Como todos sabemos el tiempo que dedicamos las personas a actividades al aire libre ha disminuido debido al confinamiento en el hogar por la pandemia de la enfermedad COVID-19. Por eso muchas personas han expresado preocupaciones sobre si el confinamiento en el hogar puede haber aumentado la miopía debido no solo a la disminución sustancial del tiempo al aire libre, sino también al aumento del tiempo frente a las pantallas en el hogar.
Para investigar los cambios refractivos y la prevalencia de la miopía en niños en edad escolar durante el confinamiento domiciliario, se realizó un estudio transversal prospectivo que incluyó 194904 exámenes visuales realizados en 123535 niños de 6 a 13 años, de 10 escuelas primarias en Feicheng, China.
Se examinó la fotorrefracción no ciclopléjica usando un photoscreener. Además, se registró la refracción equivalente esférica para cada niño y se calculó la prevalencia de miopía para cada grupo de edad durante cada año. Se compararon la refracción equivalente esférica media y la prevalencia de la miopía entre 2020 (después del confinamiento domiciliario) y los 5 años anteriores para cada grupo de edad.
El estudio se realizó durante 6 años consecutivos (2015-2020) y los datos se analizaron en julio de 2020.
Los resultados del estudio mostraron un cambio miope sustancial (aproximadamente −0,3 dioptrías [D]) en las evaluaciones fotográficas escolares de 2020 en comparación con años anteriores (2015-2019) para niños más pequeños de 6 años (−0,32 D), 7 (−0,28 D) y 8 (−0,29 D) años. La prevalencia de miopía en las evaluaciones fotográficas de 2020 fue más alta que la prevalencia más alta de miopía en 2015-2019 para niños de 6 años (21,5% frente a 5,7%), 7 (26,2% frente a 16,2%) y 8 años (37,2% frente a 27,7%). Las diferencias en la refracción equivalente esférica y la prevalencia de miopía entre 2020 y años anteriores fueron mínimas en niños de 9 a 13 años.
En conclusión, el confinamiento en el hogar durante la pandemia de COVID-19 parece estar asociado con un cambio miope significativo para los niños de 6 a 8 años de acuerdo con las evaluaciones realizadas en las escuelas en el año 2020. Sin embargo, numerosas limitaciones justifican la cautela en la interpretación de estas asociaciones, incluido el uso de refracciones no ciclopléjicas y la falta de antecedentes de ortoqueratología o datos de biometría ocular.
Sin embargo hay que tener en cuenta que el estado refractivo de los niños más pequeños puede ser más sensible a los cambios ambientales que en edades mayores, dado que los más pequeños se encuentran en un período crítico para el desarrollo de la miopía.
Para ver el artículo completo: https://jamanetwork.com/journals/jamaophthalmology/article-abstract/2774808