Tiene una trayectoria excepcional, padre de cuatro hijas y abuelo de 9 nietos, filántropo, creador de una fundación a través de la cual le da vida a un impresionante complejo médico. Además, tiene una clínica de Oftalmología, una de las más reconocidas del continente. Entre la fundación y la clínica, suman 5.200 trabajadores. Virgilio Galvis es y ha sido presidente de juntas directivas de importantes empresas, ministro de salud, decano de una facultad de medicina, profesor y director general de un hospital. Se destaca por ser un gran conversador y por su calidez humana, además, es reconocido, por su capacidad de planear grandes objetivos y ponerlos a funcionar de manera eficiente. Apasionado por la clínica oftalmológica, su región y el servicio a la humanidad, es un profesional que deja huella más allá de su labor profesional y empresarial.
Como si fuera poco, su labor como investigador y formador de oftalmólogos ha sido fundamental para el avance de la ciencia y la práctica oftalmológica en el mundo.
Franja Visual (F.V.): ¿Qué lo motivó a estudiar medicina?
Virgilio Galvis (V.G.): Desde joven he tenido un fuerte compromiso social. Aunque al principio no consideraba la medicina como una opción, ya que en mi familia no había médicos, el llamado social siempre resonó en mí. Después de una breve experiencia en el seminario, donde descubrí que la vida religiosa no era mi vocación, opté por seguir otro camino, quedé convencido por la medicina cuando acompañé al Dr. Eduardo Camargo durante la cirugía de cáncer de seno de mi madre. Luego, mi interés por la oftalmología surgió después de presenciar una cirugía de catarata realizada por el Dr. Gustavo Parra Durán; quedé de inmediato profundamente impresionado.
F.V.: De médico general a oftalmólogo ¿Cómo fue este proceso?
V.G.: Después de decidirme por la oftalmología, me entrevisté con el Dr. Guillermo Vélez Restrepo, Jefe de Oftalmología en la Universidad de Antioquia. Durante la entrevista, el Dr. Vélez me planteó un dilema: “prefieres el golf o la Oftalmología” pues por esos días tenía mi participación por Colombia en los Juegos Panamericanos de golf en Brasil. Esa pregunta marcó un punto de inflexión en mi vida golfística y me dediqué por completo a la oftalmología. Dejé de lado mi pasión por el golf durante diez años.
F.V.: ¿Qué tan buen estudiante fue?
V.G.: En el ámbito de la medicina, no fui un estudiante sobresaliente, me ubicaba en el rango medio, entre los mejores 15 a 20 estudiantes de 57 de mi clase. Sin embargo, en oftalmología, logré el primer puesto, lo que me permitió obtener todas las becas en instituciones prestigiosas de Estado Unidos. Esta experiencia prolongó mi residencia a cuatro años en lugar de los tres habituales, ya que pasaba tres o cuatro meses en ese país en cada oportunidad.
F.V.: Con base en todo esto, ¿Cuál ha sido su perfil profesional desde entonces?
V.G.: El compromiso social ha sido la base de mi trabajo; escogí la Oftalmología porque me permitía rápidos y tangibles resultados para mejorar la calidad de vida a mis pacientes.
También he tenido como base hacer lo mejor posible en todos los aspectos de mi vida, esto involucró mi capacitación y entrenamiento; seleccionar un buen equipo humano, tener el estado del arte en tecnología; así como instalaciones físicas idóneas. Aquí a mi perfil, agregaría la pasión por el golf que me da el equilibrio entre lo personal y lo profesional.
F.V.: Cuéntenos un poco sobre sus inicios en la Fundación Oftalmológica y cómo ha sido su trayectoria desde entonces.
V.G.: Comencé la Fundación Oftalmológica en 1976. En una vieja casona con apenas 200 metros2 y con el paso del tiempo logramos expandirnos hasta alcanzar hoy una estructura moderna de 250.000 metros2 en 5 sedes; dos en Floridablanca, Bucaramanga, San Gil y Barrancabermeja. Hemos tenido un camino de constante crecimiento y total dedicación. De seis empleados en 1976, hoy 2024, la familia tiene 5.000 empleados.
F.V.: Usted decide trabajar de la mano con los optómetras, ¿cómo ha sido esa experiencia?
V.G.: Mi alianza con los optómetras ha sido 100 % exitosa. Su contribución ha sido invaluable en la optimización de nuestros procesos de atención, acelerando notablemente el flujo de trabajo. La refracción, los lentes de contacto, el manejo de tecnología diagnóstica y terapéutica para cirugía refractiva la manejan con gran propiedad. Diría que, mis 24 optómetras con su criterio profesional ya son “optómetras” que nos ayudan al co-diagnóstico. Su experiencia y complementación con los oftalmólogos nos ha mostrado ser un activo invaluable para nuestro equipo.
F.V.: ¿Cómo fue su experiencia como médico de hospitales públicos?
V.G.: A mi llegada en 1975, y por dos años, trabajé de forma gratuita en las mañanas en un hospital público y, por las tardes, atendía mi consulta privada. Fue un periodo lindo por servir al necesitado y difícil pues tuve que luchar para lograr algo de tecnología y dotación básica; la oftalmología era la cenicienta. Dejé el servicio médico y quirúrgico con buenos recursos.
F.V.: ¿Cómo surgió su interés por la cirugía refractiva y cómo ha evolucionado su práctica desde entonces?
V.G.: En 1979 tuve la formidable oportunidad de una pasantía de cuatro meses en la clínica Barraquer. El profesor José Ignacio, Paco, Carmen, Federico y Luis Antonio fueron grandes maestros y por ellos, mi dedicación al segmento anterior. De mi ejercicio integral de la Oftalmología, volví a Bucaramanga para buscar colegas que me permitieran estructurar un servicio con todas las subespecialidades.
F.V.: Tuvo rotaciones en importantes instituciones, como Mass General; Boston City; Manhattan Eye, NY: y Bascom Palmer, Miami, ¿cómo influyó en su enfoque profesional?
V.G.: Las vivencias científicas-tecnológicas fueron muy valiosas. En el Boston City Hospital tuve la oportunidad de observar el trabajo de Simmons Lessell neuroftalmólogo y Howard Leibowitz segmentólogo. En el Mass General Hospital a los retinólogos Charles Schepens y Mackenzie Freeman. En New York a Richard Troutman, Shalom Kelman, Byron Smith y Rees. En el Bascom a Edward Norton, Donald Gass y Don Nicholson. Vale anotar que en todos fui solo observador.
F.V.: Usted ha tenido una trayectoria impresionante que incluye haber sido ministro de salud. Cuéntenos.
V.G.: Mi trabajo social en Santander me abrió muchas puertas con reconocidas personas de Colombia. Tenía una amistad con Andrés Pastrana, él conocía mis adelantos profesionales, sociales y empresariales. Así que cuando es elegido presidente, unos días después me llama y me dice, “Virgilio, lo necesito en Bogotá, quiero que venga a trabajar conmigo. Quiero pedirle que sea el ministro de salud”. Fue un gesto muy generoso por parte del doctor Pastrana, así que decidí aceptar el cargo porque vi en ello la oportunidad de seguir promoviendo la salud y el bienestar a través de políticas públicas.
F.V.: Qué interesante ¿Cómo le fue?
V.G.: Logré realizar importantes reformas en el sistema de salud colombiano. Una de ellas fue la reestructuración de hospitales, mediante la introducción de una administración más eficiente y la sistematización de procesos. También trabajé en proyectos de ley para mejorar el “giro sin situación de los fondos” de salud y promover la vacunación y los estándares de atención del VIH. En cuanto al aborto, propuse legislaciones que contemplaban su aprobación en circunstancias específicas, como violación, patologías médicas o genéticas graves del feto y peligro para la vida de la madre. Aunque enfrenté críticas y desafíos, estoy orgulloso de haber avanzado en temas sensibles como el aborto y la eutanasia, promoviendo legislaciones que hoy, aprobadas, benefician a muchos colombianos.
F.V.: Háblenos sobre su vida como investigador.
V.G.: Ha sido fundamental en mi carrera. He invertido mucho tiempo y esfuerzo. Me complace decir que mi trabajo ha sido reconocido nacional e internacionalmente. Una de mis áreas de investigación más destacadas ha sido el estudio de los factores hereditarios y ambientales del queratocono. Hemos logrado redefinir el queratocono como una enfermedad inflamatoria, en lugar de considerarla como degenerativa. Además, nuestras investigaciones sobre el control de la miopía han sido muy prometedoras. Hemos desarrollado métodos médicos y quirúrgicos efectivos para detener la progresión de la miopía, en niños y jóvenes. La calidad de nuestros artículos nos ha permitido la publicación en revistas indexadas, lo cual representa un valioso logro de nuestro grupo de investigadores del COVGR, bajo la dirección del Dr. Alejandro Tello.
F.V.: Cómo investigador ha recibido importantes reconocimientos.
V.G.: Si, hemos recibido reconocimientos en el ámbito académico. Me encuentro calificado como investigador H25 por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, ocupando el puesto 19 en América Latina y el tercero en Colombia, lo que representa el grado máximo en este campo. Además, hemos contribuido a la publicación de 124 artículos en revistas de alto impacto. Entre las publicaciones de mayor importancia se encuentran los estudios sobre el queratocono, la miopía y la epidemiología ocular en Colombia. Para la obtención de mi PhD, en la Universidad de Oviedo en España, la tesis que presenté sobre la miopía fue laureada, un logro del cual me siento particularmente orgulloso. Dado que el tema de la miopía cobra cada vez más importancia, con nuestras investigaciones hemos demostrado que los defectos refractivos pueden detenerse a tiempo para evitar problemas futuros. Por ello, invito a todos mis colegas a participar en eventos y charlas sobre el control médico y quirúrgico de la miopía, ya que juntos podemos hacer una diferencia significativa en la salud visual de nuestras comunidades.
F.V.: ¿Cuál considera que ha sido su mayor contribución en el campo de la oftalmología?
V.G.: Para responder a esa pregunta, debo considerar dos aspectos que me han motivado, el social y el médico. En el ámbito social, destaco el impacto significativo generado por la creación de la fundación destinada a servir a personas de escasos recursos. En el ámbito médico, hemos avanzado en la comprensión de muchas condiciones visuales y oculares a través de investigaciones que proponen nuevos procedimientos y modificaciones a la tecnología. Además, hemos formado más de 220 oftalmólogos y fellows, hoy al servicio de la oftalmología del mundo. Los dos aspectos enfocados a la formación y la ayuda a los demás.
F.V.: ¿Cuál es el futuro de Virgilio Galvis?
V.G.: Hoy vivo el futuro que había soñado. Quiero seguir atendiendo a mis pacientes, visitando las clínicas, asistiendo a congresos, motivando a los residentes, conversando con mis colegas, con la gente joven, ayudando a más gente, jugando golf. Sigo trabajando en la innovación, la inteligencia artificial y contribuyendo al avance de la ciencia.
F.V.: Para finalizar, Dr. Galvis ¿qué mensaje les da a todos los profesionales de la salud visual de América Latina? V.G.: En la práctica clínica, es fundamental ir más allá del simple acumulo de conocimiento, compartirlo es un acto de generosidad y colaboración. Los animo a ser profesionales integrales, a trabajar en equipo y a mantener sus mentes actualizadas con conocimientos serios y responsables. En un mundo donde las redes sociales pueden confundir los avances científicos con mensajes engañosos, es crucial mantenernos informados de manera veraz y crítica. Juntos, podemos garantizar una atención médica de calidad y contribuir al bienestar de nuestras comunidades.
Valentina Giraldo
Periodista Grupo Franja
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