Hasta hace unos años atrás el proceso de fabricación de los lentes oftálmicos se realizaba de una manera convencional y en un alto porcentaje de forma manual. Se requería de talladoras que usaban moldes en aluminio que constantemente necesitaban ser calibrados, sin olvidar que el bloqueo de los lentes se hacía mediante una resina natural llamada “colofonia”. Era muy importante el uso de los esmeriles (M60, M180 y M320) para lograr la fórmula y espesor del lente. El pulido y afinado se lograba mediante lijas, paños o tela de blue jeans y, finalmente, el bisel se realizaba mediante guías realizadas en cartón y en baldes acondicionados con un motor para fijar lijas y un sistema de suministro de agua para evitar afectar el material en el que se tallaba el lente.
Actualmente la fabricación y talla de lentes oftálmicos ha logrado ser realizada por la más alta tecnología de punta, denominada freeform, que es un proceso asistido en su totalidad por un programa (software) que coordina diferentes funciones y herramientas para lograr mediante un proceso totalmente ordenado y lineal la generación de fórmulas y diferentes diseños de lentes, en todos los materiales ópticos disponibles en el mercado.
Esta tecnología cuenta con cuatro equipos o máquinas que son la bloqueadora, la generadora, la pulidora y por último la marcadora láser, estos dispositivos permiten tanto tallas freeform como tallas digitales.
Mediante la tecnología freeform, se pueden tallar lentes de visión sencilla o progresivos, a través de una punta o cuchilla diamantada, que permite un corte preciso, que se traduce en una exactitud óptica absoluta en toda la superficie del lente (esto se conoce como talla punto a punto). La tecnología tiene grandes beneficios, como son la exactitud de la fórmula (0,01 dioptrías), mayores rangos de fórmulas, buena calidad visual en la periferia de los lentes visión sencilla y en el caso de los progresivos mayor amplitud en los campos visuales de visión intermedia y cercana, disminuyendo la invasión de las zonas laterales de no visión. Se pueden lograr lentes más delgados y estéticos siempre y cuando se escoja la montura de forma adecuada, teniendo en cuenta la distancia pupilar del paciente y la distancia mecánica del armazón y los diferentes ángulos que se requieren para una buena adaptación. Aunque se indique que cualquier montura se puede usar en lente de talla freeform, su selección desde el punto de vista óptico y estético es fundamental.
Es importante aclarar que, aunque la tecnología sea la más avanzada y esté asistida por un programa, se debe respetar la curva base requerida de acuerdo con el material y la fórmula que se va a tallar. Al prescribir un lente con tecnología freeform, no se debe pasar por alto que la refracción debe ser precisa, que las medidas como alturas focales, distancias naso pupilares se deben tomar de forma adecuada para evitar problemas de adaptación. La tecnología no remplaza la mecánica oftálmica, el ajuste de la montura y los cálculos adecuados para que un paciente vea bien y se sienta cómodo con el dispositivo óptico prescrito por el profesional de la salud visual, este tipo de talla tiene grandes beneficios, pero si se presenta un error en la adaptación no se logra la precisión y exactitud prometida.
Referencias – Barbero, S. (2020). Admissible surfaces in progressive addition lenses. Optica Pubishing Group, 45(20), 5656-5659. – Ching-Yao, H. (2012). Comparison of three techniques in measuring progressive addition lenses. Optometry and Vision Science, 80(11), 1564-1573. – Vujko, N. (2015). Individually designed PAL’s Vs. power optimized PAL’s Adaptation comparison. Antropología, 39(1), 55-61. – Wolffsohn, J., Davies, L. (2019). Presbyopia: Effectiveness of correction strategies. Progress in Retinal and Eye Research, 68(1), 124-143.