En medio del constante flujo de palabras y acciones de quienes lideran nuestra nación, se está gestando un clima de incertidumbre que genera una preocupación constante. Nos encontramos frente a una propuesta de división que se manifiesta en diferentes ámbitos: empleados contra empresarios, pobres contra ricos, partidarios del gobierno contra opositores, los que se quedan y quienes optan por irse. Es evidente, la división es una estrategia para debilitar.


En el caso de nuestra comunidad salud visual, después de conversar con personas de diferentes áreas, registro que vivimos con una sensación de intranquilidad debido a nuestra situación política y social, lo cual influye en el comportamiento comercial del sector. El comentario más frecuente que he recibido, entre otros, es que los consumidores están demorando la solución de sus problemas visuales o buscando alternativas más económicas. Este comportamiento impacta automáticamente a los distribuidores, quienes a su vez reportan un aumento en los tiempos de recuperación de cartera y una disminución en las ventas. Por tanto, la comunidad salud visual en general está experimentando un estado de desmotivación que se está convirtiendo en tendencia.


Así que acudí a expertos para conversar sobre la situación actual y explorar alternativas que permitieran apoyar a mi comunidad. Todos estuvieron de acuerdo en que la postura del Estado está teniendo un efecto negativo, pero también coincidieron en que existen numerosas oportunidades para crecer y fortalecernos. Empecé conversando con un alto ejecutivo de un banco que lidera más de 500 sucursales. Él señaló: “el gasto aumentó por encima del incremento del ingreso, lo que conlleva a disminuir las compras, pero ¡dinero si hay! y está circulando. Tenemos suficientes evidencias de que el consumidor si está comprando”, y me dio algunos ejemplos del buen comportamiento económico que tienen restaurantes de alto valor, los conciertos, el turismo y otros servicios o productos.


La conversación se fue tornando cada vez más positiva mientras me comentaba sobre cómo la tendencia pesimista nublaba la percepción de oportunidades. Por ejemplo, me decía: “los bancos ofrecen créditos a intereses más bajos, al mismo tiempo que están pagando mejores intereses que antes. El dólar se ha desvalorizado y, debido a esta misma situación, se presentan muchas oportunidades de negocio”. De nuestra conversación también surgió la postura actual del consumidor, quien en la medida que evoluciona la educación y la tecnología se vuelve más analítico con sus compras y más exigente con lo que adquiere, independiente de la situación del momento. Es decir, me decía que vender un lente de alta precisión óptica o una montura de buena marca exige una mejor argumentación que debe ser bien sustentada con realidades. El consumidor quiere comprar cosas buenas y sabe cuándo alguien presenta argumentos válidos. Finalizó diciendo: “estoy seguro de que hay ópticas que han incrementado sus ventas”.


Mi conversación con otro empresario exitoso y miembro de juntas directivas inició así: “en el capitalismo, en momentos de crisis, hay quienes ganan y quienes pierden; hay pocos puntos medios. El grupo en el que estarás depende de qué tanto entiendas y reacciones ante la situación, el entorno y las oportunidades que se presenten, además, por supuesto, de poner en acción estrategias”. Como ejemplo me mencionó: “si el consumidor no tiene dinero, ¡abre tu propia línea de crédito para financiarlo! Es algo que, en este momento, es muy apreciado y está siendo utilizado en diferentes sectores, con buenos resultados”.


Según él, es momento de responder honestamente a preguntas fundamentales, como: ¿mi oferta es realmente buena?, ¿estamos atendiendo con la misma altura intelectual del consumidor?, ¿qué necesita el consumidor?, y otras tantas que se enfocan en ser conscientes de qué tan buenos somos. Nuestra conversación concluyó así, “la época en que los clientes compraban solos terminó, ahora, debemos ser, honestamente, buenos vendedores”.


Finalmente acudí a un reconocido conferencista y empresario, quien me dijo: “es el mejor momento para crecer; lo que pasa es que hay sectores que aún no se involucran de manera decidida con el entorno digital que vive el consumidor”. Me explicaba que, en la actualidad, las ventas estaban influenciadas por la presencia digital. La venta de productos en las tiendas físicas inicia por una investigación en la web, así como en las redes sociales y muchos se quedan comprando en estos espacios. Según su informe, los negocios digitales están experimentando un crecimiento exponencial debido al dinamismo que ofrecen; videos, memes, influenciadores, actividades y una amplia diversidad en redes sociales, cada una dirigida a un segmento de población. Este entorno brinda un espacio ilimitado, pues ahora los consumidores pueden comprar productos de empresas ubicadas en cualquier lugar del mundo. “Si tu sector, me decía, no ha ingresado a esta era, está perdiendo oportunidades de crecimiento que se extienden a todas las regiones.


Estos son ejemplos de alternativas de acción frente a la tendencia de preocupación. Frente a la propuesta de división, surge la acción unificadora y esperanzadora de nosotros mismos. El poder de lo que pensamos, hablamos y hacemos en nuestros establecimientos puede iniciar una transformación en lo individual, extenderse a la comunidad y, por qué no, contribuir a la transformación del país. Es el momento de que la industria abrace aún más a la comunidad. Sus visitas diarias cargadas de mensajes optimistas, propuestas de crecimiento y de unión serán motivación para la acción. Ahora es el momento de elegir: ¿seremos prisioneros de la incertidumbre y la división, o nos levantaremos juntos en busca de un futuro mejor?

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