Una de las tareas más difíciles a la que se puede enfrentar una persona que requiere una prescripción óptica, es la selección de la montura. Lo primero a tener en cuenta es que dicho aditamento forma parte fundamental del dispositivo óptico que se encargará de corregir el problema refractivo, por lo tanto debe cumplir con muchas especificaciones que son necesarias para que el usuario se “vea bien” y adicionalmente “vea bien”. Por eso, una mala selección de la montura puede generar problemas en el proceso de adaptación y/o sintomatología que genera inconvenientes ópticos (diplopía), sistémicos (cefalea) y de comodidad (astenopia).

Desde el punto de vista estético, la montura debe tener un tamaño adecuado para el rostro del paciente, adicionalmente con respecto al tamaño, debe ser acorde al tipo del lente prescrito (monofocal, progresivo). El material debe ser adecuado para la fórmula, por ejemplo: para una miopía alta no se recomiendan monturas metálicas, en ese caso se aconseja un material como el acetato que cubre mucho más el borde del lente. Otro aspecto a tener en cuenta es el tipo de montura, que también debe ser acorde al lente recomendado (positivo o negativo), no hay que olvidar que a diferencia de las monturas de marco completo, las denominadas tres piezas o al aire, requieren de lentes más gruesos para poder ser ranurados o perforados, esta condición se conoce como espesor crítico de borde. La forma y el color de la montura no se deben pasar por alto, la primera cualidad debe coincidir con la forma del rostro del paciente e incluso con la ubicación y disposición de las cejas y el segundo aspecto debe ser acorde con la tonalidad de la piel y del cabello.

Si se analizan los conceptos ópticos, se recomienda que la montura tenga una distancia mecánica (diámetro horizontal más puente, dado en milímetros) igual o similar a la distancia pupilar del paciente, para evitar descentraciones marcadas, que generan lentes gruesos o, peor aún, montajes que no correspondan a las distancias y medidas solicitadas, lo que genera prismas inducidos. Es ideal que la montura presente condiciones de maleabilidad y se puedan realizar ajustes de sus plaquetas, brazos, terminales, ángulo pantoscópico y ángulo panorámico (también conocido como ángulo envolvente, de cobertura o de Galbe). En el caso del ángulo panorámico, es fundamental tener en cuenta la fórmula del lente: si es negativo, no se debe manejar una cobertura facial muy marcada ya que la curva base de los lentes correctores es demasiado plana y si es positivo, el ángulo no debe ser demasiado plano ya que los lentes son muy curvos, en los dos casos el montaje no sería adecuado. La selección de la montura debe tener en cuenta el tipo de lente prescrito: índice de refracción, espesor central y periférico, número abbe y densidad entre otros.

En conclusión, óptica y estética no deben reñir, las dos son importantes y complementarias en una adecuada adaptación de lentes oftálmicos.

REFERENCIAS

Perdomo Ospina, C. (2009). Fundamentos en lentes oftálmicos. Bogotá: Ediciones Unisalle. Reyes Domínguez, J. F. (2019). Excelencia en el manejo de la óptica y servicio al cliente. Bogotá: Ediciones Unisalle.

Salvadó Arqués, J., & Fransoy Bel, M. (2000). Tecnología óptica. México: Alfaomega.

 


Jimmy Fernando Reyes Domínguez
Optómetra – Universidad de La Salle
Editor del Área de Lentes Oftálmicos

Share This
Open chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte ?