Los eye tracker son dispositivos que permiten el estudio de los movimientos oculares. Se ha establecido que los movimientos sacádicos en especial, son necesarios para la exploración visual, ya que rápidamente foveolizan el área de interés visual detectada en el entorno.
El estudio de los movimientos sacádicos ha cobrado importancia elevada en diferentes campos de investigación, ya que se ha determinado que la función deficiente de los mismos, está asociada a los procesos cognitivos y visuales del individuo. Por tal motivo, se han convertido en herramientas interesantes para el estudio y/o diagnóstico neurológico, o para comprender déficits funcionales en el desarrollo de diferentes tareas cotidianas como caminar erguido y derecho.1
Un ejemplo de aplicación importante de los sistemas eye tracker, es el estudio de Stuart et al. 2020. El tema de interés es la lesión traumática cerebral leve (LTCL). Esta condición ocurre posterior a una fuerza directa o indirecta en la cabeza, que causa cambios en la función cerebral. Algunas secuelas pueden quedar, tales como: alteración del balance, y alteraciones cognitivas o sensoriales, que pueden predisponer a mayores daños en el futuro. Para este caso, se realizó un estudio de revisión rigurosa que permitiera determinar, con base en la evaluación de los movimientos oculares, aquellas regiones o funciones cerebrales afectadas, que alterasen los movimientos oculares, y se asociaran a regiones cerebrales específicas, causados por LTCL. En una selección de 22 estudios, se concluye que la evaluación de los movimientos oculares con eye tracker, muestra deterioro de movimientos de seguimiento suave, de fijación, sacádicos, e incluso se presentaron movimientos nistágmicos, en los pacientes con LTCL. Aunque es clara una asociación de la alteración en los movimientos, el autor señala que no hay suficiente evidencia que permita cuantificar exactamente el grado de deficiencia causado por LTCL. Esto se debe a la falta de estandarización de los protocolos de evaluación de los movimientos, basados en sistemas eye tracker, generando una necesidad de mayores estudios basados en procedimientos de evaluación estándar, para comprender mejor esta alteración neurológica.2
Otra aplicación asombrosa, se deriva de la fabricación de eye tracker remotos o portátiles. Estos dispositivos se diseñaron específicamente, para registrar los movimientos oculares a aquellos grupos de personas a las que no se puede restringir el movimiento de la cabeza, como es el caso de los bebés, los niños en etapa escolar, pacientes con trastornos musculares o cerebrales, etc. Sin embargo, no todo es color de rosa, Niehorster et al. 2018, realizó un estudio de evaluación de efectividad de varios eye tracker portátiles. En este estudio, se instruyó a los pacientes para que realizaran ciertos movimientos de cabeza y ojos, con el fin de analizar el comportamiento del eye tracker. Ver figura 1.
En estas condiciones extremas, se mostró que el eye tracker tenía serios problemas en el rastreo del movimiento ocular, sobre todo si la mirada o la cabeza, se salían del campo de la caja de rastreo del eye tracker. Esto es un importante hallazgo, para la creación de nuevos prototipos que permitan el rastreo de los movimientos oculares en condiciones extremas, más acordes a los movimientos naturales de las personas.3
Entre tanto, Ehinger et al. 2019, realizó un estudio de comparación entre un eye tracker portátil y uno móvil incorporado en unas gafas especiales. La batería de tareas que determinaba funciones específicas de evaluación fue: seguimiento suave, fijación específica en rejillas grandes y pequeñas, mirada libre, microsacadas, parpadeo, cambios en diámetro pupilar mediante diferentes condiciones de iluminación, y movimientos de cabeza. Los resultados revelaron cambios en la medición del diámetro pupilar, y en los resultados de rastreo en tareas extremas.4 Ver figura 2.
Si se pretende que los eye tracker sean una herramienta robusta en la evaluación de los movimientos oculares en condiciones más naturales para los pacientes, se debe profundizar en las fuentes de error producidas si, por ejemplo, el dispositivo se desliza de la cabeza, como lo afirma Niehorster et al. 2020, al evaluar el desempeño del aparato al deslizarse de su posición adecuada. O como lo observado por Gotardi et al. 2020, que determinó que los eye tracker montados en la cabeza, pueden afectar el balance corporal. 5,6
Conclusión
Los dispositivos para eye tracker pueden ser una herramienta de gran utilidad para la evaluación no solamente de la función de la motilidad ocular, sino también la neurológica, si se controlan las fuentes de error de los dispositivos en determinadas condiciones.
Referencias.
1. Samuel Stuart, Aodhan Hickey, Rodrigo Vitorio, Karen Welman, Stacy Foo, David Keen, et al. Eye-tracker algorithms to detect saccades during static and dynamic tasks: a structured review. Physiol Meas. 2019;
2. Stuart S, Parrington L, Martini D, Peterka R, Chesnutt J, King L. The Measurement of Eye Movements in Mild Traumatic Brain Injury: A Structured Review of an Emerging Area. Front Sport Act Living. 2020;2(January).
3. Niehorster DC, Cornelissen THW, Holmqvist K, Hooge ITC, Hessels RS. What to expect from your remote eye-tracker when participants are unrestrained. Behav Res Methods. 2018;50(1):213–27.
4. Ehinger B V., Groß K, Ibs I, König P. A new comprehensive eye-tracking test battery concurrently evaluating the Pupil Labs glasses and the EyeLink 1000. PeerJ. 2019;2019(7):1–43.
5. Niehorster DC, Santini T, Hessels RS, Hooge ITC, Kasneci E, Nyström M. The impact of slippage on the data quality of head-worn eye trackers. Behav Res Methods. 2020;52(3):1140–60.
6. Gotardi GC, Rodrigues ST, Barbieri FA, Brito MB, Bonfim JVA, Polastri PF. Wearing a head-mounted eye tracker may reduce body sway. Neurosci Lett [Internet]. 2020;722(January):134799. Available from: https://doi.org/10.1016/j.neulet.2020.134799