Una persona que sea diagnosticada con un problema refractivo, que utilice un filtro o tratamiento que supla alguna necesidad visual o maneje un dispositivo médico ocular para mejorar sus condiciones ópticas al realizar alguna actividad o pasatiempo, no se encuentra exenta de sufrir algún percance con sus anteojos y que se presente algún daño en sus lentes oftálmicos o montura, lo anteriormente expuesto se convierte en una verdadera urgencia visual, generando altos procesos de estrés, angustia e incluso puede incapacitar al usuario en las actividades realizadas en su día a día.
En el caso que el daño se presente en los lentes, especialmente cuando se trata de rayas, en algunas oportunidades se le indica al usuario que realice un proceso de “pulido” sobre la superficie anterior del dispositivo, este proceso no es indicado ya que se puede generar un cambio en la curva base, lo que lleva a presentar cambios en la fórmula, problemas en la calidad visual, una mayor dispersión cromática y en la mayoría de los casos inducciones de aberraciones de tipo óptico. Si el lente presentaba algún tipo de tratamiento, este se puede ver afectado también e incluso ser retirado por la actividad realizada como posible solución.
Si el daño es en la montura, una de las soluciones que se oferta al paciente es realizar el “traspaso” de los lentes a otra que, por facilidad del proceso, habitualmente es más pequeña que la utilizada como primera opción y que sufrió el deterioro, esta solución de biselar los lentes y ubicarlos en otra montura lleva a que ópticamente se presenten problemas que normalmente comprometen la nueva adaptación, por ejemplo la inducción de prismas, ya que la distancia naso pupilar es modificada, quedando casi siempre más pequeña que la presentada por el paciente o por la variación de la altura focal, debido a la diferencia del diámetro vertical del nuevo armazón, los problemas se hacen más evidentes y molestos en el caso que se trate de un lente multifocal o progresivo. La cantidad de prismas inducidos se pueden calcular mediante la ley de Prentice y de esta manera verificar que en la mayoría de los casos no se cumplen las tolerancias indicadas por la Normas Técnicas Colombianas (NTC) para la adaptación de lentes oftálmicos y que son recomendadas por el Icontec.
Otra medida frente a una urgencia presentada por un paciente présbita es recurrir a los lentes de venta libre, especialmente para corregir las necesidades que se presentan en la visión cercana, estos lentes no ofrecen al paciente distancias nasopupilares adecuadas, alturas focales perfectas, fórmulas exactas, corrección de astigmatismos, curvas bases ideales, calidad óptica y/o filtros protectores. La persona finalmente termina presentando un alto número de problemas con su visión y sintomatología que es bastante molesta.
Frente a un daño en los lentes o la montura, la mejor opción es realizar un cambio que asegure una adecuada adaptación y donde se respeten todos los parámetros de montaje y de calidad que son requeridos por un dispositivo médico.
REFERENCIAS
• Perdomo Ospina, C. (2009). Fundamentos en lentes oftálmicos. Bogotá: Ediciones Unisalle.
• Reyes Domínguez, J. F. (2019). Excelencia en el manejo de la óptica y servicio al cliente. Bogotá: Ediciones Unisalle.
• Salvadó Arqués, J., & Fransoy Bel, M. (2000). Tecnología óptica. México: Alfaomega.