ALGUNOS ASPECTOS CLÍNICOS Y NECESIDADES FUNCIONALES
PARTE II
ALLAN MORA VARGAS
Licenciado en Optometría, Universidad Latina de Costa Rica. Máster en Administración de Servicios de Salud Sostenibles por la UNED. Máster en Epidemiología por la Universidad Nacional de Costa Rica y Máster en Rehabilitación Visual, Universidad de Valladolid, España.
En la primera parte de este artículo se habló de la importancia de categorizar el daño visual funcional de las personas con discapacidad visual desde que se hace la primera valoración clínica de baja visión, para que el paciente pueda recuperar el desplazamiento. En este artículo se determinará qué tipo de ayudas serán necesarias para rehabilitar el desplazamiento.
La enseñanza de las técnicas de orientación y movilidad, en casos donde los campos de visión son inferiores a 15 grados o donde la agudeza visual fluctúa a lo largo del día es primordial para desplazarse funcionalmente. Se aprende con estas técnicas que el movimiento implica sumar información kinestésica, pues los ruidos, los olores, las texturas son elementos que aportan información de referencia para la persona con discapacidad visual que bien organizados son de gran ayuda en la marcha segura. Pero, las condiciones adversas como las barreras físicas, los agujeros en las carreteras, las alcantarillas sin tapas, los desniveles muy marcados, la saturación de estímulos organolépticos son “enemigos” diarios en los sitios públicos que impiden el libre y funcional acceso de estas personas que deben aprender a lidiar con ello, pues la saturación dificulta la localización.
Es importante tomar en consideración que cuando estos pacientes llegan a un edificio o un sitio con aglomeración de personas, necesitan percibir y usar con eficiencia la información de la profundidad visual y espacial. Deben calcular distancias, posición, relación y dirección de obstáculos, objetos y personas. En las observaciones de campo realizadas con pacientes con retinosis pigmentaria en un mercado municipal de un cantón de Costa Rica, se apreció que no es por casualidad que un lugar como este con terminales de autobuses, es un sitio que una persona con discapacidad visual prefiere evitar, ya que es más difícil percibir y evadir obstáculos con eficiencia. En los lugares con desniveles, ellos requieren realizar, con nivel óptimo y funcional, barridos visuales en el piso, horizontales y verticales y muchas veces hay obstáculos que impiden realizar esta acción.
El bastón es un instrumento que aporta información muy valiosa en estas personas. Ellos necesitan moverlo con eficiencia, en desniveles en el piso sobre el cual se camina y la información que permita la visión de profundidad. Ante esto no se puede dejar de lado una realidad local que hace la diferencia, es el hecho de que algunas personas con discapacidad visual viven en entornos rurales y necesitan movilizarse con seguridad en lugares con mucha vegetación, polvo, derrumbes, lluvia, barro y otros elementos naturales adversos. No es lo mismo desplazarse en una ciudad donde hay una mayor cantidad de puntos de referencia que en el campo donde estos son muy pocos. Aquí queda en evidencia que lo clínico e intuitivo se conjugan para dar respuesta orientada hacia la funcionabilidad y se debe estar receptivo ante las ingeniosas adaptaciones que la misma persona hace para desenvolverse en su entorno, muchas veces con prácticas osadas y temerarias y otras con elegancia y seguridad, dignas de la edición de un apartado bibliográfico de habilidades de la vida diaria y desplazamiento en la persona con discapacidad visual residente en zonas rurales.
Una de las ayudas funcionales para el desplazamiento con resultados variados según edad y patología, adicional a las técnicas de orientación y movilidad, son los filtros de absorción selectiva, así como el bastón. Los filtros reducen el deslumbramiento originado por la dispersión de la luz a su paso por los medios refringentes, además del deslumbramiento originado por la fluorescencia del cristalino. En las personas con discapacidad visual, dependiendo de la patología que originó la condición como consecuencia, se presentan molestias con el deslumbramiento, las cuales son producidas por una luz que no contribuye a la formación de la imagen retiniana y tiene un efecto adverso o molesto sobre la resolución visual.
Las razones fundamentales por la cuales se prescribe un filtro de absorción selectiva son las siguientes: máxima protección UV, máximo contraste, máxima transmitancia y prevención. La transmitancia espectral del lente dependerá del material en que se confeccione, así como de los tratamientos de superficie que tenga. Los filtros más útiles eliminan todas las longitudes de onda inferiores a 400 nm. Es relevante recalcar que a nivel clínico, un mismo paciente puede requerir más de un corte de longitud de onda específico para resolver con una mejor seguridad su desplazamiento tanto en condiciones fotópicas como mesópicas y escotópicas.
En baja visión el uso de estos dispositivos además de brindar comodidad al eliminar el deslumbramiento originado por la dispersión de luz, también le permiten al afectado una adaptación a la oscuridad en un menor tiempo, dicho factor se debe tomar en cuenta en el desplazamiento por la entrada y salida de edificios en los que presentan amplios espacios abiertos, puesto que proporcionan contraste figura-fondo, y facilitan los desplazamientos por la calle y el contraste en cordones de caño y escaleras.
Posterior a la valoración clínica es posible determinar la magnificación que se requiere tanto para visión lejana, como para visión próxima. No es tan común ver en Costa Rica que las personas con discapacidad visual adicional al bastón, usen un telescopio para ubicar un punto de referencia. La escasa nomenclatura en calles y avenidas podría ser una de las causas del no uso de esta ayuda óptica durante un desplazamiento o quizá también podría ser debido al uso recurrente de puntos de diversas referencias más comunes y coloquiales que le permiten a la persona con discapacidad visual, acceder a la información, ya sea preguntando, tocando, oliendo o escuchando.
El aumento y campo son inversamente proporcionales por lo que muchas veces hay que buscar una solución de compromiso que equilibre ambos aspectos, según las necesidades del paciente. Hay limitaciones que se deben considerar, por ejemplo, la edad, el equilibrio, los campos de visión, las destrezas motoras, los requerimientos específicos, entre otros. Desde la experiencia clínica, se puede mencionar que es en la categoría clínica de baja visión moderada, donde se notan mejores resultados en el uso del telescopio como auxiliar del desplazamiento, es en esta categoría donde se proporcionará un mejor pronóstico de adaptación.
Por último, debe entenderse que el modo en que la discapacidad visual afecta a los distintos grupos etarios, varía y, en algunos casos, conlleva a un proceso de rehabilitación distinto en función de sus necesidades, siendo distintas estas entre un niño y un adulto mayor. Lo que sí es un hecho es que una alteración en el desplazamiento tiene importantes consecuencias a nivel de salud, a nivel psicológico, social, laboral y académico, en sí se afecta el bienestar personal en cualquier edad. Estas son algunas razones donde estriba la importancia y relevancia de la rehabilitación visual a cualquier edad como un proceso de ayuda, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad visual.
REFERENCIAS
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