La incorporación de carreras complementarias permite contar con profesionales preparados en aras de mejorar la calidad de los servicios de salud en lugares a los que pueden o no llegar algunos profesionales de la salud. Sin importar la universidad o la modalidad de enseñanza, o de qué hogar venimos, es fundamental incluir la concientización, el sentido social, la compasión, la solidaridad y el cuidado de nuestro prójimo.

Es muy interesante comprender que el paciente no es solo un ser biológico. Debemos entenderlo como un ser integral, con aspectos sicológicos, sociales y culturales. Si consideramos y aplicamos estos elementos tanto al diagnóstico como al tratamiento, veremos cómo el pronóstico y los resultados pueden marcar una gran diferencia. Esto nos permitirá establecer un nuevo nivel de confianza en el cual el paciente se abrirá más como ser humano y, por ende, nos permitirá obtener datos y condiciones que no se expondrían en un interrogatorio normal o superficial.

Este es nuestro escenario, el lugar donde desarrollamos nuestras vidas profesionales y alcanzamos nuestras metas y satisfacciones. Por esta razón, es crucial que seamos conscientes de las herramientas que poseemos para desempeñar nuestro trabajo. No solo debemos conocer lo que tenemos, sino también saber qué es lo que estamos brindando a los pacientes, estudiantes o a las personas con las que trabajamos e incluso a nuestra familia, porque el trabajo influye e impacta nuestra vida familiar y personal. Es importante canalizarlo adecuadamente para que sea un aporte positivo y de crecimiento en todos los aspectos.

Una vez que desempeñamos nuestro papel como profesionales, nos damos cuenta de que existe un valor relativo tanto para el paciente como para nosotros en nuestro rol profesional. ¿Somos conscientes de cuánto valor tiene brindar salud visual tanto desde el punto de vista del paciente como del profesional?

Es ahí donde nos enfrentamos a una serie de dilemas y conflictos éticos, aún más en una profesión tan comercial como la nuestra. Esto puede ser tanto positivo como negativo si no se ejerce con bioética, como estamos llamados a hacerlo. La beneficencia, la no maleficencia, la autonomía y la justicia deben ser nuestras herramientas diarias. Son nuestro mayor tesoro y nuestro mejor legado. Deben reflejarse en nuestra noble labor, casi sin necesidad de palabras sino a través de nuestras acciones.

Tenemos una profesión social, que nos otorga una posición de honor, y no podemos permitir que el entorno o nuestra misma profesión o compromiso con ella nos limiten o nos impidan ser éticos en todo momento. Debemos superar cualquier obstáculo que nos aleje de cumplir con nuestro papel como profesionales íntegros y capacitarnos cada día más para contar con mejores herramientas en la atención de nuestros pacientes.

Utilicemos la ciencia, la tecnología, la investigación, el comercio y la administración para acercarnos más a nuestros pacientes y empleados. Aspiremos a mantener altos estándares en la administración, registros de historias, trabajo en equipo interdisciplinario y que se conozca que nuestra profesión trasciende en muchos ámbitos dentro de nuestro hermoso país. Somos referentes nacionales e internacionales.

Hagamos que se mantenga ese estándar y permitamos que se amplíen las fronteras, que podamos instruir a otros, que llevemos o mostremos nuestros logros por una optometría colombiana de gran nivel clínico, ético, íntegro y con gran valor social y humano.

Autor: Fabio Arturo Mora, OD, M.Sc.

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