Cuando se trata de la adaptación de monturas en los niños, resulta esencial considerar su estructura anatómica, ya que esta difiere de la de los adultos. En particular, es común que los niños tengan un puente nasal más bajo, lo cual puede incidir en la posición de la montura. Asimismo, su distancia pupilar es más estrecha, lo que puede afectar la posición de los lentes en la montura, por eso resulta clave elegir el tamaño adecuado para que queden centradas. Además, las orejas en los niños suelen estar en una posición más baja que en los adultos, entonces hay que asegurarse de que las varillas estén en la posición adecuada para lograr una adaptación cómoda y segura.
Por otra parte, la cabeza está en constante crecimiento y en este sentido puede afectar la forma en que las gafas se ajustan a la cara, lo que implica que se debe escoger el tamaño adecuado y es posible que se necesiten ajustes más frecuentes para garantizar una adaptación confortable y efectiva.
Además, se recomiendan monturas en materiales flexibles, ligeros y resistentes y accesorios que faciliten el uso permanente de la montura como las bandas de ajuste.