La diabetes es una condición de salud debilitante que se espera alcance proporciones epidémicas en los próximos 20 años. Según la Organización Mundial de la Salud, 108 millones de personas en todo el mundo tenían diabetes en 1980; para el 2014 esa cifra fue de 422 millones. Tres años después, en 2017, 425 millones de personas en todo el mundo vivían con la enfermedad y se espera que esta cifra supere los 629 millones para el 2045.
Hay dos tipos de diabetes: las personas con diabetes tipo 1 no pueden producir la hormona insulina (del páncreas) que participa en el control de los niveles de azúcar en la sangre. Las personas con diabetes tipo 2 no producen suficiente insulina o sus cuerpos son resistentes a ella. Como resultado, ambos tipos pueden llevar a niveles altos de azúcar en la sangre, lo que aumenta el riesgo de complicaciones de la diabetes.
Entre estas complicaciones está la retinopatía diabética, una de las principales causas de ceguera en personas en edad de trabajar en países desarrollados. Si los niveles de azúcar en la sangre son constantemente altos en una persona, esto puede dañar sus vasos sanguíneos. Eso significa que el flujo sanguíneo puede impedirse o bloquearse y, cuando eso sucede en los vasos sanguíneos que sirven al ojo, la retina no puede funcionar correctamente, lo que ocasiona problemas de visión.
Las investigaciones recientes revelan que la enfermedad del ojo seco (EOS), otra afección ocular que recibe mucha menos atención, debería preocupar a todas las personas con diabetes, especialmente a las personas con diabetes tipo 2.
Las personas con diabetes tienen más probabilidades de sufrir EOS. Pero esta condición a menudo se pasa por alto durante las evaluaciones oftalmológicas diabéticas que se concentran en la detección de enfermedades de la retina.
LA EOS afecta aproximadamente del 15% al 30% de las personas mayores de 50 años. Aunque el “ojo seco” parece ser una condición relativamente inocua, los síntomas pueden ser muy perturbadores, como visión borrosa, dolor, ardor, picazón, irritabilidad, sequedad, úlceras corneales y en casos severos, ceguera. Y debido a que la buena visión está intrínsecamente relacionada con la vida diaria, el EOS puede afectar la capacidad de las personas para conducir, leer, ver televisión y usar teléfonos inteligentes y computadores.
Esto puede tener repercusiones en la calidad de vida en general, ya que la EOS perjudica el bienestar emocional, la productividad en el lugar de trabajo y otras actividades cotidianas. Además, se sabe que tiene un efecto negativo similar en la calidad de vida como para las personas que viven con angina, fracturas de cadera o en diálisis renal.
A pesar de esto, no se evalúa de forma rutinaria en las personas con diabetes porque el control de la enfermedad de la retina se considera una preocupación más apremiante, por lo que el ojo seco a menudo no se trata. Para complicar el problema, se ha investigado muy poco los efectos de la EOS asociada a la diabetes en la calidad de vida de los pacientes. También ha habido poca comparación de la EOS en la diabetes tipo 1 y 2, que tienen causas muy diferentes.
¿Qué se ha descubierto?
Se hizo un estudio1 donde se compararon personas con diabetes con las que no la padecían, para averiguar cuántas tenían síntomas de EOS y para evaluar qué tan graves eran los síntomas. Si bien se han realizado estudios sobre cuán extendida está la EOS en la diabetes, este estudio es el primero en evaluar el impacto de la EOS en la calidad de vida relacionada con la visión en estos pacientes.
El estudio mostró que la EOS es dos veces más común en la diabetes tipo 2 (el tipo que constituye el 90% de todos los casos de diabetes) que en el tipo 1. Usando cuestionarios que preguntaban a los pacientes si tenían síntomas de ojo seco, se descubrió que el 55 % de las personas con diabetes tipo 2 tenía ESO, en comparación con el 27% de las personas con tipo 1 y el 29% de las personas que no tenían diabetes.
También se descubrió que la ESO reduce considerablemente la calidad de vida en las personas que tienen tanto ESO como diabetes, y fue significativamente peor en las personas con ambos tipos de diabetes que en las personas que no la padecían. Esto plantea grandes preocupaciones, no solo sobre el diagnóstico insuficiente de EOS en la diabetes, sino también sobre el bienestar general de las personas con la enfermedad.
Estos hallazgos muestran, por primera vez, que la diabetes compromete considerablemente la calidad de vida de los pacientes y que la EOS es una condición ocular clínica importante para las personas con diabetes (particularmente en el tipo 2). Y como la EOS es más dominante en la diabetes tipo 2, agregar una evaluación clínica de EOS a la evaluación de la retina podría ser beneficioso para las personas con esta afección.
A largo plazo, el costo adicional de detección podría ser mayor que la pérdida de productividad y producir beneficios económicos en forma de bienestar general mejorado y salud ocular. Un estudio reciente mostró un fuerte vínculo entre la depresión y los síntomas del ojo seco. Aliviar La EOS podría mejorar la calidad de vida de los pacientes de tipo 2, y con beneficios sociales, físicos y psicológicos más amplios, debería ser una prioridad para los profesionales de la salud visual y los pacientes por igual.
- Clin Ophthalmol.2019 Jan 25;13:217-224. doi: 10.2147/OPTH.S184173. eCollection 2019.
Fuente: https://medicalxpress.com
Muchas gracias, por los artículos que se publican, son de suma utilidad para la actualización de los problemas de salud visual. Felicitacione
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