El uso de lentes de contacto es generalmente seguro y proporciona una excelente visión. Sin embargo, en especial en lentes blandos, si no se hace un correcto uso de las soluciones de limpieza y almacenamiento existe el riesgo de desarrollar infecciones e inflamaciones de la superficie ocular, a veces graves. Por eso se han hecho investigaciones donde se han modificado químicamente los materiales de lentes de contacto para lograr incorporar propiedades antibacterianas.
Deben considerarse varios factores críticos en el desarrollo de lentes de contacto o estuches de almacenamiento antimicrobianos, incluidos su eficacia contra las bacterias grampositivas y gramnegativas, que mantengan esa eficacia después de la exposición al régimen de cuidado de lentes, la biocompatibilidad con la superficie ocular, el mantenimiento de la estabilidad durante la desinfección y almacenamiento de lentes de contacto y la facilidad de fabricación.
Lentes antimicrobianos
Para la higiene de los lentes de contacto se requiere una esterilización regular, para lo cual la aplicación de un sistema de peróxido de hidrógeno o el almacenamiento en líquidos que contienen agentes antimicrobianos se consideran los procedimientos más efectivos. Un enfoque para evitar la contaminación podría ser proporcionar a los propios lentes propiedades antimicrobianas. Para este propósito, se examinaron lentes de contacto con una capa de plata para determinar su efecto sobre las bacterias o péptidos antimicrobianos que se anclan en la superficie de los lentes.
Aunque los lentes de contacto con plata integrada son efectivos contra Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus y Acanthamoeba castellani, son tóxicos para las células de la superficie ocular y, en concentraciones más altas, han afectado varias propiedades de los lentes, lo que limita su aplicación. Si bien los lentes de contacto de lotrafilcon A recubiertos con fimbrolida pudieron reducir la P. aeruginosa, S. aureus, Serratia marcescens y Acanthamoeba spp., se informó un mayor grado de conciencia de los lentes con estos lentes.
En comparación, los péptidos antimicrobianos, como melamina, Mel-4 y Esculentin-1a, incorporados en una variedad de materiales de lentes de hidrogel de silicona (incluidos senofilcon A, comfilcon A, somofilcon A, lotrafilcon A y lotrafilcon B) no cambiaron los parámetros del lente, pero redujeron la adhesión de P. aeruginosa, S. aureus, Fusarium solani y Acanthamoeba castellani. Además, los lentes recubiertos con Mel-4 no fueron tóxicos y se informó que se toleraron bien en los ensayos clínicos.
Estuches de almacenamiento antimicrobianos
Los estuches de lentes de contacto impregnados con plata se aprobaron por primera vez en 2005 y fueron efectivos cuando se probaron en el laboratorio. Sin embargo, clínicamente, alrededor del 70 % de los estuches de almacenamiento exhibieron contaminación, independientemente del componente de plata. Los estudios han demostrado que la incorporación de un paso de limpieza en la práctica de higiene del estuche de lentes mejora la eliminación de bacterias en los estuches de lentes que contienen plata.
A diferencia de los estuches impregnados con plata que potencialmente pueden filtrarse, las cajas de almacenamiento con organoselenio incorporado mostraron una actividad notable contra una variedad de microorganismos y no se filtraron, manteniendo una alta concentración durante su uso.
Alternativamente, el uso de revestimientos antiincrustantes en cajas de polipropileno con nanopartículas de sílice modificadas en la superficie, acrilatos reticulables ultravioleta injertados químicamente y grupos de polietilenglicol (PEG) mostraron una reducción de aproximadamente 10 veces en las fuerzas adhesivas de nueve cepas bacterianas, incluida P. aeruginosa, S. aureus y S. marcescens.
Sensores de contaminación
Los estuches de almacenamiento con recordatorios programados para el reemplazo no atrajeron la atención de los usuarios como se esperaba. Tampoco se comercializó una patente que describía un estuche de almacenamiento de lentes de contacto autodestructivo y de uso limitado.
En consecuencia, se llevó a cabo una investigación sobre la incorporación de biosensores colorimétricos en estuches de almacenamiento que incitan al usuario a cambiar el estuche de lentes contaminados, que se indica con un cambio de color de amarillo a azul.
Otro desarrollo incluye el uso de nanopartículas de oro inmovilizadas en la superficie del estuche del lente para detectar la formación de biopelículas con un cambio de color de azul a púrpura, lo que provoca la eliminación del estuche de almacenamiento.
Embalaje innovador
Un estudio confirmó que, en comparación con los envases de blíster convencionales, un innovador blíster plano de 1 mm de espesor mostró una menor contaminación, lo que permite que el lente “salte” en forma hemisférica cuando se abre, lo que permite colocarlo en el ojo sin tocar la superficie interior, evitando la posible contaminación durante la aplicación del lente.
Con nuevos avances en tecnologías como las descritas anteriormente, los desarrollos en estrategias antimicrobianas tanto para lentes de contacto como para estuches de almacenamiento brindan perspectivas prometedoras para un uso más seguro de lentes de contacto.
Adaptado de: Dantam J. Fast Forward to The Future. Contact Lens Spectrum, Volume: 37, Issue: November 2022, page(s): 12
https://www.clspectrum.com/issues/2022/november-2022/fast-forward-to-the-future