Todo aquel que usa anteojos, además de las características individuales de su sistema visual, utiliza sus gafas de una manera específica.
Los profesionales de la visión son muy conscientes de estas diferencias entre individuos: la anamnesis que le realizan a sus pacientes les permite comprender sus requisitos y estilo de vida, los cuales tienen un impacto importante en la evaluación de los anteojos futuros. Este conocimiento permite a los profesionales orientar a sus pacientes hacia la solución más adecuada. Para ayudar con la adaptación de lentes a los requisitos específicos de sus pacientes y mejorar el rendimiento percibido, los fabricantes ofrecen lentes personalizados desde hace más de diez años.
La personalización ha sido posible gracias al uso de diferentes tecnologías: instrumentos de medición cada vez más elaborados, el concepto de lentes individualizados y el proceso de superficies digitales, lo que significa que cada lente puede fabricarse de forma precisa e individual. Se ha desarrollado un software para calcular las superficies complejas en la parte anterior y posterior del lente en función de un número cada vez mayor de parámetros medidos en el usuario. La superficie digital individual significa que se puede obtener exactamente el lente deseado.
Actualmente, hay varios tipos de personalización disponibles en el mercado. Algunos parámetros caracterizan la posición de los lentes frente a los ojos, otros abordan la anatomía y la óptica del ojo y una tercera categoría describe la fisiología y la postura del usuario.
La importancia de las condiciones de uso de las lentes es conocida desde hace mucho tiempo, por lo que este método de personalización fue históricamente el primero en surgir, a finales de la década de los noventa. La del lente se calcula en las referencias vinculadas al ojo del usuario, centradas en el Centro de Rotación del Ojo (CRO), el único punto que permanece inmóvil cuando el globo ocular gira en su órbita. Para modelar esta eficiencia, el lente debe colocarse eficiencia óptica exactamente dentro de esta referencia, en términos de distancia e inclinación.
La inclinación generalmente se describe por medio de dos ángulos: el ángulo pantoscópico (entre el plano del lente y el plano vertical, cuando el usuario está en una posición primaria de mirada) y el ángulo panorámico, definido como el espacio formado entre el frente de la montura con respecto a la cara del paciente. El primer método que apareció en el mercado para definir distancias consistía en medir, sobre una imagen, la distancia del vértice (que separa el lente del vértice de la córnea), y luego calcular, utilizando un modelo anatómico del ojo, una distancia aproximada posición de CRO.
Desde el año 2000, el despliegue de aberrómetros ha significado que las aberraciones de orden superior (HOA) del ojo se pueden utilizar como parámetro de personalización. Su papel en la eficiencia visual sigue siendo hoy objeto de investigación, que analiza, por ejemplo, su distribución, su forma y su estabilidad.
La medición se realiza seleccionando una multitud de haces de luz, cada uno desviado por una parte específica del ojo. Es la medida de la desviación del haz para cada dirección la que se utiliza para recalcular todo el frente de onda característico del ojo. Esto puede ser modificado por las condiciones de visión del ojo (proximidad, dirección de la mirada, luz ambiental, etc.).
Las aberraciones proporcionan información adicional al modelado del ojo que se puede utilizar para modificar el cálculo de las características ópticas de la lente. Se miden en visión lejana, y algunos fabricantes los utilizan además de la prescripción subjetiva.
Otros diseñadores utilizan la medida aberrométrica para la visión de cerca en sus lentes progresivos.
Sin embargo, en los lentes oftálmicos no es posible compensar exactamente la HOA ocular en todas las direcciones de la mirada.
Para integrar el uso de lentes en su diseño, un método de personalización que apareció recientemente cubre la postura y los parámetros de comportamiento del usuario.
El descenso natural de la cabeza del usuario en posición de lectura se mide por el diferencial entre la postura para visión de lejos y para visión de cerca, mediante la identificación en tiempo real de la posición de la cabeza.
La distancia de lectura cómoda se puede medir por medio de una tableta sostenida por el usuario. El dispositivo define la distancia que separa los ojos de la tableta.
Estos dos parámetros ayudan a posicionar las zonas de visión cercana, con la cabeza baja y en posición lateral (longitud de progresión e inset).
La estrategia visomotora caracteriza la propensión del usuario a realizar movimientos amplios de los ojos o la cabeza. El coeficiente ojo-cabeza medido caracteriza los movimientos que hace el usuario cuando aparece el estímulo visual, que es producido por fuentes de luz colocadas a ambos lados de la posición de frente. Un coeficiente ojo-cabeza cercano a 0 caracteriza a una persona visionauta (“motor de ojos”), mientras que un coeficiente cercano a 1 caracteriza a una persona cefalonauta (“motor de cabeza”). Este coeficiente es utilizado por una serie de lentes en el mercado: para una persona visonauta se calculará un diseño con campos más amplios, donde se prioriza el efecto agrandador, mientras que para un cefalonauta se buscará minimizar los efectos de sensación de flotar ya que la cabeza es altamente móvil.
El ojo dominante también se ha sumado a la lista de criterios de personalización: su medida se acerca a la clásica medida optométrica. El usuario mira un objetivo a través de un agujero y la línea recta formada por el objetivo y el agujero pasa por el ojo dominante. Esta medida proporciona una medida fisiológica extremadamente importante. Asociado a la distancia de confort de lectura referida anteriormente. Los experimentos han demostrado que la eficiencia óptica proporcionada al ojo dominante juega un papel importante en el tiempo de reacción a la estimulación visual periférica: esta característica se utiliza para maximizar la eficiencia binocular de las lentes. El ojo juega un papel importante en el tiempo de reacción a la estimulación visual periférica: esta característica se utiliza para maximizar la eficiencia binocular de las lentes.
Finalmente, al igual que ocurre con las lentes estándar, el montaje de las lentes en las monturas y el ajuste y estabilidad del equipo en uso son fundamentales para ofrecer a nuestros pacientes la mejor eficiencia posible y un mayor confort.
Adaptado de: Petignaud C. Personalization: increasing lens efficiency. Points de Vue, International Review of Ophthalmic Optics, N69, 2013.