La población mundial está envejeciendo, la mayoría de países del mundo están experimentando un aumento en el número y la proporción de personas mayores. Este envejecimiento tendrá un efecto importante en el número de personas con afecciones oculares. Para 2030, se estima que el número de personas de 60 años o más en todo el mundo aumentará de 962 millones (2017) a 1.400 millones, mientras que el número de personas de más de 80 años aumentará de 137 millones (2017) a 202 millones.1

Esto indica que el número de diagnósticos relacionados con edades avanzadas irá en aumento, así como lo relacionado con la salud visual.

A medida que los ojos maduran se presentan algunos cambios, algunos de estos son:

Presbicia: comienza a desarrollarse a los 40 años, aunque depende de los defectos refractivos previos. Las personas presentan cansancio visual o dolores de cabeza después de leer.

Reducción del tamaño de la pupila: por atrofia del dilatador de la pupila. Esto hace que la pupila se vuelva más pequeña y más lenta a los cambios en la iluminación ambiental. Debido a esto, las personas de 60 y más años necesitan más luz ambiental para una lectura cómoda.

Incremento de la dispersión de la luz y el deslumbramiento: está originado, en general, por la falta de homogeneidad de los medios oculares.3

Desprendimiento de vítreo: suelen aparecer las “moscas volantes” en el campo de visión.

Como se ve a medida que se envejece, se puede experimentar sensibilidad a la luz, deslumbramiento y cansancio visual.

Es importante además tener en cuenta que la exposición a los rayos ultravioleta y la luz azul dañina debida a la exposición a pantallas digitales y al sol se acumula con el tiempo. Por eso las personas mayores están presentando síntomas como fatiga ocular, dolores de cabeza, ojos secos y visión borrosa, entre otros.

AFECCIONES OCULARES MÁS COMUNES EN LOS ADULTOS MAYORES

Después de los 65 años más allá de los cambios relacionados con la edad es posible que se desarrollen una serie de enfermedades oculares que pueden cambiar la visión de forma permanente. Cuanto antes se detecten y se traten, es más probable que se pueda conservar una buena visión.

Ojo seco: se encuentra entre los principales motivos de consulta en los servicios de atención ocular de todos los países. La prevalencia de ojo seco es de aproximadamente de 5-30% en la población de 50 años o más, siendo más frecuente en el sexo femenino.4

Catarata: lidera la lista de enfermedades oculares que ocasionan pérdida de la visión. Se estima que 65,2 millones de personas a nivel mundial sufren discapacidad visual por cataratas que aún no se han tratado.4 Más común con la edad y entre las mujeres. Además de la visión borrosa o nublada, comienza la dificultad para ver de noche y aumento de la sensibilidad a la luz y al deslumbramiento.

Glaucoma: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el glaucoma es la segunda causa común de ceguera en el mundo. Si bien la enfermedad es incurable, un 90% de la ceguera que provoca el glaucoma podría evitarse mediante la detección temprana y tratamiento.5

Las personas con glaucoma pierden gradualmente la visión periférica y sin tratamiento puede llevar a la ceguera. Mientras se desarrolla la enfermedad hay pérdida de sensibilidad al contraste, problemas de deslumbramiento y sensibilidad a la luz.

Degeneración macular relacionada con la edad (DMRE): de acuerdo con los datos de la OMS, esta representa la primera causa de ceguera legal en pacientes mayores de 60 años en países industrializados y la tercera causa de ceguera prevenible a nivel mundial.6

 

La DMRE es un trastorno que destruye lentamente la visión central, lo cual dificulta la lectura y la visualización de detalles finos; además, las personas con DMRE presentan sensibilidad adicional al deslumbramiento y ven las líneas rectas onduladas o distorsionadas.

Diabetes: puede provocar problemas graves en los ojos, como “retinopatía diabética”, cataratas, glaucoma y degeneración macular relacionada con la edad.

Aproximadamente una de cada tres personas con diabetes mayores de 40 años de edad ya presenta algunos síntomas de retinopatía diabética,7 que es la causa más común de pérdida de la visión en personas con diabetes. Esta  implica el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos de la retina. La detección y el tratamiento de la retinopatía diabética en etapa temprana pueden reducir el riesgo de ceguera en un 95 por ciento.5

Hipertensión: como consecuencia de la hipertensión arterial se presenta un conjunto de manifestaciones oculares en la retina que lleva por nombre “retinopatía hipertensiva”. No suelen tener síntomas al inicio pero con la progresión de la hipertensión las personas terminan presentando dificultades visuales. Produce lesiones en la retina, la coroides y cabeza del nervio óptico, pudiendo abarcar un amplio rango de lesiones, desde un estrechamiento vascular leve hasta una pérdida visual severa por neuropatía óptica isquémica.

Si un paciente sufre algunas de estas alteraciones es posible que los rayos ultravioleta y luz azul dañina ocasionen aún más daño a sus ojos, aumentando la probabilidad de desarrollar problemas en la retina, cristalino y superficie ocular, entre otras.

CÓMO MANTENERLO

PROTEGIDO

Los exámenes regulares de la visión, el buen control del nivel de azúcar en sangre y de la presión arterial, así como la intervención temprana para los problemas de visión pueden ayudar a prevenir la pérdida grave de la visión.

Además, es muy importante que los pacientes protejan sus ojos con anteojos de prescripción o de sol que tengan una efectiva protección contra los rayos UV-A y UV-B y la luz azul nociva.

Cuando hay problemas de sensibilidad y deslumbramiento se puede ayudar a los pacientes al evaluar su nivel de sensibilidad a la luz y educarlos sobre la importancia de su manejo, este es el primer paso esencial.8 Lo siguiente es prescribir lentes de alta calidad óptica que proporcionen el nivel adecuado de protección contra la luz para el estilo de vida de cada persona. Los recubrimientos antirreflejos y de protección UV y luz azul dañina en los lentes protegerán los ojos de los rayos UV y el deslumbramiento, lo que les permitirá ver más claramente a través de diferentes niveles de luz.

Un lente fotocromático por ejemplo (los Transitions) puede ser una buena solución para muchos pacientes sensibles a la luz, porque proporcionan protección ocular contra los rayos UV y la luz azul dañina en exteriores, pero incluso puede usar un diseño progresivo en lentes Transitions que los proteja tanto en exteriores como frente a las pantallas. Estos lentes se encuentran disponibles en una amplia gama de materiales y diseños para atender a todos los pacientes mayores.

REFERENCIAS

1. UN. World Population Prospects: The 2017 Revision. 2017

2. Smith JA, Albeitz J, Begley C, Caffery B, Nichols K, Schaumberg D, Schein O. The epidemiology of Dry eye disease: Report of the epidemiology subcommittee of the international Dry eye workshop (2007). Ocular Surface 2007;5(2):93-107.

3. Sebag, J. Envejecimiento del vítreo. En: Fisiología del ojo, cap. 9, pp. 319-325, Hart, W. M. Jr. ed., Mosby/Doyma, Madrid (1994).

4. Fricke TR, Tahhan N, Resnikoff S, Papas E, Burnett A, Ho SM, et al. Global prevalence of presbyopia and vision impairment from uncorrected presbyopia: systematic review, meta-analysis, and modelling. Ophthalmology. 2018;125(10):1492-9.

5. Informe mundial sobre la visión. Organización Mundial de la Salud. 2020

6. Waddell A, Heseltine E, editores. Vision 2020 global initiative for the elimination of avoidable blindness: Action plan 2006-2011. Ginebra: World Health Organization Press; 2007.

7. Centers for Disease Control and Prevention. National Diabetes Statistics Report: Estimates of Diabetes and Its Burden in the United States, 2014. Atlanta, GA: U.S. Department of Health and Human Services; 2014.

8. https://trade.transitions.com/resources/public/10662/LightSensitivity_White%20Paper_WEB.pdf

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