Claves para preservar la eficiencia y prolongar la vida útil de la maquinaria óptica
La transformación digital en los laboratorios ópticos ha traído consigo grandes avances en precisión, velocidad de producción y calidad. Sin embargo, esta sofisticación tecnológica también implica una mayor responsabilidad en el manejo y el cuidado de los equipos. En un entorno donde cada segundo cuenta y donde las paradas inesperadas pueden representar grandes pérdidas, el mantenimiento preventivo y las buenas prácticas operativas se convierten en pilares fundamentales.
Este fue el eje central del webinar de Tallando Conceptos: Mantenimiento y buenas prácticas en un laboratorio digital, en el que Tomás Carvalho conversa con el ingeniero William Cabral, un referente con más de 18 años de experiencia en el sector. A lo largo del episodio, Cabral comparte aprendizajes, anécdotas y recomendaciones que todo laboratorio digital debería considerar como parte de su cultura organizacional.
La importancia del mantenimiento preventivo: anticiparse a los problemas
“El mantenimiento preventivo, como su nombre lo indica, busca prevenir los problemas antes de que ocurran”, señala Cabral. Esta afirmación, que puede parecer evidente, muchas veces no se aplica en la práctica, especialmente en laboratorios que priorizan la producción inmediata sobre la sostenibilidad operativa a largo plazo.
En lugar de esperar a que las máquinas fallen para actuar, el mantenimiento preventivo establece rutinas periódicas de inspección, limpieza y ajuste, adaptadas al tipo de equipo y a la intensidad de uso. Este enfoque permite detectar desgastes o desajustes antes de que se conviertan en fallas mayores.
Un caso mencionado en el episodio ejemplifica las consecuencias de ignorar esta práctica: un cliente operaba con tres generadores idénticos sin haber hecho mantenimiento durante casi dos años. El resultado fue la falla simultánea de los tres equipos por un problema aparentemente menor: el desgaste de un sello en el motor. La falta de intervención oportuna colapsó por completo la producción, pese a que el laboratorio contaba con redundancia tecnológica.
Ajustar la frecuencia del mantenimiento al ritmo del laboratorio
Uno de los errores más comunes es aplicar un calendario de mantenimiento genérico, sin tener en cuenta la carga de trabajo real del laboratorio. Según Cabral, no es lo mismo un laboratorio que opera en un solo turno diario que uno que trabaja las 24 horas. “La frecuencia del mantenimiento debe ajustarse a la cantidad de horas que los equipos están funcionando”, advierte.
Además, el tiempo entre mantenimientos no debe basarse únicamente en una estimación de uso, sino en indicadores objetivos: aumento de ruidos, reducción en la calidad del acabado, incremento de errores o presencia de residuos inusuales, entre otros.
Buenas prácticas más allá del mantenimiento técnico
El buen funcionamiento de un laboratorio digital no depende solo de las rutinas de mantenimiento: también requiere cultura organizacional, capacitación continua y disciplina operativa. Entre las buenas prácticas destacadas en el episodio se encuentran:
- Limpieza diaria de áreas críticas, como zonas de corte, pulido y sistemas de succión.
- Revisión del sistema de aire y agua, esenciales para procesos automatizados.
- Verificación del software y calibraciones periódicas, que aseguran la precisión del sistema.
- Registro y trazabilidad de cada intervención técnica, lo cual permite detectar patrones de falla o anticiparse a reparaciones costosas.
Estas acciones, aunque sencillas, marcan la diferencia entre un laboratorio que reacciona ante las crisis y uno que las evita.
El mantenimiento como inversión, no como gasto
Un punto clave en la conversación es el cambio de mentalidad necesario en los responsables de los laboratorios. El mantenimiento suele verse como un gasto que se puede postergar. Sin embargo, las consecuencias de una falla inesperada —en costos, tiempos muertos y retrabajos— suelen ser mucho más altas que las de mantener un plan de mantenimiento actualizado.
Cabral lo resume con claridad: “Si tú no paras la máquina cuando debes, la máquina te va a parar cuando tú no quieres”.
Conclusión: hacia una cultura preventiva en la industria óptica
El laboratorio digital moderno no solo exige tecnología avanzada, sino también una gestión proactiva de sus recursos. Adoptar una cultura de mantenimiento preventivo y buenas prácticas es una forma de garantizar la productividad, reducir riesgos y prolongar la vida útil de equipos cuya inversión es significativa.
El llamado es claro: más allá de la innovación técnica, es hora de fortalecer la innovación operativa.
