JOSE EDUARDO MOURA Óptico, Contactólogo, Optometrista, Posgrado en Gestión en Salud de la Escuela de Educación Permanente del Hospital de las Clínicas de la Facultad de Medicina de la USP, fundador del Consejo Regional CROOSP de Brasil.
Cuando un paciente busca soluciones para sus trastornos de visión, normalmente los lentes oftálmicos representan gran parte de estos recursos para obtener un buen resultado. No como actividad final, sino como medio. En otras palabras, el objetivo no está en la indicación de este o aquel lente, sino en la solución o minimización de los trastornos recogidos en la anamnesis, después del análisis y prueba ambulatoria, realizada por medio del uso de varios lentes. Siguiendo la tríada; diagnóstico, pronóstico y conducta.
Por lo tanto, si los lentes oftálmicos forman parte del éxito en la respuesta de más del 75% de los casos, es fundamental realizar la adaptación de los lentes de acuerdo con los fundamentos de la óptica oftálmica en perfecta armonía con los conceptos de la óptica fisiológica. En los últimos años la evolución tecnológica seguida de la tercerización con la propuesta de disminuir costos, facilitó el acceso a los bienes y servicios, también en el sector de la salud visual. Ocurre que este modelo desencadenado por la globalización, refleja al día de hoy la conexión de los pasos a seguir, porque el que examina y prescribe, tiene poca injerencia en las acciones de quien fabrica, talla o con el que monta los lentes en el marco. Esta relación compleja de especialistas en la cadena de producción de bienes y servicios (profesionales de salud en la línea del frente, seguida de la industria, laboratorios de tallado y montaje) puede afectar la satisfacción final del consumidor y la responsabilidad puede ser atribuida equivocadamente a quien prescribió, cuando en realidad los principios de la óptica oftálmica y fisiológica no fueron respetados por desconocimiento de algún eslabón en la cadena de especialistas de aquella área específica que no ve el todo.
Este descontento por parte del cliente puede generar perjuicios a la imagen de la clínica o del clínico, dando como resultado el rechazo o la desconfianza en los productos ofrecidos en el momento de la compra, que no se traduce en beneficios en el momento del uso.
VEAMOS UN CASO: Caso 1- El paciente llega a consulta de control anual y, aparentemente, no tiene quejas. Detalle, el paciente es atleta – jugador de fútbol y ocupa la posición de portero, actuó en varios clubes importantes en la ciudad de São Paulo. Su primera consulta fue a los nueve años y la madre ya paciente de la clínica y orientada sobre los signos y síntomas de salud visual, resolvió traerlo para una evaluación. El resultado de esta primera evaluación en el año 2015 fue miopía de -1.00 en ambos ojos. La conducta fue la prescripción de gafas y lentes de contacto. En los años siguientes fue revisado periódicamente. Ocurre que, por cambio de ciudad, en 2018 él fue a la clínica más cercana e hizo las gafas en una tienda de boutique. Sin embargo, retornó para una revisión en 2018 y el examinador observa una postura de cabeza del paciente que le llama atención debido a que, levanta la barbilla, en el trayecto entre la sala de espera y el consultorio. Al sentarse en la silla y ser orientado a leer el cuadro de optotipos el paciente insiste en levantar la barbilla entre 15º y 20º. (Figuras. 1 y 2).
Observe la posición de las gafas de uso habitual con relación a la altura de los centros ópticos, altura de la ceja y puente muy bajo que obliga el giro de cabeza y de la de la fóvea. (Figuras 3 y 4)
Además de la elección inadecuada del armazón en función del puente bajo, el diseño monobloque no permite el ajuste de plaquetas, ni la inclinación adecuada como se ve en el diseño de perfil, obligando el giro para alinear de las fóveas como rigen los principios de la óptica oftálmica cuya ley de Charles Prentice (1888) describe el prisma inducido en ese caso. Figuras 5 y 6. De acuerdo con la miopía actual (-2.50) y la altura descentrada de 12mm, esto induce un efecto prismático de 2,50 x 12mm = 30/10 = 3. Imaginen ese efecto para un arquero de fútbol que necesita ver a largas distancias.