Los usuarios de ordenador se quejan a menudo de problemas visuales y oculares. Astenopia es el término que generalmente se emplea para describir los síntomas relacionados con el esfuerzo visual como fatiga ocular, dolor de cabeza, dolor alrededor de los ojos, ardor y picor de párpados. La prevalencia de astenopia durante o después del trabajo con ordenador varía de 46,3% a 68,5%. Los errores refractivos no corregidos o hipocorregidos pueden contribuir al desarrollo de astenopia. Un error refractivo es un defecto ocular que se produce cuando la luz no se enfoca en la retina lo que conlleva a una disminución de la agudeza visual. Hay diferentes posibilidades para la corrección óptica de los errores refractivos incluyendo lentes oftálmicos, lentes de contacto y cirugía refractiva.
Por esto en la Universidad de Alicante se realizó una investigación con el fin de examinar la evidencia sobre la efectividad, seguridad y aplicabilidad de la corrección óptica de los errores refractivos para reducir y prevenir síntomas oculares en usuarios de ordenador.
Se realizaron búsquedas en el Registro Central Cochrane de Ensayos Controlados (CENTRAL), PubMed, Embase, Web of Science y OSH update hasta el 20 de diciembre de 2017. Se llevaron a cabo búsquedas en los registros de ensayos y se comprobaron las referencias de los estudios incluidos. Criterios de selección: Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) y ensayos cuasi-aleatorizados de intervenciones que evaluaron la corrección óptica en trabajadores de ordenador con errores refractivos, para prevenir o tratar la astenopia y su efecto en la calidad de vida relacionada con la salud. Recogida y análisis de los datos: Dos autores evaluaron de forma independiente la idoneidad de cada estudio y el riesgo de sesgo, y extrajeron los datos. Cuando fue apropiado, se combinaron en un metaanálisis.
Resultados
Se incluyeron 8 estudios con 381 participantes. Tres ECA de grupos paralelos, tres ECA cruzados y dos ensayos cruzados cuasi-aleatorizados. Todos los estudios evaluaron lentes oftálmicos, no hubo estudios que evaluaran lentes de contacto ni cirugía. Siete estudios evaluaron lentes oftálmicos que disponían de al menos una zona con la potencia necesaria para ver nítidamente el ordenador, con o sin adición, en personas présbitas.
Seis estudios realizaron comparaciones entre tipos de lentes oftálmicos para ordenador, mientras que otro estudio comparó bifocales, trifocales y progresivos con una herramienta de autoevaluación ergonómica de las condiciones de trabajo. El octavo estudio comparó la corrección óptima del error refractivo con la corrección habitual en gafas. Dos estudios evaluaron lentes oftálmicos en personas con astenopia, mientras que el resto las adaptaron sin tener en cuenta la sintomatología. El riesgo de sesgo fue poco claro en cinco (falta información), alto en dos y bajo en un estudio.
La astenopia se midió como fatiga visual o una suma de la puntuación de los síntomas, pero no hubo estudios sobre la calidad de vida relacionada con la salud. Se midieron eventos adversos como dolor de cabeza, náuseas o mareo. Las puntuaciones medianas de astenopia al inicio del estudio fueron de alrededor del 30% de la puntuación máxima posible. Respecto a la comparación entre lentes progresivos para el ordenador y monofocales, un estudio no encontró diferencias considerables en la astenopia después de un año de seguimiento (diferencia de medias (DM) 0,23; intervalo de confianza (IC) del 95%: -5,0 a 5,4 en una escala VAS de 100 mm; evidencia de calidad baja).
En relación a los lentes ocupacionales con foco intermedio en la parte superior, estos produjeron una disminución de los síntomas de astenopia en comparación con los lentes progresivos de uso general en dos estudios (DME -0,49; IC del 95%: -0,75 a -0,23; evidencia de calidad baja), pero no de la puntuación de cefalea a corto plazo.
Se observaron pequeñas disminuciones similares con relación a los mareos. En el seguimiento a medio plazo, en un estudio el tamaño del efecto no fue estadísticamente significativo (DME -0,64; IC del 95%: -1,40 a 0,12). Tras un seguimiento de un año, un estudio no encontró diferencias relevantes en la astenopia entre los lentes ocupacionales y los monofocales (puntuaciones de cambio de DM 1,44; IC del 95%: -6,95 a 9,83 en una escala VAS de 100 mm, evidencia de calidad muy baja). En referencia a los lentes progresivos de uso general, un estudio no encontró diferencias considerables en el número de personas con astenopia que emplean estos lentes y los bifocales después de cuatro semanas de seguimiento (OR 1,00; IC del 95%: 0,40 a 2,50; evidencia de calidad muy baja).
Otro estudio no encontró diferencias considerables en la astenopia entre los lentes progresivos de uso general y las monofocales después de un año de seguimiento (puntuaciones de cambio de DM -1,79; IC del 95%: -11,60 a 8,02 en una escala VAS de 100 mm, evidencia de calidad muy baja). Un tercer estudio evaluó la fatiga visual y no encontró diferencias en la severidad entre los lentes progresivos de uso general y los trifocales (DM -0,50; IC del 95%: -1,07 a 0,07; evidencia de calidad muy baja) ni en la frecuencia (DM -0,75; IC del 95%: -1,61 a 0,11; evidencia de calidad muy baja). Un último estudio encontró que los lentes progresivos para ordenador redujeron la puntuación total de astenopia más que una autoevaluación ergonómica con los propios lentes habituales (DM -8,9; IC del 95%: -16,47 a -1). Por último, se evaluó la calidad de la evidencia disponible como baja o muy baja debido al riesgo de sesgo, la inconsistencia en los resultados y la imprecisión en los estudios incluidos.
Conclusiones
Existe evidencia de calidad baja a muy baja que los lentes progresivos para ordenador no disminuyen considerablemente los problemas oculares o dolores de cabeza comparando con otros lentes (bifocales, trifocales, monofocales). Los lentes progresivos para ordenador pueden ser ligeramente mejores que los progresivos de uso general a corto plazo, pero no a medio plazo; no existiendo datos sobre el seguimiento a largo plazo. La calidad de la evidencia es baja o muy baja y por tanto se tienen incertidumbres sobre sus conclusiones. Se necesitan estudios con un mayor número de participantes, una correcta aleatorización, métodos de medida validados y un seguimiento a largo plazo, al menos un año, para mejorar la calidad de la evidencia.
Fuente: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6887268
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