Los latinoamericanos están marcando una diferencia significativa en el campo de la industria y la tecnología del laboratorio óptico. En esta ocasión, se destaca la labor de una empresa argentina, liderada por Mauro Stabile, economista, quien ha estado al frente de un proceso de transformación que inició con una óptica, continuó con un laboratorio óptico y luego una empresa dedicada al desarrollo de software para el diseño de lentes digitales y tecnología para facilitar la adaptación de lentes en la óptica.

Esta entrevista es un reconocimiento a Stabile y su equipo de trabajo en Novar, que desde Argentina, con sus formulaciones algorítmicas e inteligencia artificial, estimulan el crecimiento global del sector.

Franja Visual (F.V.): ¿Proviene de una familia de ópticos? Mauro Stabile (M.S.): No, todo inició hace muchos años con los problemas visuales de mi hermana, ella tenía un queratocono que derivó en un trasplante de córnea. Así que, con el objetivo de ayudar a personas como ella, decidió abrir una óptica cuando yo estaba terminando mi carrera en economía. Me involucré en su proyecto, vimos muchas oportunidades y nos enamoramos de la actividad. Ahora estamos en diferentes áreas de este extraordinario negocio y por eso lo comprendemos muy bien.

F.V.: ¿En qué momento inician el laboratorio?

M.S.: En la óptica teníamos un pequeño proceso de laboratorio para suplir nuestras necesidades. Vimos la oportunidad de ampliarlo e independizarlo de la óptica, y lo hicimos. La propuesta fue bien recibida por el sector óptico, y la empresa experimentó muchas transformaciones y creció de manera significativa como laboratorio.

F.V.: ¿Cómo surgió la idea de diseñar lentes digitales?

M.S.: Con el tiempo, incorporamos tecnología freeform en el laboratorio, pero no estábamos satisfechos con el software que alimentaba los equipos de talla digital. Entonces iniciamos un proyecto de investigación y desarrollo que tomó varios años para presentar nuestra propuesta de diseños digitales.

Creamos un equipo de trabajo en 2.008 y preparamos todo para iniciar nuestra programación algorítmica y ocho años después, con un gran esfuerzo económico respaldado por la empresa, lanzamos nuestros primeros diseños de la mano de una nueva empresa, Novar

F.V.: Nacen en 2016, ¿visualizó el impacto global que tendrían?

M.S.: Sí, la tecnología free-form tomaba cada vez más fuerza y presencia en los laboratorios del mundo. Era evidente que con el tiempo el mercado se transformaría hacia los lentes digitales, y que se necesitarían opciones de software para lograr mejores diseños. Visualizamos esa situación y creamos estrategias de mercado para expandirnos globalmente, lo cual logramos.

F.V.: ¿Cómo fue recibido un latinoamericano ofreciendo tecnología y software en el mercado global?

M.S.: Muy bien. Desarrollamos muy buenos diseños y sabíamos que teníamos una propuesta sólida, pues nos habíamos tomado el tiempo para comprobarla. Luego, planeamos darnos a conocer en todo el mundo, con una estrategia de mercadeo. Solo necesitábamos que nos dieran la oportunidad de poner nuestro software en su sistema y equipos. La verdadera prueba de calidad vendría cuando pusieran sus máquinas a funcionar y obtuvieran el producto final. Y funcionó muy bien; nuestros clientes siguen usando los diseños que desarrollamos. Muchos productos innovadores en mercados europeos, americanos o japoneses han sido desarrollados por científicos latinoamericanos. En nuestro continente se trabaja muy bien.

F.V.: ¿Cómo surgió el concepto del genoma humano en lentes oftálmicos?

M.S.: Desde 2.008 hemos trabajado con inteligencia artificial, mucho antes de que el concepto se popularizara. Durante un vuelo largo, conversé con el físico Gabriel Martín, director de investigación y desarrollo, quien sugirió la idea de imitar el genoma humano: combinar, mediante inteligencia artificial, parejas de lentes “padres” que se reproducen para crear mejores características en sus lentes “hijos” y mantener cruces de los mejores resultados sin parar. A partir de ahí, formamos un equipo para desarrollar algoritmos que mejoran la distribución de potencias en los lentes, eliminando aberraciones periféricas. Esto culminó en 2022 con el lanzamiento de lentes basados en el genoma humano.

F.V.: Hemos escuchado sobre un asistente de inteligencia artificial que crearon.

M.S.: Sí, se trata de Sofía, una inteligencia artificial diseñada como asistente comercial para las ópticas y laboratorios. Sofía posee conocimientos exhaustivos en óptica, optometría y oftalmología. Resuelve problemas, se integra con los sistemas productivos y puede responder preguntas de clientes, incluso a través de mensajes de voz.

F.V.: ¿Qué otros procesos han desarrollado?

M.S.: Estamos aplicando inteligencia artificial a la medición de distancias nasopupilares y medidas de la montura. Con una simple foto tomada con una tableta o teléfono, se reconoce automáticamente la pupila y la forma de la montura, enviando los datos al laboratorio para optimizar la fabricación de lentes.

F.V.: ¿Cuántas personas componen su equipo de trabajo?

M.S.: Somos aproximadamente 100 personas, abarcando producción, investigación y desarrollo y otros departamentos.

F.V.: ¿Qué hace cuando no está trabajando?

M.S.: Trabajo todo el tiempo, incluso cuando duermo, ya que es un momento para pensar libremente. Además, hago mucho deporte y disfruto de la vida. Aunque trabajamos muchas horas, también aprovechamos para hacer actividades deportivas y culturales.

F.V.: ¿Cómo es su círculo familiar?

M.S.: Estoy casado y tengo dos hijos, un hombre y una mujer, ambos en sus veintes.

F.V.: ¿Cuál es el futuro para el sector óptico y los laboratorios en América Latina?

M.S.: La tecnología se redefine continuamente. La tecnología free-form, ahora basada en inteligencia artificial tiene un horizonte de unos 10 a 15 años. Después de eso, podríamos ver nuevos impactos tecnológicos que revolucionan el sector. Creemos que las compañías deben estar atentas a estos cambios, ya que redefinirá el futuro del sector.

Valentina Giraldo

Periodista Grupo Franja


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