Cuando estaba pensando en el tema para abordar en esta edición quería hablar de la rueda de la vida. Una herramienta fabulosa, para analizar qué tal estamos en varios aspectos de nuestra vida, en la parte espiritual, familiar, personal, amistad, profesional, financiera, laboral, el ocio, la salud, los sueños. Abarca muchos aspectos, por ello es poderosa. Hacemos un análisis y nos damos cuenta en qué aspectos estamos mal, qué tenemos que mejorar o a cuál le damos más importancia. El objetivo es conocer si estamos en equilibrio en nuestra vida.

Ese era el tema, sin embargo, me ha sucedido, y no solo a mí, a colegas consultores y coaches que, en ocasiones al hacer el taller en una empresa, se han presentado renuncias. (Esto no me hace buena publicidad). Si lo vemos desde el punto de vista del interés de la empresa de hacer un taller porque quieren que los colaboradores se sientan mejor, logren equilibrio personal-laboral, hacer una rueda del trabajo específicamente, buscando puntos de mejora y con ellos, el aumento de la productividad y las ventas. Esto impacta un poco.

Sin embargo, puede haber alguien que no está tan satisfecho, que está trabajando solo por el dinero, está esperando un momento de escape, esto no quiere decir que sea mal trabajador, da su 100% pero está en un momento de espera. Y cuando analiza su vida, puede que tome una decisión que no se había atrevido a tomar y renuncie, para buscar su sueño, su pasión, o su tiempo con la familia.

Es un paso muy importante para esa persona, el empujoncito que esperaba. Por otro lado, bueno, pueden imaginar la cara que me hará el dueño de la empresa cuando me lo cuenta. Y se imaginarán la mía.

Después de un silencio incomodo, qué puedo decir, como en las malas relaciones, es algo que se venía venir, y a veces esa persona que renuncia no es tan buen trabajador y hasta es un aire para el empleador, pero puede ser que a veces ese empleado, tenía mucho potencial, precisamente, un potencial subutilizado. Ante ese panorama, es importante saber que un empleado insatisfecho, (no solo con la empresa, la labor, sino con sus sueños) va a renunciar en algún momento, a veces es inevitable.

Si su insatisfacción es con la empresa por falta de crecimiento, es importante que lo dialogue o que los jefes brinden espacios para conocer las ambiciones a nivel laboral de sus colaboradores para ver la posibilidad de brindar nuevas oportunidades, retos o responsabilidades (no siempre es un nuevo cargo). Si la insatisfacción es con sus sueños, no hay manera de detenerlo, en algún momento toma la decisión, y si es aquel que no le gusta su trabajo y estaba por obligación, no se puede negar que es un alivio que lo haga.

En ocasiones es una ganancia, una renuncia para el empleador y para el empleado, uno porque va a construir sus sueños o su futuro y, por otro lado, porque la empresa tiene la oportunidad de promover a alguien o contratar un perfil acorde con lo que se requiere.

Siempre es mejor que digan adiós a tener empleados en una renuncia silenciosa, es aquel que se quiere ir, pero que está esperando la oportunidad, el tema con este colaborador es que trabaja media marcha y en ocasiones hasta “contagia” con esta actitud a sus compañeros.

Las renuncias se presentan por diferentes motivos, no siempre es porque al colaborador no le guste su labor, ni la empresa, puede ser por razones personales. Lo que sí es importante es tener en cuenta es que la felicidad propia no depende de las acciones de la empresa y que depende de uno mismo. Y que la empresa también tiene que conversar con los empleados, tener feedback constante para lograr mantener el equilibrio personal – laboral. Que mientras estén en la empresa den todo su potencial y se sientan felices, sabiendo que no siempre los mejores empleados van a estar eternamente.

Ella Rojas, O.D. Editora del Área
de Administración

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