Cuando en 2022 la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. aprobó el fármaco contra el cáncer de ovario mirvetuximab soravtansina (Elahere), la etiqueta advertía sobre su posible toxicidad para la córnea. Esto llevó a los investigadores de la Universidad de Stanford a estudiar más a fondo cómo el medicamento afectaba los ojos de los pacientes.
Durante la 128ª reunión anual de la Academia Americana de Oftalmología (AAO 2024), se presentaron los resultados del primer estudio sobre la toxicidad ocular del mirvetuximab en el mundo real. Los datos revelan que más del 55 % de los pacientes experimentaron una disminución de la visión debido a daños corneales. También introdujeron una escala práctica para clasificar la toxicidad corneal relacionada con el fármaco, junto con pautas para proporcionar una atención óptima, permitiendo a los pacientes continuar con su tratamiento que les puede salvar la vida sin comprometer su visión.
Mirvetuximab forma parte de una nueva clase de fármacos contra el cáncer conocidos como conjugados anticuerpo-fármaco, que está ganando popularidad porque pueden ofrecer una mejora significativa con respecto a la quimioterapia estándar para muchos tipos de cáncer. Sin embargo, estos medicamentos también pueden causar diversos efectos secundarios en los ojos, como visión borrosa, daño corneal, ojo seco y sensibilidad a la luz.
El equipo de Oftalmología de Stanford, dirigido por el Dr. Prithvi Mruthyunjaya, colaboró con el departamento de Obstetricia y Ginecología de Stanford para recopilar datos reales sobre la toxicidad ocular del mirvetuximab. El Dr. Filippos Vingopoulos y su equipo realizaron un seguimiento regular de 18 mujeres (36 ojos) que recibieron tratamiento con mirvetuximab durante casi seis meses. Los resultados mostraron que el 47 % de los ojos mostraban signos de toxicidad corneal moderada o grave y el 22 % leve. Sólo el 31 % de los ojos no se vieron afectados por el tratamiento.
El efecto secundario más frecuente fue la aparición de depósitos quísticos subepiteliales paracentrales en forma de anillo, seguidos de opacidad corneal y queratitis filamentosa. Esto puede causar visión borrosa, dolor ocular, sensibilidad a la luz o sensación de cuerpo extraño. Más de la mitad de las pacientes experimentaron una disminución de la visión.
Afortunadamente, la mayoría de los síntomas mejoraron o desaparecieron por completo tras el tratamiento gotas de corticosteroides tópicos potentes y ajustes en la dosis de mirvetuximab o en la frecuencia de las infuciones. La visión se normalizó en el 65 % de los ojos y la toxicidad corneal se resolvió o mejoró significativamente en casi todos los casos en la última visita de seguimiento.
“Se requiere un estrecho seguimiento oftalmológico de los pacientes oncológicos en tratamiento con mirvetuximab”, explicó el Dr. Vingopoulos. Es posible que se necesiten corticosteroides tópicos de alta potencia, junto con la reducción o espaciamiento de la dosis para preservar o restaurar la visión. La incorporación de nuevos tratamientos prometedores a nuestros algoritmos de tratamiento contra el cáncer, la vigilancia posterior a la comercialización con estudios en el mundo real y la estrecha colaboración entre la oftalmología y otras múltiples disciplinas de la medicina permitirán una atención óptima para nuestros pacientes”, agregó.
Se recomienda que los pacientes bajo tratamiento con mirvetuximab se sometan a un examen ocular inicial antes del comienzo del tratamiento y luego cada dos ciclos durante los primeros ocho ciclos de tratamiento, o con mayor frecuencia si es clínicamente necesario.