ARIEL LONGO Diseñador y fabricante de monturas en Argentina.

Por muy cuidadosas que sean las personas con sus anteojos, vez tras vez los encuentran torcidos. Las patillas (brazos) que son el soporte que se posarán sobre las orejas, ya no apoyan las dos en la misma superficie para que el anteojo quede derecho.

A veces es fácil identificar cuál fue el problema, si los pacientes acostumbran llevar los anteojos colgados en el cuello por cuestiones de practicidad o por el tipo de trabajo que hacen, sin darse cuenta están exponiendo sus anteojos a torceduras, tracciones, golpes y rayaduras que se generan con sus simples movimientos.

Otras veces los descuidos, los hijos pequeños o los nietos que tienen un irrefrenable placer en jugar con los lentes, pueden sin querer estrujarlos, abrirlos más de lo que el lente puede soportar, o bien se pueden olvidar en un bolsillo del pantalón y volverlos a encontrar cuando se sientan sobre ellos.

Indudablemente todos los casos que mencionamos antes van a dejar los anteojos torcidos, y será fácil darse cuenta el porqué. Pero hay otros casos en los que no se sabe qué pasó con los lentes, ¡los dejé en la mesa y no les ha pasado nada! O ¡estaban en su estuche y ahora están torcidos!

Entonces, se tienen que analizar otros factores, por ejemplo ¿qué tipo de anteojos tienen los pacientes metal, acetato o inyectados?

Si los anteojos son de metal se debe tener en cuenta que los tornillos de las bisagras con el uso normal pueden aflojarse un poco, no quiere decir que se saldrá la patilla o que se perderá el tornillo, pero ese pequeño juego hacer que las patillas no apoyen igual.

En los anteojos inyectados es más difícil que suceda por su contextura, estos tienen un material con memoria que no permitirá adaptarlo al rostro pero que difícilmente se deformará.

En el caso de los anteojos de acetato a diferencia de los inyectados son muy adaptables al rostro y medidas de nariz y orejas, esa misma adaptabilidad hace que requiera otros cuidados. Por ejemplo, las altas temperaturas, si se dejan los anteojos de acetato sobre el tablero del auto en pleno verano es probable que se deforme, o si el estuche en el que se guarda queda ajustado, es posible que la presión constante lo termine deformando.

Cuando se compran gafas nuevas, las patillas deben estar parejas y apoyar sobre la mesa u otra superficie plana de manera uniforme, sin embargo, cuando se adapta al rostro se va a notar que la fisonomía es asimétrica, las orejas pueden variar en tamaño y altura siendo diferente la derecha a la izquierda, o la nariz puede tener el tabique con una leve desviación a izquierda o derecha.

El profesional o asesor no debe preocuparse, esto se soluciona adaptando el anteojo al rostro y nadie notará que el paciente tiene una oreja un poco más grande que la otra, lo importante que el anteojo quede derecho y cómodo.

Después de que se adapte a la cara es posible que al apoyarlo en una mesa ya no apoyen más las patillas de la misma manera y no por eso va a quedar torcido, solo se amoldó a cada persona.

Cuando el paciente se mire al espejo se debe ver los lentes derechos y eso bastará para saber si se ha deformado sin querer.

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