Las enfermedades mentales afectan a miles de personas en el mundo, y su diagnóstico es tan complejo como la enfermedad misma. Esto se debe a la importante cantidad de desórdenes psiquiátricos, y las características neurológicas del desequilibrio en cada proceso neurológico. Por esta razón, la búsqueda de biomarcadores objetivos, es una vía rápida para poder diagnosticar con mayor exactitud estas alteraciones mentales.1
Cabe señalar que la retina en su metabolismo, usa ampliamente a los neurotransmisores para llevar a cabo el proceso de transducción del estímulo luminoso. Siendo así, múltiples hipótesis se han formulado para inferir que la eventual desregulación de los neurotransmisores, que es característica de la fisiopatogenia de los trastornos mentales, puede ser detectable a través de la evaluación de la función neurológica de la retina. 1,2
El mejor modo de explicar las cosas, es que la retina es una extensión del diencéfalo; recuérdese su íntima relación con el tálamo y el hipotálamo, esto la hace parte del sistema nervioso central (SNC). Aquí se destaca que las verdaderas neuronas de la retina, son las células ganglionares, que constituyen la proyección hacia el resto del SNC, a través de la vía óptica. Ahora bien, las células amacrinas expresan una diversidad de neurotransmisores, entre ellos la dopamina. Conectando todo esto, se debe destacar que la retina interna (donde están las células ganglionares y amacrinas), reciben irrigación vascular directa de la arteria central de la retina; mientras que, la capa de fotorreceptores depende de la difusión de oxígeno proveniente de otras capas de la retina y de la coroides. Por esta razón, los conos y bastones requieren más energía que cualquier otro tejido. Este balance crítico entre el suministro de energía y la demanda, hace que la retina sea altamente vulnerable a pequeños cambios en el metabolismo energético y la regulación de la neurotransmisión también se relaciona con todos estos procesos.
Se debe comprender entonces, que los cambios que se pueden observar en la retina de los pacientes con desórdenes psiquiátricos particulares, pueden reflejar alteraciones estructurales y funcionales, las cuales se manifiestan a lo largo del tejido cerebral, que se relacionan de manera específica con el tipo de enfermedad y la etiología de la misma. Así pues, como la retina ofrece información valiosa del sistema neuronal viviente, se potencializa el acceso a la mejor comprensión del funcionamiento de las células y circuitos humanos, así como la historia natural profunda de los desórdenes de origen psiquiátrico.3,4
Silverstein et al 2020, describe para ilustrar esto, que los pacientes con esquizofrenia experimentan cambios en la percepción visual, tales como distorsión de las formas, color, brillo de los objetos, y alucinaciones. Esto también hace pensar en la necesidad de detección de los cambios neurológicos retinales en esta patología. Una de las pruebas que ha cobrado especialmente interés para la investigación al respecto, es la electrorretinografía. Por ejemplo, continuando con estudios en esquizofrenia, se han identificado cambios en el registro del electrorretinograma (ERG) mediante flash (flash-ERG), y en algunos casos, en los tiempos y latencias. Las investigaciones han reportado características del ERG en aspectos como: las formas de las ondas “a” del flash ERG, que muestra la respuesta de fotorreceptores, las ondas “b” que reflejan la actividad combinada de las células bipolares y las de Müller o gliales, los potenciales oscilatorios, la respuesta fotópica negativa que evidencia la actividad de las células ganglionares, y las formas del patrón del ERG, que muestra la actividad de las células ganglionares en respuesta a estímulos con bordes claramente definidos entre regiones claras y oscuras. Se ha visto reducción en la amplitud de la onda “a” de los conos, y onda “b” de los bastones en pacientes con esquizofrenia. Los hallazgos encontrados en ERG de pacientes esquizofrénicos sugieren que las psicosis agudas pueden estar acompañadas por alteraciones en la función de los fotorreceptores; mientras que, un funcionamiento celular aberrante de las células de Müller, se puede observar en pacientes con esquizofrenia crónica.5
Para complementar las investigaciones, se ha usado el equipo para realizar ERG portátil. Demmin 2018, utilizando este aparato encontró disminución de la actividad de los fotorreceptores y de las células bipolares bajo condiciones fotópicas y escotópicas bajo estímulos de alta intensidad. Los pacientes también mostraron una amplitud de respuesta fotópica negativa atenuada, demostrando tal vez la disminución de la actividad de las células ganglionares.5
También se han desarrollado estudios comparativos entre alteraciones mentales, para establecer diferencias en el ERG; por ejemplo, se han evidenciado diferencias entre pacientes con esquizofrenia y pacientes con trastorno de bipolaridad. Hebert et al reportaron que en ambos desórdenes se presentó reducción de las amplitudes de la onda “a”, y latencias prolongadas en la onda “b”. Sin embargo, solo los afectados de esquizofrenia mostraron reducción de la onda “b”.5,6
Se ha comprobado la utilidad de los equipos de electrodiagnóstico no solo para el estudio oftalmológico, sino para el estudio de enfermedades de origen psiquiátrico. Esto abre el campo de los profesionales de la salud visual, para explorar otras aplicaciones de la tecnología diagnóstica ocular, con abordaje multidisciplinario.
REFERENCIAS
1. Youssef P, Nath S, Chaimowitz GA, Prat SS. Electroretinography in psychiatry: A systematic literature review. Eur Psychiatry [Internet]. 2019;62:97–106. Available from: https://doi.org/10.1016/j.eurpsy.2019.09.006
2. Duraković D, Silić A, Peitl V, Tadić R, Lončarić K, Glavina T, et al. The use of electroretinography and optical coherence tomography in patients with schizophrenia. Acta Clin Croat. 2020;59(4):729–39.
3. Hosak L, Sery O, Sadykov E, Studnicka J. Retinal abnormatilites as a diagnostic or prognostic marker of schizophrenia. Biomed Pap. 2018;162(3):159–64.
4. Maziade M, Silverstein SM. The place of the retina in psychiatry: Uniting neurobiological and neurodevelopmental research with clinical research in psychiatric disorders. Schizophr Res. 2020;219(xxxx):1–4.
5. Silverstein SM, Fradkin SI, Docia L. Demmin. Schizophrenia and the Retina: Towards a 2020 Perspective Steven. Schizophr Res. 2020;219:84–94.
6. Hébert M, Mérette C, Gagné AM, Paccalet T, Moreau I, Lavoie J, et al. The Electroretinogram May Differentiate Schizophrenia From Bipolar Disorder. Biol Psychiatry [Internet]. 2020;87(3):263–70. Available from: https://doi.org/10.1016/j.biopsych.2019.06.014