L.O. Donají López Cobilt
Las ayudas ópticas especializadas son diversas y cada una responde a la necesidad de cada paciente de acuerdo con la limitación de la visión, actividad a realizar, costo y ergonomía, el conocimiento de cada una de ellas le permitirá al optometrista recomendar la mejor opción para el paciente.
El cálculo de ayudas ópticas implica conocimientos físicos-matemáticos, para así poder hacer la recomendación adecuada para cada caso mejorando notablemente la calidad de vida de las personas con visión baja.
Para considerar el uso de las ayudas ópticas se debe tomar en cuenta algunos aspectos de su vida como: discapacidades asociadas, resto visual (campo visual (CV) y agudeza visual (AV)), la ocupación del paciente y sus pasatiempos; esto con la finalidad de trazar metas y hacer una correcta elección, ya que existen diferentes tipos de ayudas ópticas cada una con ventajas y desventajas.
¿Pero cuál sería el primer paso para hacer una correcta adaptación? Bien, se debe brindar a los pacientes “la mejor corrección óptica en su mejor presentación”, esto quiere decir que independientemente de la edad o la AV que posea se debe corregir todo error refractivo presente.
Es muy común escuchar en que el paciente con baja visión “mejora muy poco”, pero tratándose de calidad de vida y AV esas mejoras por pequeñas que parezcan hacen la diferencia.
Después de tener la corrección óptica hay que considerar la tarea que desea realizar el paciente y preguntarse ¿Es suficiente para realizar la actividad? si la respuesta es no, se puede considerar la adaptación de una ayuda óptica, pero esta siempre será sobre la corrección, ya que estas son un apoyo más y no un sustituto de esta. Para adaptar una ayuda se deben considerar los diferentes tipos de magnificación ya que así se podrá usar a favor del paciente:
Magnificación relativa a la distancia: como su nombre lo dice, la distancia juega un papel importante, ya que una menor distancia permite una fácil apreciación, pero disminuye la percepción del campo visual, mientras, contrario a lo que muchos podrían pensar, una mayor magnificación no siempre es la mejor opción.
Magnificación relativa al tamaño del objeto: este tipo de magnificación suele ser muy útil para complementar las ayudas ópticas, porque el hacer la letra de los textos más grande permite en muchos casos una mejor postura y una lectura más fluida.
Magnificación angular: es la que se logra a través de las ayudas ópticas formadas por uno o más lentes, se basa en aumentar el tamaño de la imagen, sin reducir la distancia.
Magnificación por proyección: es producto de sistemas electrónicos que permiten lograr magnificaciones adicionando diferentes ventajas como el control en la selección de contrastes y proporcionando imágenes limpias, es decir, sin distorsiones, algo que las hace destacar si se compara con las ayudas ópticas.
Estos conceptos no solo permitirán hacer el cálculo de una ayuda óptica, sino escoger la mejor versión de esta, por ejemplo: se puede requerir una magnificación de 2.5X, pero el resultado sería diferente en una lupa de campo claro, en una lupa redonda sin iluminación o en una lupa electrónica.
La consideración de enfermedades o discapacidades asociadas juega un papel importante ya que, si el paciente no cuenta con las habilidades motoras necesarias no podrá manipular adecuadamente la ayuda como es el caso de los telescopios con pacientes que padecen Parkinson, o lupas con grandes que pueden ser difíciles de sujetar para los pacientes con artritis reumatoide en estado avanzado.
Por último, es importante resaltar que el complemento de ayudas no ópticas, y la higiene visual facilitarán el aprovechamiento de cada ayuda óptica recetada.
RECOMENDACIÓN
Para considerar el uso de las ayudas ópticas se debe tomar en cuenta algunos aspectos de su vida como: discapacidades asociadas, resto visual y agudeza visual, la ocupación del paciente y sus pasatiempos.
REFERENCIA
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