En la valoración de la salud visual de la población pediátrica, la determinación de la agudeza visual es fundamental, ya que constituye un indicador clave en la evaluación de la función visual. Este parámetro proporciona información valiosa sobre el impacto de errores refractivos, ambliopía y otras alteraciones visuales en los niños.
Por esta razón, se han desarrollado diversas cartillas de agudeza visual con objetivos específicos. Entre ellas, las pruebas basadas en el sistema LogMAR se destacan como una alternativa confiable para medir los resultados visuales. Sin embargo, estas pruebas requieren cierto nivel de madurez cognitiva para su adecuada aplicación. (1)(2)(3)
Otras opciones, como la C de Landolt y la E direccional, evalúan la capacidad del observador para identificar la orientación de los optotipos, eliminando así la necesidad de reconocer símbolos aprendidos previamente. Sin embargo, estas pruebas aún requieren que el niño comprenda las orientaciones de los caracteres para responder de forma adecuada. Aunque son herramientas simples, pueden presentar un desafío para niños en edad preescolar o para aquellos con retraso en el desarrollo, lo que limita su aplicación en ciertas poblaciones pediátricas. (1)(2)
Por otro lado, las pruebas de Cardiff y Teller representan una alternativa valiosa para evaluar la visión de niños muy pequeños, incluso neonatos o menores de 1 año, ya que emplean un modelo de mirada preferencial. No obstante, estas pruebas están orientadas a medir la resolución visual en lugar de la agudeza de reconocimiento específico, lo que limita su utilidad en situaciones que exigen un reconocimiento claro y preciso para una valoración cuantitativa de la función visual. Esto se debe a que la resolución visual únicamente indica la presencia de un estímulo, pero no permite determinar qué está ahí. Este hecho reduce la precisión de estas pruebas en la evaluación integral de la toma de la resolución visual. (1)
Con base en las limitaciones reportadas en las pruebas tradicionales, resulta necesario investigar y desarrollar pruebas que sean menos exigentes desde el punto de vista cognitivo y que puedan utilizarse con niños de todas las edades. Bajo esta premisa, surge la propuesta del concepto de agudeza visual diferencial, el cual desafía los paradigmas tradicionales de evaluación de la agudeza visual. (1)
La agudeza visual diferencial se basa en la capacidad del niño para identificar una imagen única entre una serie de símbolos idénticos. A diferencia de las pruebas convencionales, que requieren que el niño reconozca y nombre cada símbolo presentado, este enfoque permite al infante responder simplemente señalando la posición del objeto diferente. Este método elimina la necesidad de que el niño verbalice el reconocimiento de cada símbolo, lo que lo hace especialmente útil para niños con dificultades cognitivas, aquellos que se muestran nerviosos o poco cooperativos, e incluso para los más pequeños. (1) Ver Figura 1.
Figura 1. Ejemplos de modelos para determinar la agudeza visual diferencial. A y B: muestran el espaciado a medida que las letras no agrupadas disminuyen de tamaño. C y D: muestran el espaciado a medida que las letras agrupadas disminuyen de tamaño. Nótese los objetos distractores y el objetivo a identificar.
Al aplicar este tipo de pruebas, el enfoque se centra en la tarea de detectar el elemento diferente dentro de un conjunto de símbolos similares. Por ejemplo, identificar una letra “C” entre varias “O”. Esta metodología nosolo simplifica el proceso cognitivo, sino que también permite que los observadores, incluidos los infantes, participen en la evaluación visual de manera más accesible. Además, aporta un componente más motivador para los niños. De hecho, se ha reportado que incluso bebés de 1 año pueden ser entrenados para comprender la prueba y reconocer el objeto blanco de discriminación. También se describe que los niños a partir de los 2.5 años suelen ser capaces de señalar un punto de color diferente entre otros de un color uniforme. Lo anterior reafirma el concepto de la diferenciación. (1)
Con base en lo anterior, se propone que el principal aporte del modelo de agudeza visual diferencial radica en su capacidad para evaluar la visión de manera comparable a la agudeza de reconocimiento. Esto se debe a que el observador debe percibir y reconocer diferencias entre los símbolos presentados para responder correctamente.
Este enfoque no solo busca simplificar la capacidad de respuesta del niño, sino que también mantiene la validez clínica al proporcionar mediciones de agudeza visual que podrían ser equivalentes a las obtenidas mediante pruebas tradicionales de identificación. En términos prácticos, esta metodología se presenta como una alternativa prometedora para evaluar la agudeza visual en niños que históricamente han tenido dificultades con los métodos estándar, facilitando así la detección temprana de alteraciones visuales que podrían afectar su calidad de vida. (1)
Este modelo representa una opción novedosa de examinar la agudeza visual en niños. Sin embargo, es necesario que futuras investigaciones se enfoquen en validar estas pruebas, con el objetivo de fomentar su uso por parte de los profesionales de la salud visual especializados en pediatría.
Referencias
- Leat SJ, Yakobchuk-Stanger C, Irving EL. Differential visual acuity – A new approach to measuring visual acuity. J Optom. el 1 de enero de 2020;13(1):41–9.
- Opoku-Yamoah V, Christian LW, Irving EL, Jones D, McCulloch D, Rose K, et al. Validation of the Waterloo Differential Visual Acuity Test (WatDAT) and Comparison With Existing Pediatric Tests of Visual Acuity. Transl Vis Sci Technol. el 1 de septiembre de 2023;12(9).
- Leat SJ, Saraf A, Rose K, Christian LW, Irving EL, Jones D, et al. Measuring recognition visual acuity in young children–testability with the Waterloo Differential Acuity Test (WatDAT). Clin Exp Optom. 2023;106(8):883–9.
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