La creciente exposición a sustancias químicas conocidas como disruptores hormonales representa un desafío emergente en la práctica de la salud visual, especialmente en usuarios de lentes de contacto. Este artículo, basado en la conversación entre el Dr. Jaime Ibáñez y la Dra. Susana Reyes Alfaro en el espacio IACLE, explora la relación entre estas sustancias y las alteraciones en la superficie ocular.

¿Qué son los disruptores hormonales y dónde se encuentran?

Los disruptores hormonales son compuestos químicos capaces de interferir con el sistema endocrino del cuerpo. Se encuentran comúnmente en plásticos, pesticidas, productos cosméticos y de cuidado personal. Según la OMS, el 90 % de la población mundial presenta trazos de estas sustancias en su organismo, lo que evidencia su presencia ubicua.

Impacto en la salud ocular

Estas sustancias afectan directamente la funcionalidad de las glándulas de Meibomio, la producción de lágrima y la estabilidad de la película lagrimal. En usuarios de lentes de contacto, cuya superficie ocular ya exige una lágrima de buena calidad, la presencia de disruptores hormonales puede generar síntomas de ojo seco, intolerancia al lente y fluctuación visual.

Poblaciones más afectadas

Aunque tradicionalmente se ha asociado su uso con mujeres en edad fértil, la brecha de exposición entre géneros y edades se está cerrando debido al auge del cuidado personal en hombres y jóvenes. Se estima que un 40 % de las mujeres entre 18 y 45 años ya presentan sensibilidad ocular relacionada, y de estas, el 60 % usa lentes de contacto.

Estética y riesgo ocular

El uso frecuente de productos cosméticos, como cremas, maquillaje o tratamientos estéticos (lifting, extensiones, tatuajes cosméticos), puede intensificar la exposición a estos compuestos. La piel periorbitaria, siendo extremadamente delgada, es particularmente vulnerable a su absorción.

Manifestaciones clínicas

Los síntomas más comunes incluyen sensibilidad a la luz, sensación de cuerpo extraño, fluctuación visual y reducción en la tolerancia al uso del lente. A nivel clínico pueden observarse hiperemia, dermatitis palpebral, alteraciones en las glándulas de Meibomio e incluso queratitis. En algunos casos, se han identificado depósitos cosméticos adheridos al lente como causantes directos de inflamaciones.

Selección de materiales para lentes de contacto

En pacientes expuestos a disruptores hormonales, se recomienda optar por lentes con alta transmisibilidad al oxígeno (alto DK), bajo riesgo de deshidratación (como los de hidrogel de silicona) y con recubrimientos que favorezcan la humectación y reduzcan la fricción.

Recomendaciones para la práctica profesional

  • Realizar una anamnesis completa, incluyendo el uso de productos cosméticos y tratamientos dermatológicos.
  • Evaluar cuidadosamente la superficie ocular con pruebas como el BUT y la osmolaridad.
  • Inspeccionar físicamente los lentes ante signos de depósito.
  • Educar al paciente sobre el impacto de los productos que utiliza y fomentar decisiones informadas.

Conclusión

Los disruptores hormonales son un factor ambiental cada vez más relevante en la salud ocular. Su acumulación, exposición combinada y presencia desde edades tempranas hacen necesario un enfoque integral y actualizado en la adaptación de lentes de contacto. Para los profesionales de la visión, mantenerse informados y ser agentes educativos es clave para proteger la superficie ocular en la era de la cosmética y el cuidado personal intensivo.

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