elevado. Del mismo modo, los pacientes cuyas córneas son delgadas -incluidos aquellos cuyas córneas han sido adelgazadas mediante corrección visual con láser y aquellos ectasias corneales naturales, como el queratocono y la degeneración marginal pelúcida. riesgo elevado, ya que el estroma corneal absorbe una cantidad muy

Además, los pacientes que toman medicamentos fotosensibilizantes pueden ser más susceptibles a los posibles efectos adversos de la radiación UV, a los posibles efectos adversos de la radiación UV. Para todos los pacientes con riesgo elevado, la protección solar es extremadamente importante.

Además, es importante tener en consideración que, dependiendo del nivel de exposición a la luz, las gafas de sol deben contar con un diseño especial, por lo que es fundamental preguntar al paciente por su trabajo, hobbies y en general sus actividades diarias.

Artículo adaptado de: Reporte de mesa redonda: UV and Blue-Violet Light. Ocular risks and prevention. Points de Vue – International Review of Ophthalmic Optics Special Edition. Colección de artículos de 2011 a 2017. www.pointsdevue.com

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