Los lentes esclerales emergen como una alternativa de corrección óptica para córneas altamente irregulares, y a su vez son opción de adaptación en patologías como ojo seco severo, en un uso terapéutico y rehabilitador de la superficie ocular.
Su principio de adaptación se basa en generar un espacio entre la córnea y la superficie posterior del lente, denominado bóveda, y el diámetro mayor le permite descansar sobre la conjuntiva bulbar que cubre a la esclera.1,2
Dirigiendo la atención a esta bóveda, el espacio que la conforma es llenado con solución salina y se mezcla con la lágrima del paciente; por lo tanto, la cuestión es: ¿qué pasa en este sistema acuoso gigante? afecta acaso la fisiología de la superficie corneal? Ver figura 1.
Figura 1. Bóveda de lente escleral. La región que se observa de color verde por la fluoresceína, representa el espacio entre la cara posterior del lente de contacto y la córnea. Tomado de: https://www.clspectrum.com/archive/2016/October/supp/images/cls_oct_s701.jpg
En términos generales, el lente escleral se mantiene en yuxtaposición con la superficie corneal a través de las fuerzas de succión sub-atmosféricas y así queda atrapado el fluido de la bóveda entre el lente escleral, la córnea y parte de la conjuntiva perilimbal. Si se tiene en cuenta que la mayoría de suministro de oxígeno para la córnea proviene del aire mismo, muchos investigadores tienen como hipótesis que el reservorio de una bóveda escleral de espesor amplio genera el riesgo de inducir hipoxia, más que todo central. Sin embargo, no ha existido consenso al respecto ya que este tema aún es objeto de desmitificación por parte de otros investigadores. Adicionalmente, el gran diámetro de estos lentes hace que descanse sobre la conjuntiva bulbar como se dijo anteriormente, este hecho incrementa la posibilidad del efecto de succión debido a la menor presión por debajo del lente, comparada con la presión atmosférica, es decir por el diferencial de presiones. Lo cierto es que, se puede producir un estancamiento del líquido de la bóveda, evitando el adecuado intercambio lagrimal en toda esta zona, siendo probablemente el escenario que conlleva a complicaciones inflamatorias debido a la acumulación de productos metabólicos de desecho.3
Con el interés en este tema, Tse et al (2019) diseñó un estudio que permitiera determinar el intercambio lagrimal en lentes esclerales, para estos efectos se redefinió el concepto de intercambio, como aquel fluir de lágrima no cubierta por el lente escleral y el reservorio post lente escleral. Dicho esto, se analizaría la verdadera dinámica lagrimal con este tipo de lente de contacto. Para el desarrollo del estudio, se tuvieron en cuenta diferentes reservorios, materiales y formas de adaptación. La conclusión emanada del proyecto, es que la dinámica lagrimal existe en las primeras 5 horas de uso del lente de contacto, y prácticamente se detiene después de este tiempo en un tercio de los pacientes participantes. La causa de este hecho se atribuyó al asentamiento del lente que como sabemos, va disminuyendo con el tiempo de uso y con los efectos de succión mencionados anteriormente.4
Partiendo de lo anterior, viene otro aspecto relacionado con la bóveda, y es la presencia del muy conocido signo denominado “nubosidad del medio día”, esta complicación se piensa que ocurre en aproximadamente el 20% o 30% de los usuarios de lentes esclerales. Esta nubosidad resulta de la formación de materia particulada que queda atrapada en la bóveda del lente. Los pacientes que experimentan este signo, en general lo describen como una disminución de la visión comparada con la presencia de neblina que va empeorando a medida que transcurre el día. Este síntoma molesto es aliviado únicamente mediante el retiro del lente, limpieza profunda y llenándolo con nueva solución salina. Para quienes experimentan este fenómeno, es bastante incómodo, ya que el retirarse e insertar nuevamente el lente demanda tiempo, sin contar la dificultad que viene implícita en el manejo especial y cuidadoso de los lentes esclerales. La composición de estas partículas aún es objeto de estudio. Por este motivo, Postnikoff et al (2018) en el intento de descubrir la composición de las partículas de esta complicación, descubrió que entre lo que se pudo identificar, se observó la presencia de leucocitos, especialmente neutrófilos, sobre todo en aquellos usuarios de lentes esclerales con bóvedas grandes, y estas bóvedas mayores correspondían a pacientes con queratocono donde se presentan estas claridades amplias para poder mantener liberada la córnea de contacto con el lente.1
Hasta aquí dos puntos de reflexión con respecto a la nubosidad del medio día: en primer lugar, si la hipoxia se genera en verdad por el espesor de la bóveda, podría contribuir a la aparición de edema y a su vez nublar la visión; por otro lado, las partículas inflamatorias encontradas explicarían la reacción que se presenta en este espacio y sería otra probable causa de esta complicación.
Conclusión
La bóveda del lente de contacto escleral es un espacio misterioso, esconde aspectos de la fisiología y desempeño del lente que aún está siendo objeto de estudio; por lo tanto, el profesional de la salud visual, debe contemplar de manera integral la adaptación de este tipo de lentes, más allá del resultado óptico-visual.
Referencias
1. Postnikoff CK, Pucker AD, Laurent J, Huisingh C, McGwin G, Nichols JJ. Identification of leukocytes associated with midday fogging in the post-lens tear film of scleral contact lens wearers. Investig Ophthalmol Vis Sci. 2019;60(1):226–33.
2. Vincent SJ, Alonso-Caneiro D, Collins MJ. Optical coherence tomography and scleral contact lenses: clinical and research applications. Clin Exp Optom. 2019;102(3):224–41.
3. Skidmore K V., Walker MK, Marsack JD, Bergmanson JPG, Miller WL. A measure of tear inflow in habitual scleral lens wearers with and without midday fogging. Contact Lens Anterior Eye [Internet]. 2019;42(1):36–42. Available from: https://doi.org/10.1016/j.clae.2018.10.009
4. Tse V, Tan B, Kim YH, Zhou Y, Lin MC. Tear dynamics under scleral lenses. Contact Lens Anterior Eye [Internet]. 2019;42(1):43–8. Available from: https://doi.org/10.1016/j.clae.2018.11.016