En 1980, se introdujo la toxina botulínica tipo A (BTX-A) para el tratamiento del estrabismo y el blefaroespasmo esencial benigno. Desde entonces, se han presentado una serie de indicaciones adicionales, que continúan expandiéndose, proporcionando soluciones menos invasivas en el manejo de diferentes enfermedades oftalmológicas.

Recientemente se han informado1 ensayos exitosos de inyección de BTX-A en la glándula lagrimal para el tratamiento de la epífora causada por hiperlacrimación primaria de la glándula lagrimal, lagrimeo funcional, lagrimeo gustativo (síndrome de las «lágrimas de cocodrilo») y obstrucción del flujo lagrimal.

Esto se logra mediante el bloqueo de los receptores colinérgicos por BTX-A a nivel glandular. Curiosamente, también se ha encontrado que la BTX-A es útil para tratar pacientes con ojo seco al equilibrar el drenaje de lágrimas con la inyección de BTX-A en la parte medial del párpado inferior. La BTX-A puede ayudar a proporcionar un alivio efectivo a los pacientes que tienen dos comorbilidades oftálmicas diferentes, como el blefaroespasmo esencial benigno y el ojo seco.

Una mejor comprensión del mecanismo de acción de BTX-A en el tratamiento de las aplicaciones en crecimiento en oftalmología ayuda a proporcionar soluciones relativamente no invasivas para los pacientes. La plena conciencia de los posibles efectos secundarios de BTX-A y la forma óptima de controlarlos es vital para el éxito de esta opción de tratamiento.

  1. Curr Opin Ophthalmol.2018 Sep;29(5):428-433. doi: 10.1097/ICU.0000000000000506.
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