La radiación emitida por el sol es esencial para la vida en la tierra proporcionándonos calor, luz visible que permite la percepción del entorno y es esencial para la fotosíntesis, y también incluye los rayos ultravioleta (UV) que son esenciales para la producción de vitamina D, pero una exposición excesiva puede provocar efectos agudos y crónicos en la piel, los ojos y el sistema inmunitario. (2)

La región UV se ubica entre 100 nm y 400 nm, se subdivide en tres bandas: UVA (400-315 nm) UVB (315-280 nm) y UVC (280-100 nm). (1) Mientras que los rayos UV-C son absorbidos por la capa de ozono y la atmósfera, la mayor parte de la radiación UV-A y aproximadamente el 10% de los rayos UV-B alcanzan la superficie terrestre.

Estudios epidemiológicos han documentado los efectos nocivos de la luz solar sobre la piel y la necesidad de una protección cutánea contra la radiación UV, sobre todo en los niños. Además, resaltan los riesgos oculares asociados a la exposición al sol y la necesidad de protección ocular desde la infancia. (3)

Las investigaciones realizadas en los últimos 30 años han demostrado que muchas de las enfermedades oculares como pinguéculas, pterigios, queratopatías, queratitis, cataratas, degeneración macular asociada con la edad, e inclusive alteraciones de la piel alrededor de los ojos, pueden ser el resultado de la exposición acumulativa a lo largo de la vida. Los expertos coinciden en que los niños son especialmente vulnerables a los daños oculares de la radiación UV y recomiendan el uso de lentes protectores siempre que estén expuestos al sol.

Varios factores contribuyen a esta mayor vulnerabilidad ocular en los niños. En primer lugar, en circunstancias normales, pasan más tiempo al aire libre que los adultos. Como resultado, el niño medio recibe aproximadamente el triple de la dosis anual de UV que el adulto medio y hasta el 80% de la exposición UV a lo largo de su vida antes de los 20 años. En segundo lugar, el cristalino de los niños transmite más radiación visible y UV a la retina que el cristalino de los adultos, porque el cristalino de los niños es prácticamente transparente, y no ofrece protección. Como resultado, más del 75% de la radiación UV es transmitida por el cristalino en sujetos menores de 10 años, en comparación con el 10% en los mayores de 25 años. (3)

 

Daño ocular y radiación UV

La radiación UV proveniente de la luz solar puede ser directa o reflejada y varía en intensidad según la hora del día, la época del año, la ubicación geográfica y el entorno. La exposición UV es mayor entre las 9 y las 15 horas, durante los días soleados, en altitudes elevadas y cerca del ecuador. La radiación solar reflejada de superficies como nieve, agua y arena es una fuente significativa de radiación UV, con la nieve fresca reflejando hasta el 85% de la radiación.

La mayor parte de la radiación UV es absorbida por la córnea y el cristalino, siendo los niños especialmente vulnerables debido a su mayor tiempo al aire libre.

La radiación solar puede causar varios efectos en los ojos, como fotosensibilidad y fotofobia. Aunque la mayoría de los niños no la experimentan, puede ser un problema para los rubios y de ojos azules. La fotofobia grave indica una inflamación ocular seria y requiere evaluación médica inmediata. Los niños deben usar lentes que bloqueen el 100% de los rayos UVA/UVB, y los lentes fotocromáticos se convierten en una excelente opción. El deslumbramiento, que afecta la visibilidad, es más problemático para adolescentes y jóvenes conductores que para niños pequeños.

Existen dos mecanismos principales de daño ocular por exposición al sol: térmico y fotoquímico. El daño térmico es menos común y ocurre por la absorción de energía radiante que se convierte en calor. El daño fotoquímico, más frecuente, se produce por la absorción de radiación a niveles bajos durante períodos prolongados, y es potenciado por radicales libres que dañan las estructuras oculares como el cristalino y la retina.

Exposición a la luz azul-violeta y fatiga ocular

Otro factor importante que está afectando la calidad de vida de los infantes es la mayor exposición a la luz azul-violeta y su relación con la fatiga visual. Debido al aumento en el uso de dispositivos digitales en los últimos años, se concluye que también aumenta el cansancio de los ojos de manera cotidiana.

Además, este exceso de uso de dispositivos llama la atención de la comunidad científica porque adicionalmente a la fatiga visual, se considera que puede favorecer la presencia de la miopía, de acuerdo con estudios realizados en Asia que evaluaron grandes poblaciones y demostraron aumento de miopía relacionado con el uso excesivo de pantallas y la disminución de actividades al aire libre.

Entonces, se presentan dos factores importantes, de una parte, es necesario que los niños pasen más tiempo al aire libre para reducir el riesgo de miopía y, de otra, resulta esencial proteger a los niños de la radiación solar del medio ambiente externo, porque el sol además de tener grandes dosis de radiación ultravioleta es la principal fuente de luz azul-violeta, emitiendo más de 100 veces la intensidad de los dispositivos electrónicos. Por lo tanto, es esencial proteger los ojos de los niños durante el tiempo que pasan al aire libre. Así que, es muy importante informar a los padres que el riesgo se presenta en ambos ambientes, tanto el tiempo frente a las pantallas como la exposición al sol.

Brindando protección

Las gafas son un artículo esencial para la protección ocular de los niños. Sin embargo, no cualquier lente es adecuado; estos deben absorber los rayos UVA y UVB, filtrar la luz azul-violeta y cumplir con los estándares de calidad y seguridad establecidos por el American National Standards Institute (ANSI). La protección adicional para exteriores proviene de monturas envolventes o con piezas laterales lo suficientemente grandes como para bloquear el sol desde la mayoría de los ángulos.

Una buena opción para usar en exteriores son los lentes polarizados. No obstante, si se prefiere no cambiar entre gafas de sol y gafas con prescripción, los lentes con tecnología fotosensible son una excelente alternativa. Un ejemplo son los lentes Transitions®, que se adaptan automáticamente a diferentes condiciones de luz, bloquean el 100% de los rayos UVA y UVB, reducen el deslumbramiento, y ayudan a filtrar la luz azul-violeta tanto en interiores como en exteriores. Estos lentes protegen los ojos de los niños desde el aula hasta las actividades deportivas de fin de semana. Además, están disponibles en materiales resistentes a golpes y roturas, ofreciendo así una protección completa y duradera. Además, ahora están disponibles los lentes Transitions® XTRActive® Polarized™ que son claros en interiores, al activarse en exteriores polarizan y que al igual que todos los lentes Transitions®, bloquean los rayos UV y filtran la luz azul-violeta.

Referencias

  1. Gefeller O, Diehl K. Children and Ultraviolet Radiation. Children (Basel). 2022 Apr 11;9(4):537. doi: 10.3390/ children9040537. PMID: 35455581; PMCID: PMC9028979.
  2. Salvado M, Fraga A, Marques DL, Pires IM, Gonçalves CC, Silva NM. Sun Exposure in Pediatric Age: Perspective of Caregivers. Children (Basel). 2021 Nov 6;8(11):1019. doi: 10.3390/children8111019. PMID: 34828732; PMCID: PMC8625385.
  3. Lichtenstein S.J. The Benefits of Early Ocular UV Protection in Children: An Overview. Transitions. Recuperado de: https://global.transitions.com/TransitionsCanadaPro/White%20Papers/The%20Benefits%20of%20 Early%20Ocular%20UV%20Protection%20in%20Children%20-%20Dr.%20Lichtenstein.pdf
  4. https://trade.transitions.com/resources/public/10556/KidsDispensingGuide.pdf

 

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